05/07/2025
Fui otra, antes de ti.
Antes de tus silencios
y tus formas distintas de decir “te amo”
sin palabras,
sin gestos comunes,
sin manual.
Fui otra…
una mujer que no conocía
la fuerza de llorar sin que nadie lo sepa,
que no sabía que se podía tener miedo todos los días
y aun así levantarse,
peinarte,
hacer desayuno,
enfrentar el mundo
con los ojos hinchados
pero el alma en pie.
Hay magia en la rabia.
La que me tragué cuando los otros niños no te entendieron,
cuando las miradas juzgaron,
cuando me preguntaron con voz baja:
“¿y sí mejora?”
Y yo, por dentro, gritaba:
Él no tiene que mejorar,
el que tiene que cambiar es el mundo.
Pero no grité.
Te abracé.
Porque la rabia no me hizo daño,
me hizo madre.
Hay magia en la tristeza.
La que me inundó cuando no llegaban tus palabras,
cuando pensé que tal vez nunca me dirías “mamá”,
cuando deseé que el tiempo se detuviera
para no tener que explicarte al mundo
ni al mundo explicarte a ti.
Pero no huí.
Me quedé.
Porque la tristeza no me rompió,
me volvió raíz.
Hay magia en el miedo.
El que sentí al pensar en tu futuro,
en los “y si no puede”,
en los “y si no encaja”,
en los “y si yo no estoy mañana”.
Pero no paré.
Sigo caminando contigo,
a veces detrás,
otras delante,
pero siempre,
siempre a tu lado.
Desde que llegaste,
me convertí en algo que no sabía que existía:
un hogar con piernas,
una trinchera suave,
una guerrera con voz dulce.
Tu autismo no me hizo menos madre,
me hizo más humana.
Me volví abrigo,
escudo,
puente,
luz en tus días difíciles.
Hay magia en sentir rabia y no dañar, sentir tristeza y no huir, sentir miedo y no parar.
Y si otras madres leen esto,
que sepan que no están solas.
Que llorar está bien.
Que sentir rabia, tristeza y miedo
no las hace débiles.
Las hace reales.
Y en ese sentirlo todo
y seguir amando con todo,
ahí está la magia.
Ahí está el milagro.
Ahí estamos nosotras,
las mamás que aprendimos
que no se trata de cambiar a nuestros hijos,
sino de cambiar el mundo
para que los abrace como nosotros lo hacemos:
sin condiciones,
sin miedos,
sin huir,
sin dañar.
Solo amor.
De ese que se siente en los huesos.
De ese que nunca se rinde.
Mi Corazón es Azúl 💙