14/12/2023
Cuento infantil de terror
( COCODRILO ) COCO
El cocodrilo se llamaba Coco. Era un cocodrilo malo que vivía en un pantano. Le gustaba atacar a los animales que se acercaban a beber agua. También le gustaba asustar a los humanos que se aventuraban en su territorio. Era el rey del pantano y nadie se atrevía a desafiarlo.
Un día, Coco vio a un niño que estaba pescando en la orilla del pantano. El niño se llamaba Nico. Era un niño bueno que le gustaba la naturaleza. Había ido al pantano con su abuelo, que le había enseñado a pescar. Nico estaba feliz porque había pescado un pez grande y bonito.
- ¡Mira, abuelo! - dijo Nico - ¡He pescado un pez!
- ¡Muy bien, Nico! - dijo el abuelo - ¡Eres un gran pescador!
- ¡Gracias, abuelo! - dijo Nico - ¡Eres el mejor abuelo del mundo!
Coco escuchó la conversación y se enfadó. No le gustaba que los humanos fueran felices en su pantano. Decidió que iba a atacar al niño y al abuelo. Se acercó sigilosamente por debajo del agua y se preparó para saltar.
- ¡Cuidado, Nico! - gritó el abuelo - ¡Hay un cocodrilo!
El abuelo vio a Coco y lo reconoció. Era el cocodrilo más temido del pantano. Había oído historias de sus ataques y de su crueldad. El abuelo cogió a Nico y lo alejó de la orilla. Pero Coco saltó y los alcanzó. Mordió al abuelo en la pierna y lo arrastró al agua.
- ¡Abuelo! - gritó Nico - ¡No!
- ¡Nico! - gritó el abuelo - ¡Huye!
Nico vio cómo Coco se llevaba a su abuelo y se quedó paralizado. No podía creer lo que estaba pasando. Quería ayudar a su abuelo, pero tenía miedo de Coco. No sabía qué hacer.
- ¡Ja, ja, ja! - se rió Coco - ¡Qué rico está tu abuelo! ¡Y tú serás el postre!
Coco soltó al abuelo y se dirigió a Nico. El abuelo estaba herido y sangraba. Nico vio que aún respiraba y sintió una esperanza. Tal vez podía salvarlo. Pero tenía que enfrentarse a Coco. Tenía que vencer su miedo.
Nico recordó que tenía un cuchillo que le había regalado su abuelo. Era un cuchillo de pescar, pequeño pero afilado. Lo sacó de su bolsillo y lo sostuvo con firmeza. Luego, se puso delante de su abuelo y miró a Coco a los ojos.
- ¡No! - dijo Nico - ¡No te dejaré!
- ¡Qué valiente! - dijo Coco - ¡Qué tonto!
Coco se lanzó contra Nico, pero este lo esquivó y le clavó el cuchillo en el ojo. Coco aulló de dolor y se echó hacia atrás. Nico aprovechó la oportunidad y cogió a su abuelo. Luego, corrió hacia el coche que estaba aparcado cerca. Subió a su abuelo al coche y arrancó. Se alejó del pantano lo más rápido que pudo.
- ¡Nico! - dijo el abuelo - ¡Lo has logrado!
- ¡Abuelo! - dijo Nico - ¡Estás vivo!
- ¡Gracias, Nico! - dijo el abuelo - ¡Eres un héroe!
- ¡Gracias, abuelo! - dijo Nico - ¡Eres un guerrero!
Nico condujo hasta el hospital más cercano y dejó a su abuelo en manos de los médicos. Le dijeron que se recuperaría pronto y que no tenía que preocuparse. Nico se sintió aliviado y feliz. Había salvado a su abuelo y había escapado de Coco.
Pero Coco no se había rendido. Estaba furioso y herido. Quería vengarse de Nico y de su abuelo. Así que siguió el rastro de sangre que habían dejado y salió del pantano. Se dirigió al hospital donde estaban Nico y su abuelo. Estaba decidido a acabar con ellos.
Coco llegó al hospital y entró por una ventana. Buscó la habitación donde estaba el abuelo y la encontró. Vio que el abuelo estaba dormido en una cama y que Nico estaba sentado a su lado. Coco se acercó sigilosamente y se preparó para atacar.
- ¡Cuidado, Nico! - gritó una enfermera - ¡Hay un cocodrilo!
La enfermera vio a Coco y lo reconoció. Era el cocodrilo más temido del pantano. Había oído historias de sus ataques y de su crueldad. La enfermera cogió una jeringa y se la clavó a Coco en el cuello. Era una jeringa con un tranquilizante. Coco se quedó dormido y cayó al suelo.
- ¡Enfermera! - dijo Nico - ¡Nos has salvado!
- No hay de qué - dijo la enfermera - Estaba pasando por aquí y vi que estaban en apuros. ¿Quién es ese malvado que los ha atacado?
- Es Coco - explicó Nico - El cocodrilo malo que vive en el pantano.
- Eso no está bien - dijo la enfermera - Vamos a detenerlo.
La enfermera llamó a la policía y les contó lo que había pasado. La policía llegó y se llevó a Coco. Lo metieron en una jaula y lo llevaron a un zoológico. Allí lo encerraron en un recinto con otros cocodrilos. Coco nunca más pudo salir del zoológico ni hacer daño a nadie.
- Gracias, policía - dijo Nico - Eres nuestro héroe.
- No hay de qué, Nico - dijo la policía - Eres nuestro amigo.
- Gracias, policía - dijo el abuelo - Eres nuestro salvador.
- No hay de qué, abuelo - dijo la policía - Eres nuestro admirador.
- ¿Y ahora qué? - preguntó Nico.
- Ahora, vamos a celebrar - dijo el abuelo - Vamos a comer helado de pez.
- ¡Sí! - dijo Nico.
Y así, Nico y su abuelo se fueron a comer helado de pez, felices y contentos. Y Coco se quedó en el zoológico, triste y solo. Y todos vivieron felices para siempre.
FIN
