
16/06/2025
El anticipo: más que dinero, es respeto
Dejar un anticipo no es solo una transferencia, una seña o un “para apartar mi cita”. Es mucho más que eso. Es un gesto simbólico que dice: confío en ti, respeto tu tiempo, valoro tu trabajo.
Cada diseño implica horas de planeación, dibujo y preparación invisible, el anticipo funciona como un compromiso entre dos personas: quien plasma la idea y quien la lleva en la piel. No es un simple trámite, es el primer trazo de la relación entre tatuador y cliente.
Cuando das un anticipo, no solo apartas una fecha, también empiezas a construir un vínculo. Le estás diciendo al tatuador o tatuadora: no estoy jugando, este proyecto es importante para mí. Y eso, créelo, se siente y se agradece.
Porque sí, hay quien cree que un tatuaje solo empieza cuando suena la máquina, pero la realidad es que todo comienza mucho antes. Desde la charla inicial, la referencia enviada a las 2 de la mañana, el cambio de idea a última hora, el ajuste del diseño… Todo eso ya es trabajo. Y trabajo que merece ser reconocido.
El anticipo protege a ambas partes. Al cliente le asegura su lugar y su atención exclusiva; al artista, le da certeza y estabilidad para trabajar con seriedad. Es también una barrera contra las cancelaciones sin aviso y contra el famoso “ahorita te confirmo”, que muchas veces nunca llega.
Y no es solo cuestión de dinero. Es un acto que demuestra compromiso, empatía y madurez. Porque confiar en alguien para tatuarte es profundo, pero que también confíen en ti como cliente, eso es recíproco.
Así que la próxima vez que te pidan un anticipo, no lo veas como un gasto, sino como una forma de decir: aquí estoy, en serio, vamos a crear algo chingón juntos.