24/07/2025
Festival Migrante Bajo Sombra: La Ausencia de Ureño Desata Críticas y Cuestiona la Gobernabilidad.
La reciente celebración del Festival Migrante en Jerez de García Salinas ha culminado, dejando tras de sí no sólo la esperada convivencia con nuestros connacionales, sino también un profundo malestar y severos cuestionamientos sobre el liderazgo y el compromiso de la administración municipal.
La figura central de esta controversia es el Presidente Municipal, Rodrigo Ureño Bañuelos, cuya participación en el evento ha sido descrita por amplios sectores de la ciudadanía y observadores locales como prácticamente inexistente, avivando la indignación pública y profundizando la crisis de confianza en su gobierno.
Fuentes cercanas a la organización y voces de la sociedad civil han denunciado con vehemencia la ostensible ausencia de Ureño Bañuelos en los actos centrales y de mayor relevancia del festival. En lugar de encabezar los esfuerzos de bienvenida y atención a nuestros migrantes, quienes con su esfuerzo y remesas sostienen gran parte de la economía local, el alcalde habría privilegiado, según los señalamientos, actividades de índole personal y de esparcimiento, desatendiendo así una de las citas más significativas para el municipio.
Esta actitud ha sido interpretada como un claro desdén hacia la comunidad migrante y un preocupante indicativo de la desconexión del edil con las prioridades de su pueblo.
La falta de liderazgo en el Festival Migrante es solo la punta del iceberg de una serie de acusaciones que pesan sobre la administración actual. El festival mismo, que prometía ser un punto de encuentro y celebración, ha sido calificado de “pésima organización”, con un notorio vacío en la programación y una limitada capacidad de convocatoria, salvo contadas excepciones impulsadas por iniciativas ajenas al ayuntamiento.
Esto sugiere una preocupante ineficiencia operativa y una falta de visión estratégica en la gestión municipal.
Más allá de la fallida gestión del festival, las voces críticas elevan el tono al señalar que la nula participación del alcalde en un evento de tal magnitud es un síntoma de un problema estructural más grave. Se reitera con insistencia la presencia endémica de prácticas como el nepotismo, la corrupción, el establecimiento de salarios desproporcionadamente elevados para allegados, y el amiguismo dentro de la estructura gubernamental.
Estas denuncias, lejos de ser aisladas, configuran un patrón de desvío de recursos y abuso de poder que, paradójicamente, no ha encontrado respuesta contundente ni en la Contraloría Municipal, a cargo de Octavio de la Torre, ni en la Auditoría Superior del Estado. La inacción de los órganos de fiscalización ante tales señalamientos solo exacerba la percepción de impunidad y agrava el deterioro de la institucionalidad en Jerez.
La pasividad y el aparente desinterés del Presidente Ureño en los asuntos torales de su administración, ejemplificados de manera cruda en el Festival Migrante, no solo minan la moral de la ciudadanía sino que también comprometen el futuro y desarrollo de Jerez de García Salinas. La pregunta que resuena con mayor fuerza entre los jerezanos es hasta cuándo la opacidad, la ineficiencia y la falta de compromiso seguirán siendo la tónica de un gobierno que, lejos de servir, parece haberse abandonado a intereses particulares, dejando a su suerte a una comunidad que clama por una gestión pública digna, transparente y, sobre todo, presente.
La exigencia de un despertar de este ayuntamiento y el inicio de un trabajo serio y responsable es ya un clamor ineludible.