26/07/2025
Somos familias de niños que viven con diabetes tipo 1.
Desde que esta condición llegó a nuestros hogares, todo cambió. Cambió de golpe, sin darnos tregua.
Y lamentablemente, no solo afectó nuestra vida en casa, también fuera de ella. Y muchas veces, fue aún peor.
En muchas escuelas se nos han cerrado las puertas.
Nos han dicho que no pueden asumir "esa" responsabilidad, que no están capacitados, que no pueden poner la atención en un solo niño.
Como si nuestros hijos fueran una carga.
Como si su condición los hiciera menos merecedores del derecho de aprender, de convivir, de crecer, de soñar.
Y duele.
Duele mucho.
Pero duele más cuando uno cree —o quiere creer— que las escuelas son o deberían ser un lugar seguro, de convivencia, de empatía…
para todos los niños, sin excepción alguna.
Sí, nuestros hijos tienen una condición de vida diferente a la de los demás.
Su páncreas no produce insulina. Por eso deben monitorear sus niveles de glucosa constantemente, inyectarse insulina, comer a horarios específicos y, en ocasiones, pedir ayuda.
Sabemos que requieren ciertos cuidados.
Pero no son niños enfermos, ni incapaces.
Son niños con sueños, con inteligencia, con alegría, con una valentía enorme y un deseo de aprender.
Lo que ellos necesitan de sus maestros no es atención médica.
Necesitan empatía.
Necesitan comprensión.
Necesitan voluntad.
Necesitan que los vean con los mismos ojos con los que miran a cualquier otro niño… solo con un poco más de humanidad.
Como padres, no esperamos que sus maestro sepa todo sobre la diabetes, ni que resuelva.
Solo queremos que esté dispuesto a aprender, a acompañar, a preguntar, a tenernos en cuenta.
Estamos aquí siempre para resolver dudas.
Estamos completamente dispuestos, a estar al pendiente, a responder ante cualquier emergencia que pudiera presentarse.
Pero con todo el corazón, les pedimos: no les nieguen el derecho a la educación a nuestros hijos, por miedo o por desconocimiento.
La inclusión no se trata solo de aceptar.
La inclusión se trata de abrazar, con cariño, con ese amor que les dio por elegir su profecion.
ustedes tienen el poder de cambiar la vida de miles de niños.
Y si se lo permiten, pueden marcar la diferencia en la vida de un niño en especial…
cuando se actua con amor, y no con temor.
grandes cosas suceden.
no cierren puertas.
Ábranlas al conocimiento, al corazón, a la enseñanza.
detrás de cada diagnóstico hay una historia.
Hay una familia.
Y hay un niño que solo quiere ser tratado como los demás:
con igualdad, con empatia con respeto.
Gracias a las escuelas que nos han recibido con los brazos abiertos.
por su empatía, por su compromiso, y por el amor con el que ejercen su vocación.
Gracias por ser parte de nuestras vidas.
Con respeto,
Familias de niños que viven con diabetes tipo 1.
💙Hijos Especiales... Familias Extraordinarias 💙