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                                            Marcia siempre fue conocida en su barrio como una mujer obsesionada con la limpieza. Cada mañana, antes de que el sol terminara de salir, ya estaba en el patio trasero con su escoba en mano, recogiendo las hojas que caían sin descanso de aquel enorme árbol que cubría casi toda su casa. Pasaba horas barriendo, una y otra vez, como si con cada hoja que caía se jugara su tranquilidad.
Su familia la invitaba a desayunar juntos, a conversar o a salir de paseo, pero Marcia siempre encontraba una excusa: “Primero debo limpiar el patio, después veré”. Sus amigas también la visitaban, con la ilusión de invitarla al cine o a tomar un café, pero ella, con una sonrisa nerviosa, respondía: “No puedo dejar la casa sola, ¿y si se ensucia?”.
El tiempo fue pasando. Mientras los demás compartían risas y recuerdos, Marcia seguía barriendo hojas. Su vida giraba en torno al polvo, al orden y a ese árbol que parecía burlarse de ella arrojando nuevas hojas cada día.
Un día, su cuerpo ya no pudo más. Cayó en cama, débil y enferma. Desde su ventana, Marcia miraba aquel árbol que seguía dejando caer sus hojas, indiferente a sus esfuerzos. Entonces comprendió algo que nunca había querido aceptar: por más que se afanara, siempre habría hojas, siempre habría polvo, siempre habría algo que limpiar. Y mientras ella perseguía una perfección imposible, la vida se le escapaba.
Cuando finalmente recuperó sus fuerzas, Marcia tomó una decisión distinta. Guardó la escoba, se peinó con calma y aceptó la invitación de sus amigas. Volvió a reír, a caminar por el parque, a mirar a sus nietos jugar en lugar de mirar el suelo. Descubrió que la verdadera limpieza que necesitaba no era la del patio, sino la de su corazón.
Desde entonces, cada vez que veía caer las hojas del árbol, ya no suspiraba con fastidio. Sonreía, porque sabía que había cosas que nunca dejarían de repetirse, pero también había momentos que jamás volverían. Y esos, decidió no perderlos nunca más.
Moraleja:
Por más que limpies, siempre habrá polvo y hojas que caerán… pero el tiempo con tu familia y amigos nunca vuelve, disfruta los momentos con tus seres queridos mientras puedas.
Crédito a su autor                                        
 
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                         
   
   
   
   
     
   
   
  