18/10/2025
“NACÍ PRIISTA Y MORIRÉ PRIISTA”… AHORA DICEN “SOY MORENISTA HASTA LA TUMBA”
El eterno ciclo de la fe política en México: cambian los colores, pero no el sistema.
Durante décadas, miles de mexicanos se declararon orgullosamente priistas. Defendían al partido con pasión, convencidos de que gracias al PRI existían la paz social, el IMSS, el ISSSTE y los grandes proyectos nacionales. Ser priista no solo era una afiliación política, sino casi una identidad de vida.
Hoy, la historia parece repetirse, pero con un nuevo nombre y color. Los militantes y simpatizantes de Morena se asumen como herederos de la transformación, repiten con fervor su lealtad al movimiento y juran que seguirán firmes “hasta la tumba”. Discuten, se enfrentan, defienden lo indefendible… y mientras tanto, los de arriba siguen siendo los mismos beneficiados de siempre.
El sistema político mexicano cambió de logo, pero no de esencia. Los poderosos continúan enriqueciéndose, los discursos se reciclan y el pueblo sigue esperando la justicia social prometida en cada sexenio.
Quizás el verdadero problema no esté en los colores, sino en la costumbre de idolatrar al poder. Porque en México, muchos no votan por ideas, sino por fe… y esa fe, una y otra vez, termina siendo traicionada.