24/07/2025
Dicen que criar hijos sola es difícil.
Y tienen razón.
Pero difícil no significa imposible.
Yo no nací cobarde.
Y aunque a veces lloro en silencio por las noches, en el día me seco las lágrimas y me levanto con más fuerza.
No tengo a nadie que me diga “yo te ayudo”.
No tengo a alguien que llegue con el pan por las tardes o que me abrace cuando todo sale mal.
Pero tengo dos razones por las que no me permito rendirme: mis hijos.
Si tengo que trabajar el doble, lo hago.
Si me toca aprender a hacer cosas que nunca imaginé, también lo hago.
Porque nadie va a venir a salvarnos.
Porque nadie conoce lo que cargamos.
Y porque yo no traje a mis hijos al mundo para que les falte amor, techo o comida.
Yo sola los voy a sacar adelante.
Con manos cansadas, con la espalda adolorida y con mil pensamientos en la cabeza.
Pero también con el corazón firme.
Porque tal vez no soy la madre perfecta…
Pero sí soy la que nunca se va.
La que no abandona.
La que está, incluso cuando todo se viene abajo.
Y un día, cuando ellos crezcan y recuerden todo esto, no van a decir que fue fácil.
Van a decir: “Mi mamá nunca se rindió por nosotros.”
Y con eso me basta.