
08/10/2023
LA MONJA II: LA NUEVA SECUELA ES MÁS VIOLENTA.
Desde la primera entrega, era una película que pretendía meterse en el universo Warren. Sin embargo, parece alejarse un poco más de su saga para intentar sobresalir por su propia cuenta y contarnos la historia dentro de su microuniverso.
La trama en vez de ir convergiendo en el terror, te muestra momentos de thriller y sustos innecesarios que se convierten clichés, como los largos pasillos en los que solo hay silencio. Esto se veía de forma repetitiva en la primera y en esta no se usa tantas veces, aunque siguen siendo abundantes y previsibles.
Tras llegar a la pantalla grande en el año 2018, el demonio Valak vuelve a tomar el aspecto de una monja, para continuar con la historia, saltando desde el año 1952 al 1956, en una progresión que parece acercarnos cada vez al momento en el que se encuentra con Ed y Lorraine Warren en los años 70. Eso sí, esta vez cambiando de ubicación, en vez de un convento en Rumanía están en Francia.
En la película son interesante las decisiones formales en cuanto a la cámara y la composición, destaca sobre todo como juega con los espacios, las luces y las sombras. No usa los elementos básicos y tópicos de la iglesia para generar terror todo el rato, pero si sabe usarlos cuando lo requiere.
Pudo haber sido más, sin embargo, tiene mucho que salvar en el apartado visual además de que no se trata de una película aburrida. No es la mejor de la saga pero tampoco es la peor para el público.
Columna de opinión, por Joselin Ledezma.