Confesiones Anonimas 24 horas #2

Confesiones Anonimas 24 horas #2 Cuenta principal 🥰🥰🥰🥰

27/11/2025

Mis abuelos fueron hermanos de 🩸 . Eso siempre me lo contaron como un rumor, como una historia prohibida que nadie se atrevía a confirmar, hasta que un día, siendo yo adolescente, escuché a mi mamá discutiendo con mi tío y ahí lo supe: era verdad. Ellos se enamoraron cuando vivían en un pueblito pequeño donde todo el mundo se conocía, donde no había secretos y donde cualquier chisme podía arruinar una vida entera. Mi abuelo tenía 22 años y mi abuela 19 cuando empezaron a verse a escondidas, porque sabían que lo que estaban haciendo iba a ser un escándalo enorme. Eran hermanos por su padre.

El escándalo surgió cuando un vecino los vio tomados de la mano en el camino de la iglesia y se regó la voz por todo el pueblo. Los insult”r0n, les cerraron las puertas, los curas los señalaron, la misma familia los apartó como si fueran un pecado caminando. Mi abuelo, cansado de todo eso, tomó la decisión de llevársela a la ciudad más cercana, a dos horas. Llegaron con lo que podían cargar en una maleta vieja y empezaron desde cero, sin volver a ver a nadie del pueblo.

En la ciudad, nunca se casaron formalmente, pero vivieron como marido y mujer. Él trabajó toda su vida como albañil, aprendió a levantar casas, y poco a poco construyó la suya propia en un terreno que compró con años de esfuerzo. Mi abuela se dedicó a la costura, cosía ropa para el barrio entero para ayudar a sostener la casa. Nadie que los conoció en la ciudad supo jamás que eran hermanos.

De esa relación nacieron dos hijos: mi mamá y mi tío. Mi mamá creció fuerte, trabajadora, criada a punta de disciplina. Mi tío, en cambio, fue más rebelde, siempre reclamándole a mis abuelos por haberlos traído al mundo “con pecado encima”, como él decía en sus días de rabia. Mi abuela lloraba cada vez que él decía eso, pero nunca se defendía.

El secreto se mantuvo dentro de la familia durante décadas. Mis abuelos vivieron juntos más de cincuenta años. Cuando mi abuela enf3rmó, mi abuelo fue quien la cuidó día y noche, sin despegarse un solo minuto de su cama. Ella partió primero, y él dos años después, dicen que por tristeza, porque desde que ella no estaba dejó de caminar, dejó de comer y dejó de hablar de futuro.

Lo curioso es que todos nosotros —los hijos de mi mamá y de mi tío, los nietos, los bisnietos— salimos completamente sanos. Ninguno heredó complicaciones ni enferm3dad3s raras. Nuestra familia ha sido fuerte, trabajadora, con vidas relativamente normales. A veces mi mamá decía que era como si Dios hubiera querido corregir lo que ellos hicieron, pero sin castigarnos a nosotros.

Yo tengo 65 años y hoy puedo contar esta historia sin miedo porque ya todos los involucrados partieron con Dios. Y porque crecí entendiendo que, aunque fue un amor prohibido, ellos se amaron de verdad, y esa fue la verdad que marcó el origen de nuestra familia. Un origen que casi nadie se imagina cuando nos ve.

26/10/2025

Desde el primer mes de relación supe que él seguía escribiéndose con su ex. No eran mensajes comprometidos, pero sí de esos que uno sabe que no deberían estar ahí. Me dijo que solo hablaban como amigos, que ella estaba en otro país y que nunca la había podido bloquear porque habían quedado en buenos términos. Le creí, o más bien me hice la que le creía. Porque me gustaba, y yo también venía de una ruptura reciente y no quería empezar a desconfiar desde el inicio.

A los cuatro meses, supe que se veían cuando ella venía de viaje. Él me juró que solo se tomaron un café para cerrar ciclos, que no pasó nada, que me amaba a mí. Yo ya no podía decir que no sabía. Pero aun así, me quedé. Me acostumbré a vivir con la duda y a callar por miedo a perderlo.

Después vino lo de las llamadas a escondidas. A veces se metía al baño, a veces salía a “hablar con su jefe”. Un día le revisé el historial y vi un número frecuente que no tenía guardado. Llamé desde mi número y escuché su voz. Era ella. Me colgó. Le pregunté, se molestó por invadir su privacidad, me dio vueltas, lloró, se justificó. Y yo, otra vez, fingí que no era tan grave. Que mientras él siguiera durmiendo conmigo, yo podía ganar.

Pasaron tres años. Tres años de sabérmelo todo y fingir que no. Me convertí en la que tenía que fingir que no dolía. Cada reunión familiar donde me veían con cara de lástima, cada vez que él llegaba más tarde, cada historia que yo veía en silencio desde una cuenta falsa. Él me decía que me amaba, y yo le decía que sí, que lo sabía, aunque sabía que mentía.

La última vez fue la peor. Llegó con la camisa manchada de labial. Me miró a los ojos y me dijo que era de una compañera de trabajo que lo abrazó de despedida. Ya no discutí. Me fui al cuarto, cerré la puerta, me acosté a llorar y esa noche dormí como si llevara años sin dormir. Al día siguiente, empacó sus cosas sin que yo le dijera nada.

No lo eché. No lloré. No reclamé. Solo me quedé ahí, en silencio, sabiendo que durante años yo también fui parte del engaño porque yo sí lo sabía, pero me hice la que no.

26/10/2025

Desde los 17 años estuve con el mismo hombre. Nos conocimos porque era vecino de mi prima y no pasó mucho tiempo antes de que empezáramos a salir. A los seis meses ya dormía más en su casa que en la mía. Mi mamá me advirtió que estaba jugando a ser adulta, pero yo me sentía enamorada y convencida. A los 18 quedé 🤰🏻. Mis papás me dejaron de hablar por un tiempo, pero me fui a vivir con él sin pensarlo. Dejó su trabajo como ayudante de construcción y empezó a vender verduras en la plaza para que no me faltara nada, pero no alcanzaba ni para la mitad.

A los 20 ya tenía dos hijos. El segundo 🤰🏻 fue más difícil. Él había vuelto al trabajo formal, pero yo me quedaba todo el día en casa. No tenía amigas, no salía, no estudiaba, no hablaba con nadie que no fuera él, su mamá o mis hijos. Cocinaba, lavaba, cuidaba, repetía. Cada día era idéntico al anterior. Los fines de semana eran para lavar más ropa, preparar más comida y aguantar las visitas de familiares que solo llegaban a criticar cómo vestía o si tenía limpia la casa. Cumplí 21 años sin haber ido nunca a una discoteca.

Durante los años siguientes intenté adaptarme. Le pedí varias veces estudiar de noche, pero él decía que era innecesario. Le dije que quería trabajar, aunque fuera medio tiempo, pero me recordaba que cuidar niños ya era suficiente trabajo. Me propuse aprender repostería por internet, pero no tenía celular propio. A los 25 ya me sabía de memoria las caricaturas que veían mis hijos y no recordaba la última vez que me había comprado algo para mí. Mis únicas salidas eran al médico o al supermercado.

A los 28 empecé a escaparme a casa de una vecina en las tardes. Ella me prestaba el celular para escuchar música. Me hablaba de la vida nocturna, de los conciertos, de los bares. Me ayudó a teñirme el cabello por primera vez y me llevó a su trabajo como mesera. La primera vez que salí con ella fue un viernes. Me puse un pantalón que no usaba desde hacía años. Me pinté los labios y no avisé en la casa. Cuando llegué de madrugada, él ya no me habló. Esa semana dormimos en silencio.

A los 30 me fui. Dejé a los niños con él y me mudé a una habitación alquilada. Tenía ahorrado lo justo para sobrevivir un mes. Conseguí trabajo en un bar atendiendo en las noches. A los 20 días ya tenía otro grupo de amigas, otra rutina, otra vida. Él me buscó para decirme que estaba arruinando a mis hijos. Me bloqueó cuando le dije que no pensaba volver. Su mamá fue la que se encargó de criarlos mientras él trabajaba. Yo nunca pedí verlos, ni ellos me buscaron. Siempre estuvieron con él.

Pasaron los años. Cambié de ciudad, viví en Medellín, luego en Cartagena. Me fue mejor de lo que imaginaba. Pude montar mi propio negocio de cócteles para eventos. A los 37 volví a tener contacto con uno de mis hijos, el mayor. Me escribió por redes. Nos vimos dos veces, hablamos un poco. Le ofrecí ayuda, pero no la aceptó. El otro nunca me ha buscado. Y no lo culpo.

Hoy tengo 45 años. No tengo pareja ni hijos a mi cargo. Vivo sola, viajo cuando quiero, salgo cuando me da la gana. Trabajo con marcas, hago eventos, tengo amigos. Nunca me he arrepentido. No fui feliz siendo madre ni esposa. Me encerré en una vida que no pedí, pero me salí a tiempo. Y sí, sé lo que piensan, pero a mí no me importa.

19/10/2025

Anónimo porfa mi historia espero y no me juzguen tanto 😬tengo 29 años soy madre soltera de 3 hijas la mayor de uno que ni encuenta que tiene hija y las 2 chiquillas de otro pero que muy de vez en cuando me da $$ hace 4 años que me separé y de ahi me e dedicado solamente a trabajar para sacarlas adelante que no les falte nada pero aún así son demasiado los gastos me conseguí un suggar que me apoya económicamente y solo le mando una que otra fotillo y hablarle bonito es buena persona siempre me apoya cuando necesito no me pide que tengamos relaciones ni nada de eso porque a apesar de que tuve 3 embarazos nise nota estoy bonita delagada y bonito cuerpo y pues es lo único que le me pide total desde que me separé nunca salí ni estuve con nadie hasta que en mi anterior trabajo me invitó a salir un compañero el también está separado y tiene 2 hijas no toma no fuma hace ejercicio no sale tiene otro trabajo aparte todo bien salimos 2 veces y ya en la 3er cita si tuvimos relaciones la vdd si la pasábamos muy bien pero los 2 quedamos en que no era nada formal solo íbamos a salir para eso y pues para mí perfecto ,en una salida de esas yo hablé de más y le conté del suggar🤦🏻‍♀️ y el me dijo que estaba bien que cada quien dije a bueno no pasa nada pero después el empezó como a tener más sentimientos por mí y yo no yo soy más fría así me hicieron😔me mandaba más msjs y si no le contestaba me marcaba y preguntaba en donde estaba y con quién y ya en una de esas si le dije que no tenía porque darle explicaciones si no éramos nada y de ahí se agarró me empezó a decir que si quería algo más serio con migo me pidió que fuera su novia yo no estaba segura la vdd sentía que no estaba lista para formalizar pero el me siguió insistiendo al último me convenció y fue ahí cuando ya le tenía que avisar si salía a donde iba eso fue lo primero después tocó el tema del suggar y ahí si le dije que yo no pensaba dejarlo y esque yo necesito ese $$ y ahí fue cuando me dijo que entonces nos viéramos de vez en cuando y que el conocía a un señor con mucho $$ que si yo quería el le podia pasar mi # yo le dije que no que otro si me va a pedir co..GEr total se terminó el noviazgo derrepente 😆 pero me dijo que si nos podemos ver de vez en cuando y osea si me gusta si me trata bien nos llevamos bien pero nosé la vdd si me da miedo volver a fallar en otra relación también hizo sentir mal eso de pasarle mi # a otro y si dejo al suggar y no funciona voy a perder esa entrada de $$ por nada ya no se que hacer ayuda!!😩🤯

16/10/2025

Mi exnovia me pidió vernos después de que saliera del trabajo, ella y yo terminamos debido a inseguridades, reclamos, peleas e infidelidades “pequeñas” el punto es que fui a verla y tras sesiones de psicólogo he cambiado mi forma de pensar y mi persona, estuve en su cuarto y comenzamos a platicar sobre qué hemos hecho durante nuestro tiempo separados (pensábamos volver con el tiempo) charlamos y volvimos a enamorarnos pero para esto ella había descargado tinder (como broma) y supuestamente no pasó nada con nadie, llegó el momento de despedirnos y mientras ella bajaba al baño yo de manera un poco tóxica revisé su celular y abrí su whatsapp (lo sé estuve mal) encontré que hablaba como con 6 hombres y a todos y cada uno les decía “papi” sentí un n**o en la garganta porque mientras estuvimos juntos me miraba con ojos de amor y después de mucho tiempo me dijo “te amo, quiero que regresemos a estar juntos” después de eso le pregunté que si había hablado con alguien más y me lo negó todo, debería actuar con amor o con la cabeza fría

30/09/2025

No quería escribir mi historia, pero me siento desesperada. Cuando entré a trabajar conocí a un hombre súper educado y atento conmigo. Según él, su expareja —con la que había convivido 10 años— lo había traicionado. Al principio no le creía, pero después de un año de su separación me fui a vivir con él. Mi hija de 5 años no lo aceptaba, aunque luego él se la fue ganando.

Después de 2 años de relación resulté 🤰🏻, algo que me sorprendió porque tengo ov@rios pol!quíst!cos. Mi pareja me decía que dejara el trabajo, que él me iba a mantener, pero yo no quería porque no deseaba repetir lo que me pasó en mi 🤰🏻 anterior. Me aseguró que todo iba a salir bien, que nada malo iba a pasar. Lo pensé dos meses y finalmente renuncié. A los días de haber renunciado, él cambió totalmente: su mirada era pesada, su actitud conmigo cambió. Él tiene 2 hijos de su anterior matrimonio y un día, cuando regresó de llevarles la pensión, le vi la espalda arañada; me dijo que no era nada. Me escondía cuánto ganaba, decía que su celular era privado, chateaba con mujeres en TikTok y seguía a muchas. Un día le encontré fotos de mi hermana con su vestido de 15 años. Le pregunté por qué las tenía y no me supo responder. Él tiene 36 años y yo 34.

Llegaba a casa después del trabajo de mal humor, y yo le tenía la casa limpia, la ropa y la comida caliente, hasta la ropa lista para que se cambiara. La casa es mía. Cansada de todo eso, le dije que cada quien por su lado, pero yo no quería estar lejos de él. En la madrugada, cuando la nena lloraba, él decía gros3rí@s y se despertaba súper molesto. Recuerdo que estando 🤰🏻 me dijo que hacía las cosas fingidas y que estaba conmigo solo por la nena.

Él se fue de la casa porque yo le pedí que se fuera. Después le pedí que regresara, pero ya no quiso. Me dijo que solo quería llegar una vez a la semana para tener int!m!d”d, así de claro. No acepté. Me vine a casa de mi mamá con mis hijas porque no quería estar en mi casa. Tenía un pequeño negocio, pero iba a pique. Lloro todos los días. Cansada de todo, le propuse que se viniera a la casa de mi mamá —con el permiso de ella— mientras pasaban los dos meses que faltan de colegiatura de mi hija y luego en diciembre irnos a vivir a su casa. Me dijo rotundamente que NO. Dejé mi casa. Su ex me dijo que yo era su último “cacho”, que él era bueno para engañar.

No sé qué hacer. Me encuentro en un callejón sin salida. Ya me cansé de insistirle. Lo peor es que es feo y aun así se ha crecido. No sé qué hacer con mi vida. Tengo dos hijas y quiero sacarlas adelante.

21/09/2025

Yo tenía 19 años cuando mi papá ⚰️. La casa se llenó de gente, de llantos, de sillas plásticas y veladoras. Mi mamá se mantuvo fuerte todo el tiempo, o al menos eso creímos. No derramó ni una lágrima durante el velorio. Mientras yo intentaba consolar a mi hermana menor y revisar los trámites del entierro, ella solo se sentaba en un rincón, sin hablar mucho con nadie. Me pareció raro, pero lo justifiqué con el dolor. El día del entierro, cuando regresamos del cementerio, vi a un hombre esperándola frente a la casa. Ella bajó del carro, fue directo a él y lo abrazó. No fue un abrazo cualquiera. Fue largo. Fue de esos que uno da cuando extraña con el alma.

Esa noche me senté con mi tía a repasar lo que había visto. Le pregunté si conocía al hombre. Me dijo que sí, que era un viejo amigo de juventud de mi mamá, que alguna vez fue su novio antes de conocer a mi papá. Me dijo también que él siempre estuvo presente, en las sombras. Que cuando nosotros éramos pequeños, ese hombre llamaba de vez en cuando, y que alguna vez mi papá se enteró de esa “amistad” y hubo una discusión. Yo no recordaba nada de eso. Solo sabía que mi papá era un buen hombre, que adoraba a mi mamá, y que jamás la hubiera traicionado. Me quedé con esa sensación amarga en el estómago toda la noche.

Dos semanas después, mientras organizábamos las cosas de mi papá, vi un cuaderno dentro de un cajón de su ropa. Era un diario. No tenía fechas exactas, pero sí muchas palabras llenas de rabia y tristeza. Él sabía. Sabía que mi mamá seguía con alguien, que sentía que ya no era suficiente para ella. En una de las hojas escribió: “Estoy criando hijos en una casa donde ya no soy el hombre que ella ama.” Sentí que me faltaba el aire. Cerré el cuaderno y no dije nada. Lo guardé otra vez, como si nunca lo hubiera visto.

Mi mamá no tardó en reencontrarse oficialmente con ese hombre. Un mes después, ya lo había invitado a cenar a la casa. No a escondidas. A la casa de mi papá. Mi hermana y yo nos mirábamos sin entender cómo estaba ocurriendo todo tan rápido. Él llegó con un perfume demasiado fuerte, una sonrisa de más, como si nada. Y mi mamá… actuaba como una adolescente. Le servía la comida con cuidado, se reía de cada cosa que decía. Yo no comí esa noche. Me subí a mi cuarto, y cerré la puerta. A los pocos días, ella me sentó y me dijo: “Tú no sabes lo sola que me sentí tantos años.” No le respondí. Solo pensé en mi papá.

Hoy, casi dos años después, ella sigue con él. Se fueron a vivir juntos. Mi hermana no le habla. Yo la trato por compromiso, pero no hay respeto.

21/09/2025

Nunca sentí que mi casa fuera un refugio. Desde niña, crecí viendo cómo mi papá le 🤛🏻 a mi mamá por todo. Ella, resignada, decía que era mejor soportar por los hijos. Mi hermano mayor se fue apenas pudo, y yo me quedé sola con ellos. A los 17, empecé a salir con un hombre 15 años mayor que yo. No lo amaba, pero me ofrecía algo que en mi casa no tenía: silencio, respeto, tranquilidad. Cuando me propuso vivir juntos, acepté sin pensarlo mucho.

Al principio, fue difícil. Él tenía sus manías, yo las mías, y a veces me preguntaba si había hecho bien en irme tan joven. Pero luego comparaba mi nueva vida con la anterior, y me convencía de que no estaba tan mal. Me trataba con cariño, nunca alzaba la voz, y hasta me preparaba café en las mañanas. Yo no sabía lo que era eso. En casa, los desayunos eran puro reclamo. Con él, podía estar en pijama todo el día sin sentirme juzgada.

Después de un año juntos, quedé embarazada. Él estaba feliz. Yo… confundida. Tenía apenas 19 años, no había terminado el colegio, no tenía un rumbo claro. Pero al ver su emoción, decidí seguir adelante. A los ocho meses, nos casamos por lo civil. Fue una ceremonia sencilla, solo con unos cuantos amigos suyos y mi tía, que fue la única de mi familia que me apoyó. Nadie más fue. Mi mamá dijo que no podía dejar la casa sola y mi papá ni respondió.

Nuestra hija nació una madrugada lluviosa. Él lloró cuando la tuvo en brazos. Desde entonces, he vivido una calma que desconozco si es felicidad o simplemente estabilidad. Él trabaja, llega temprano, me ayuda con la niña, no tiene vic!0s, no sale con “amigos”, y siempre me pregunta si necesito algo. Yo no puedo decir que lo amo… no de la forma en que se ve en novelas. Pero tampoco puedo negar que hasta ahora, no me ha fallado.

A veces me pregunto si tomé el camino correcto. Si debí esperar, conocer a alguien con quien realmente sintiera mariposas. Pero cuando veo a mi hija dormir tranquila, sin gritos en la casa, sin miedo, pienso que tal vez esta vida, aunque no era la que soñé, es la que necesitaba.

14/09/2025

Me enteré de que mi esposa me engañaba con un hombre que vivía a solo cinco cuadras de mi casa. Era un albañil que alquilaba una pieza con baño compartido, un lugar que apenas servía para dormir, y sin embargo ella prefería ir allá que estar conmigo. No teníamos hijos, no había nada que nos amarrara más allá del amor que yo juraba que existía, y eso lo hizo aún más humill@nte.

El día que confirmé la traición fue un viernes. Yo regresé antes de la oficina porque se había cancelado una reunión y la vi de lejos doblando hacia esa calle. La seguí y la vi entrar por esa puerta verde despintada. No hubo dudas: la mujer con la que había compartido cuatro años de mi vida estaba enredada con un hombre que ni siquiera podía ofrecerle más que una pieza con un colchón en el suelo.

No armé escándalo. Me devolví a la casa, con la rabia hirviendo y las manos temblando. Llegué, abrí el clóset, saqué una maleta y empecé a empacar lo mío: ropa, zapatos, mis documentos, lo justo y necesario. Ella llegó dos horas después, oliendo a perfume barato mezclado con sudor. Se encontró la maleta lista en la sala y me preguntó qué pasaba.

Ahí no me contuve. Le dije directo: “Ya sé lo tuyo con el albañil. Ya sé dónde pasas las tardes mientras yo trabajo. No necesito que me expliques nada, porque lo vi con mis propios ojos”. Ella intentó negarlo, luego se quedó callada, bajó la cabeza y no dijo ni una sola palabra.

Y me fui. Desde ese día no volví a saber de ella, todo por medio de mi abogada . No sé si sigue con él o si ya lo dejó, pero lo cierto es que destrozó lo poco que teníamos por una aventura con un hombre que apenas y se podía mantener.

07/09/2025

Nunca pensé que mi propia mamá me dem@ndaría por alimentos.”ñ

Tengo 34 años y todavía no termino de asimilar lo que estoy viviendo. Actualmente estoy enfrentando un proceso porque mi mamá me dem@ndó por alimentos. Mi infancia con ella nunca fue fácil. Recuerdo que era una mujer distante, que apenas estaba en la casa, y que siempre decía que tenerme había sido un error. Nunca fue de dar cariño ni de preocuparse por mis estudios.

Cuando yo tenía 16 años, tomó una decisión que me marcó para siempre: se fue de la ciudad sin despedirse. Supimos después que se había ido con un hombre y nunca más regresó. Desde ese día, quedé a cargo de mi abuela paterna, que con sus pocos recursos trató de darme lo mejor. Gracias a ella no dejé el colegio, aunque tuve que trabajar en lo que fuera para ayudar con los gastos. Mientras mis amigas salían a divertirse, yo limpiaba casas o ayudaba en tiendas para poder aportar.

En esos años descubrí que me gustaba todo lo relacionado con la belleza. Con mucho esfuerzo logré inscribirme en un curso de cosmetología. Mi abuela me apoyaba con lo poco que tenía y yo completaba con lo que ganaba. Terminé mis estudios, y con ahorros y préstamos de bancos logré abrir un pequeño spa. Ese lugar se convirtió en mi orgullo, en el fruto de todo lo que había sufrido y trabajado.

Hace un año, cuando ya tenía un negocio estable y lograba sostenerme con dignidad, apareció mi mamá después de casi dos décadas. No vino a pedirme perdón ni a buscar una reconciliación sincera. Lo primero que me dijo fue que estaba enf€rma, que no tenía dinero y que yo debía responder por ella porque “soy su hija”. Yo me quedé helada. La escuché, pero dentro de mí solo sentía rabia. Pensé que era una conversación pasajera, que no iba a llegar más allá.

La sorpresa fue cuando, a los pocos meses, recibí la notificación de que me había dem@ndado por alimentos. Según ella, está en su derecho porque soy su hija y debo ayudarla. Lo que no dice en el juzgado es que fue ella quien me abandonó, que nunca estuvo en mis momentos importantes, que nunca invirtió un solo peso en mi educación ni en mi vida.

Hoy estoy cansada. No niego que me da impotencia ver cómo la ley parece darle más valor al simple hecho de que me dio la vida que a los años de abandono. No sé cómo termine todo esto, y la verdad tengo miedo.

07/09/2025

Tengo 40 años y dos hijos: un niño de 14 y una joven de 20 años. Mi esposo me abandonó cuando ellos eran muy pequeños y siempre los saqué adelante sola, como pude, arañando el pequeño sueldo que he tenido, luchando y sufriendo como nos pasa a muchas madres solteras. Nunca quise ponerles padrastro, porque por tantos casos que se han visto preferí proteger su integridad y esforzarme yo misma.

Una compañera de trabajo se dio cuenta de mi situación y me convenció de entrar en un negocio que resultó ser algo falso. Yo accedí pensando en darles una vida mejor a mis hijos, pero quedé sin nada, end€udad@. He pasado momentos que nadie se imagina. Hasta mis propios hijos me dieron la espalda: se fueron con una tía porque ella los convenció de que yo “gastaba en hombres” y por eso estaba así.

Aunque a veces pienso que quizá fue mejor, porque hay días en que yo no como y al menos me da tranquilidad que ellos sí lo hagan, me duele mucho estar sola en esta situación tan difícil. No tengo a nadie, permanezco encerrada, sin esperanzas.

05/09/2025

Hace 12 años tomé la decisión de irme a otro país a trabajar porque en mi ciudad no encontraba un empleo que me diera estabilidad. Mis papás habían fall€cid0 hacía poco y mis hermanos y yo habíamos quedado como dueños de la casa familiar. Antes de irme, hablamos de mantenerla, de arreglarla entre todos, porque era el único patrimonio que teníamos. Yo, confiado en que ellos harían las cosas bien, empecé a enviar din€ro cada mes para que se fueran haciendo mejoras. Pedí que pintaran, que arreglaran el techo, que cambiaran las ventanas y hasta para un pequeño local en el garaje.

Al principio me mandaban fotos de los arreglos, y yo feliz porque sentía que estaba invirtiendo en algo que nos iba a quedar a todos. Incluso dejé de ahorrar para mí, con tal de mandarles lo suficiente para que la casa se mantuviera bien. Mis hermanos me agradecían y yo sentía que estábamos unidos, aunque estuviera lejos. Pero con el tiempo dejaron de mandarme fotos, y cada vez que preguntaba me decían que todo estaba bien, que no me preocupara, que trabajara tranquilo.

El año pasado decidí regresar porque ya había juntado un poco y quería estar cerca de mi familia. La sorpresa me la llevé apenas llegué: la casa ya no existía. En el terreno había una construcción nueva que no tenía nada que ver con lo que yo conocía. Fui directo a preguntarles y ahí fue cuando me dijeron, sin rodeos, que habían vendido la casa. Según ellos, fue porque necesitaban plata y porque yo nunca estaba. Me quedé helado, porque además me enteré de que el din3ro que yo mandaba ya no lo usaron para lo que me decían.

Lo peor fue cuando pedí mi parte de la venta. Me respondieron que yo no tenía derecho a nada porque nunca firmé nada y que como estaba en otro país, “no me tocaba opinar”. Imagínense, yo que había mandado durante años para mantener esa casa, me quedé sin nada.

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