
21/08/2025
UNA HISTORIA DE TERROR 😈
El crujido de la madera vieja resonó, un lamento en la oscuridad. Elena se acurrucó, el corazón un tambor frenético. Miró la cuna, antes un símbolo de paz, ahora el centro de su terror.
Las sombras se habían materializado en monstruos. Un ser lupino emergió del pasillo, garras afiladas extendidas. Otro, diminuto y deforme, danzaba en la cómoda, su risa aguda taladrando el silencio. Pero el horror supremo residía en la cuna.
Era el monstruo de su hijo. Una masa informe, ojos vacíos, colmillos afilados, aferrada a la barandilla. Llegó una noche fría, cuando la respiración de su bebé cesó, y esta cosa tomó su lugar. La inocencia devorada.
Una bestia famélica, piel pegada a los huesos, irrumpió en la habitación, gruñendo a sus pies. Sus dientes brillaban, esperando órdenes de la criatura en la cuna.
Elena soltó un sollozo. Atrapada, obligada a presenciar el horror. El tiempo se detuvo, solo la respiración de los monstruos llenaba el aire. No había escape.
La criatura en la cuna gritó. El monstruo-lobo se abalanzó. La bestia a sus pies se tensó. Elena cerró los ojos, preparándose para el final. El dolor del alma pronto sería físico.
Su vida, una pesadilla sin despertar, un horror eterno. Elena, la madre fallida, condenada a vivir con los monstruos nacidos de su dolor. Sus fantasmas, sus demonios, su castigo.
Mientras las garras la alcanzaban, una verdad la golpeó: no eran los monstruos. Era el miedo en su interior, el mismo miedo que se llevó a su hijo.
Y era el miedo que la mataría.