
01/07/2025
"𝙄𝙣𝙘𝙧𝙚𝙙𝙪𝙡𝙞𝙙𝙖𝙙: 𝙀𝙡 𝙑𝙚𝙣𝙚𝙣𝙤 𝙎𝙞𝙡𝙚𝙣𝙘𝙞𝙤𝙨𝙤 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝙁𝙚"
Marcos 9:24
Jesús no está buscando perfección en tu fe. Él está buscando sinceridad.
Este padre no escondió su lucha. Dijo con el alma abierta: "¡Creo! Pero ayuda mi incredulidad." Él reconoció que la fe y la duda pueden coexistir en el mismo corazón… pero que solo uno puede ganar.
La incredulidad no es que hayas dejado de creer en Dios. Es que estás dejando que los pensamientos ajenos a su carácter tomen espacio en tu mente.
Es esa voz que te dice: "¿Y si Dios no lo hace?" — "¿Y si me toca solo a mí?" — "¿Y si ya no vale la pena?"
Pero la fe verdadera no niega la duda. La enfrenta con oración, con la Palabra, con ayuno.
Porque no se trata solo de decir “yo creo”, sino de llevar cautivo todo pensamiento que quiera robarte la paz que viene de saber que Dios es fiel, poderoso y soberano.
Dios no se ha apartado. Él está esperando que corras hacia Él con el corazón en la mano y le digas con valentía:
"¡Creo! Pero necesito tu ayuda... porque estos pensamientos quieren hacerme dudar."
Y ahí, justo en ese punto de quiebre, donde la fe tropieza, pero no cae, es donde la gracia de Dios toma tu mano, te levanta y te fortalece.