
18/04/2025
Después de una larga espera, la banda de metal sinfónico Epica ha publicado su novena placa discográfica, un disco que parece producido por ángeles, en el sitio más bello del cielo. Uno que también superó nuestras expectativas, y que nos mantuvo atentos de principio a fin.
Nos emocionó a partir de la primera canción, Cross The Divide, desde la introducción de la pista y hasta que termina, la segunda del álbum, Arcana, es una verdadera pintura, una obra de arte, una escultura tallada por dioses, entre los coros y la atmósfera teatral, misteriosa y hasta macabra, con la voz impresionante de Simone Simons, crean una melodía única.
Profesional, potente, este disco es por mucho una de las mejores caras que la banda nos ha mostrado, y ese sonido épico regresó en Darkness Dies In Light, una pista ligeramente saturada, pero nada de qué preocuparse.
Algo que nos fascinó de Aspiral, es que ninguna canción es, ni suena como las demás, son únicas, cuentan con una alta gama de contrastes compositivos, la instrumentación es esquisita, diversa, precisa y melódica de una forma indescriptible, el metal sinfónico en su pura esencia.
Y si en algún momento pensamos que bajarían su intensidad, Simone nos volvió a sorprender con Obsidian Heart, una de las que creemos, mejor reflejaron los tintes que su voz posee.
Las canciones son en general bastante largas, y honestamente es algo que al menos nosotros apreciamos mucho, porque hay ocasiones con otras bandas que apenas superan el par de minutos, y eso no te da tiempo de escucharla con calma para admirarla, porque termina casi cuando empezó.
Llegamos a Metanoia, que probablemente sea nuestra canción favorita, verdaderamente una pista única. Justo en ese instante, ya a mitad del disco te das cuenta de que ya pasaron cerca de cuarenta minutos sin que experimentaras ni una sola sensación de aburrimiento, y es justo el momento de empezar con las últimas reproducciones.
El novenos álbum de estudio de los neerlandeses contiene once canciones, que escuchamos en técnicamente una hora más que satisfactoria. En cuanto a la portada, aunque extraña, nos ha parecido perfecta.
Los colores, las sesiones fotográficas para la promoción, los guturales explosivos de Mark Jansen, esa voz angelical de su vocalista, las baterías que por alguna razón, percibimos más ordenadas y potentes que nunca, los estribillos generalmente contagiosos, y la estética digital casi perfecta, nos regalaron uno de los mejores discos de este año, sin duda.
Por último, el orden que también es importante, la forma en que acomodan cada canción una tras otra, es excepcional, abre y cierra con las emociones precisas, y eso es algo que lo vuelve un disco único.
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