Historias de terror completamente reales

Historias de terror  completamente  reales manden sus historias serán leídas y plasmadas en la página!!

Título: “La presencia de mi tío Julián”Narrado por: Agustina RolónNo sé por dónde empezar. Tal vez porque todavía me cue...
06/07/2025

Título: “La presencia de mi tío Julián”
Narrado por: Agustina Rolón

No sé por dónde empezar. Tal vez porque todavía me cuesta aceptar que algo así me pasó. Siempre fui una persona lógica, escéptica incluso, hasta que lo viví. Hasta que la muerte de mi tío Julián cambió para siempre la forma en la que veo el mundo… o lo que hay más allá de él.

Él era el hermano de mi madre, soltero, introvertido, muy apegado a la casa familiar. Vivía en el fondo de nuestro terreno, en una casita que él mismo remodeló hace años. Cuando éramos chicos, mis hermanos y yo lo veíamos como el tío raro pero tierno, ese que hablaba poco pero sabía escuchar. Siempre estaba para nosotros.

Julián falleció de un infarto mientras dormía. Lo encontramos una mañana de octubre. Fue un shock, claro, pero al mismo tiempo una muerte serena. Tranquila. Sin sufrimiento. Al menos eso creíamos.

Después del velorio, mamá no quiso alquilar su casita. Decía que era mejor dejar todo como estaba. La puerta cerrada, las ventanas cubiertas. “Hasta que alguien de la familia la necesite”, repetía. Yo no pensaba mucho en eso. Seguía con mi vida… hasta que las cosas empezaron a ponerse raras.

La primera noche que sentí algo extraño fue dos semanas después del entierro. Me desperté sobresaltada a las 3:46 a.m., sin razón. Silencio total. Y entonces lo escuché: una tos. Seca, profunda. Exactamente igual a la de mi tío Julián. Provenía del fondo del terreno.

Me levanté. Caminé hasta la cocina y desde ahí vi por la ventana algo que me paralizó: la luz del baño de su casita estaba encendida. Nadie tenía llave, nadie había entrado desde que lo enterramos.

Le conté a mamá. Me dijo que probablemente fue un corto eléctrico, que me lo había imaginado. Pero yo sabía lo que vi.

Las semanas siguientes, todo fue en aumento.

Empecé a encontrar la silla del comedor corrida hacia el lado donde él solía sentarse. En mi pieza, se caían cosas sin explicación: una lámpara, un retrato, incluso libros que estaban bien acomodados. El aire cambiaba. De pronto todo se sentía denso, como si alguien respirara al lado mío.

Una madrugada, mientras pasaba por el pasillo para ir al baño, sentí claramente una mano apoyarse en mi hombro. Me di vuelta al instante. Nada. Nadie.

Empecé a tener pesadillas. Siempre con él. Con mi tío parado en la puerta de mi cuarto, mirándome en silencio. A veces hablaba. Me decía que no podía irse. Que necesitaba terminar algo. Que me estaba buscando.

Pensé en terapia. En que quizás era un duelo mal gestionado. Hasta que ocurrió lo que no pude negar.

Una noche escuché pasos en el pasillo. Claros. Lentos. Me armé de valor y salí con el celular encendido como linterna. Los pasos pararon cuando llegué al living. Pero el portarretrato con su foto —que estaba guardado en un cajón— estaba sobre la mesa. Derecho. Como si alguien lo hubiera colocado con cuidado.

A esa altura, ya no sabía si estaba volviéndome loca o si algo realmente sucedía. Lo hablé con mi abuela. Me miró con una mezcla de tristeza y resignación.

—Tu tío tenía un secreto —me dijo—. Desde joven practicaba cosas… distintas. Cosas que no todos entenderían.

Le pedí que me explicara, pero solo murmuró: “Él decía que la muerte no era el final. Que lo que uno deja pendiente puede atarte. Yo le tenía miedo…”

Empecé a revisar sus cosas. Entré a la casita. Todo seguía tal cual. El olor, los objetos, su ropa, su taza con manchas de café seco. En su mesa de luz encontré una caja de madera con símbolos tallados. Adentro, había un cuaderno.

El contenido era inquietante.

Había páginas con fechas, dibujos extraños, palabras en latín. Fragmentos escritos como si hablara con alguien… o con algo. Decía cosas como:

“Sigue viniendo en mis sueños. No quiere que me vaya aún.”
“Si muero sin dejarlo encerrado, él saldrá.”
“La casa lo contiene, pero no por siempre.”

Sentí un escalofrío. Entendí entonces que lo que me rondaba… quizás no era mi tío. Tal vez era aquello con lo que él había luchado durante años. Algo que había invocado, controlado, o tal vez simplemente contenido… hasta que murió.

Desde esa noche, cada vez que lo escucho —porque sí, lo sigo escuchando— repito en voz baja su nombre. Le hablo. Le digo que puede irse. Que todo está bien.

No sé si eso lo calma o lo enfurece.

A veces, al pasar cerca del fondo, escucho la tos. O un golpe en la pared. O una sombra moverse detrás de la cortina cerrada. Mi madre prefiere no hablar de eso. Y yo… simplemente convivo con la presencia.

Porque hay algo que no puedo ignorar.

A veces, cuando me despierto de madrugada, lo veo parado en el pasillo, con los ojos vacíos, como si no supiera quién soy.
Como si ya no quedara nada de mi tío en él. Solo una forma. Una sombra.
Y en esos momentos, me repito una sola cosa:

“No le abras la puerta.”

Porque si algún día le abro,
sé que no será Julián quien entre.

LA SONRISA MACABRA DE LOS CADÁVERES Samuel suspiró, observando el vestido rojo en la revista mientras sostenía su alcanc...
06/07/2025

LA SONRISA MACABRA DE LOS CADÁVERES

Samuel suspiró, observando el vestido rojo en la revista mientras sostenía su alcancía. Marcó el número de su hermana. "Hola, Jenny...", dijo, y la voz femenina al otro lado del teléfono le sonó extrañamente adulta, madura. Samuel incluso sonrió, un gesto raro. No se habían visto desde que él dejó la casa a los quince años, dejando a Jenny con su madre. La respuesta de su hermana lo golpeó:

"Muérete, Samuel."

La línea se cortó. Samuel dejó escapar una lágrima. Se cubrió el rostro con las manos y se desplomó en la cama. "Lo siento, Jenny... no quería irme... no quería irme."

Se levantó, secándose las lágrimas con rabia. "Voy a llevarle un regalo a mi madre... Ella se pondrá feliz y al fin voy a verla..."

Con esa determinación, Samuel tomó el poco dinero que había ahorrado como mesero y salió de su apartamento. En el ascensor, dos señoras charlaban, Barbarita y Doña Danny. Samuel las conocía, pero nunca hablaba con ellas. Se puso los audífonos, mientras Barbarita, abanicándose, comentaba: "No escuchaste... que en el centro comercial se perdió el nieto de la señora del 21. Ayer estuve allá y esa señora estaba muy mal. Me dio tristeza verla." Doña Danny, ajustándose las gafas, añadió: "Yo escuché que había un hombre extraño en la entrada de ese centro comercial. Que se los había llevado."

El ascensor se abrió y Samuel salió. En la calle, tomó un taxi que lo llevó al centro comercial, un hervidero de gente buscando ropa, comiendo, simplemente deambulando. Samuel subió al segundo piso, y después de evadir a seis vendedores de cosméticos, sus ojos se posaron en el vestido rojo de la revista. Una punzada de felicidad le atravesó el pecho. Había encontrado el regalo perfecto para su madre.

Entró en la tienda. Una anciana lo esperaba detrás del mostrador, un cigarro en la mano y la mirada perdida en una revista. Samuel se acercó lentamente, observando la ropa en los ganchos, los maniquíes. Sacó el dinero de sus bolsillos y dijo: "Quiero ese vestido".

La anciana quitó el cigarro de sus labios, levantó la mirada y pasó la hoja de la revista, sin prestarle atención.

Samuel tomó el vestido directamente del maniquí. "Quiero este vestido", repitió. La anciana lo empacó. Justo antes de que Samuel se fuera, ella le dijo: "Entraste en el lugar equivocado."

Samuel sonrió, pensando que era una broma. Abrió la puerta de la tienda y se encontró con un silencio sepulcral. Nadie. Sus pasos resonaron en el pasillo vacío del edificio. Su sombra se proyectaba, alargada y solitaria, en los escaparates de las tiendas por las que pasaba. Estaba solo.

Una punzada de inquietud lo recorrió. Bajó las escaleras y abrió la puerta de la entrada principal. No había calle. Era el mismo edificio, el mismo pasillo vacío. Intentó calmarse. "Todo está bien... esto es un sueño... es real, voy a despertar en mi cama y ya."

Cerró los ojos. Los abrió. Seguía en la puerta del centro comercial. Solo. Llorando. "¿Por qué me pasó esto?... ¿Por qué no puedo salir de aquí?"

Con un grito ahogado, Samuel lanzó el vestido al suelo y subió al segundo piso ardiendo en cólera. Abrió la puerta de la tienda donde había comprado el vestido, y se detuvo en seco. Cadáveres colgaban de cuerdas, sus rostros desfigurados por la agonía, lágrimas de sangre manando de sus ojos abiertos y vacíos. Todos lo miraban fijamente. Samuel retrocedió, corriendo sin aliento por un pasillo, luego otro y otro, hasta que sus piernas flaquearon y cayó al suelo. Se apoyó contra una puerta, que se abrió. Más cadáveres. Gente de pie, sonriendo y llorando sangre, sus cuerpos en putrefacción, como maniquíes macabros.

Samuel cerró la puerta de golpe y golpeó el suelo, llorando. "Quiero salir de aquí... por favor, quiero salir de aquí... por favor, quiero salir de aquí..." En ese momento, una soga cayó del techo. Samuel alzó la vista: una chica colgaba de ella, cabeza abajo, con un rostro agonizante y lágrimas de sangre. Samuel corrió escaleras abajo hasta el primer piso y encontró más cadáveres sentados por todas partes, sus cuellos enredados en cuerdas. Todos lloraban sangre, con miradas agonizantes o, extrañamente, felices.

El corazón de Samuel latía desbocado ante aquella escena. Entonces, una soga cayó a sus pies. Una voz agonizante, como un coro de esos cadáveres, resonó: "Ven y ya deja de sufrir, pues aquí todos sonreímos, todos vamos a estar y todos nos vamos a quedar."

Samuel se levantó y corrió y corrió hasta que sus piernas lo abandonaron. Las sogas seguían apareciendo. Con su último aliento, dijo: "Lo siento, mamá, no debí escoger este camino."

Dicho esto, tomó la soga que colgaba cerca y se lanzó desde el piso superior. Su cuello quedó enganchado. Sus ojos permanecieron abiertos, una lágrima de sangre brotó de ellos mientras su cuerpo quedaba inerte. Su boca balbuceó: "Lo siento, mamá."
..

Días después, la hermana de Samuel, Jenny, esperaba frente al teléfono. Su esposo llegó.

"Otra vez en el celular... Él no va a llamar, nunca lo ha hecho."

"¡Cállate! Yo sé que va a llamar... al menos para saber que nuestra madre murió hace un año..."

En ese instante, el celular sonó. Una voz al otro lado de la línea se escuchó:

"Jenny... Ven al centro comercial."

La llamada se cortó. Jenny sintió un escalofrío y le dijo a su esposo: "Vengo. Voy a hablar con mi hermano al centro comercial."

FIN

“Dentro de 100 años, en 2125, por ejemplo, todos estaremos bajo tierra con nuestros familiares y amigos.Extraños vivirán...
06/07/2025

“Dentro de 100 años, en 2125, por ejemplo, todos estaremos bajo tierra con nuestros familiares y amigos.
Extraños vivirán en nuestras casas y poseerán todo lo que tenemos hoy, ellos ni siquiera sabrán que alguna vez existimos. Sólo seremos parte de una historia en la memoria de nuestras generaciones, pero a la vez, nuestros nombres y formas serán olvidados.

Que vano es vivir en función de conseguirlo todo, de comprarlo todo.
Muchas veces dejamos de amar, de disfrutar y de hacer tantas cosas, como si fuéramos eternos y no fuéramos consientes que nuestra estadía aquí es solo un suspiro.
Gastemos la vida realizando buenas acciones, amando y sobre todo viviendo antes de que sea demasiado tarde”.

‘Ya somos el olvido que seremos’.

*NUNCA DUDES DE LO QUE DICE UN SONAMBULO*Cuando tenía 12 años solía tener muchos episodios de sonambulismo, solía levant...
04/07/2025

*NUNCA DUDES DE LO QUE DICE UN SONAMBULO*

Cuando tenía 12 años solía tener muchos episodios de sonambulismo, solía levantarme mientras dormía diciendo cosas extrañas, siempre inclinadas a "buscar algo". Desde pequeño e tenido contacto con cosas paranormales y me llegaron a pasar muchas cosas que son inexplicables para mí hasta el momento.
En uno de mis episodios de sonambulismo (por lo que me cuentan mis tios) me encontraba en la sala en casa de mi tia con ella, eran por ahí de las 11-12 pm cuando nos encontrábamos viendo una película (no tiene nada que ver) cuando en medio de la pelicula me quedé dormido, por lo que me cuenta mi tía, desperté y me puse en el suelo como buscando algo con las manos, como si estuviera escarbando, diciendo "el aqui está, por aquí debe de estar", y me volví a dormir, al despertar mi tia me lo comentó y yo no recordaba haber soñado nada por el estilo.
Tiempo después (unos meses) empezaron a cambiar el piso de la casa ya que estaba algo roto, cuando uno de los señores que estaban trabajando en ello vio un hueco (un cuadrado de tierra) en esa parte del piso, con tierra la cual describió como "tierra de pant3ón" en la cual estaba enterrada una caja con un frasco con lo que parecía un f3to. Desde entonces mis episodios de sonambulismo cesaron, y nunca mas dudaron de lo que decía, contaba o soñaba por más loco que parezca, y desde ese momento creo en todo lo raro que me *NUNCA DUDES DE LO QUE DICE UN SONAMBULO*

Cuando tenía 12 años solía tener muchos episodios de sonambulismo, solía levantarme mientras dormía diciendo cosas extrañas, siempre inclinadas a "buscar algo". Desde pequeño e tenido contacto con cosas paranormales y me llegaron a pasar muchas cosas que son inexplicables para mí hasta el momento.
En uno de mis episodios de sonambulismo (por lo que me cuentan mis tios) me encontraba en la sala en casa de mi tia con ella, eran por ahí de las 11-12 pm cuando nos encontrábamos viendo una película (no tiene nada que ver) cuando en medio de la pelicula me quedé dormido, por lo que me cuenta mi tía, desperté y me puse en el suelo como buscando algo con las manos, como si estuviera escarbando, diciendo "el aqui está, por aquí debe de estar", y me volví a dormir, al despertar mi tia me lo comentó y yo no recordaba haber soñado nada por el estilo.
Tiempo después (unos meses) empezaron a cambiar el piso de la casa ya que estaba algo roto, cuando uno de los señores que estaban trabajando en ello vio un hueco (un cuadrado de tierra) en esa parte del piso, con tierra la cual describió como "tierra de pant3ón" en la cual estaba enterrada una caja con un frasco con lo que parecía un f3to. Desde entonces mis episodios de sonambulismo cesaron, y nunca mas dudaron de lo que decía, contaba o soñaba por más loco que parezca, y desde ese momento creo en todo lo raro que me pasa.

JACK EL DESTRIPADOR: UN ICONO DEL MAL.La escabrosa celebridad adquirida por el asesino serial Jack el Destripador se con...
30/05/2025

JACK EL DESTRIPADOR: UN ICONO DEL MAL.

La escabrosa celebridad adquirida por el asesino serial Jack el Destripador se construyó a lo largo de un lapso inferior a las diez semanas.

De hecho, desde el 31 de agosto de 1888 –óbito de la primera víctima canónica– pasando por la llamada "Noche del doble acontecimiento", y a lo largo de aquel mes de octubre, donde sus matanzas representaron noticia de portada en los rotativos británicos, se consolidaría su reinado de terror.

A partir de la fatal madrugada del 30 de septiembre de ese truculento año la prensa y el público se enterarían del alias que se había puesto a sí mismo el criminal.

Y aún cuando al presente existan pertinaces recelos de que el inquietante seudónimo se lo atribuyeron periodistas sedientos por vender noticias, lo cierto fue que en todo el orbe se llegó a identificar por medio de aquel pegadizo apodo a ese homicida sin parangón.

Esas escasas semanas fueron suficientes para que el mundo contara con un nuevo icono del miedo. Y, tras transcurrir un mes de octubre bajo una tensa calma precursora de tempestad, el pánico escalaría hasta sus cotas más elevadas.

El 9 de noviembre de 1888 el desmembrador concretó la más espeluznante de sus malévolas hazañas cuando en el amanecer de ese día destrozó a Marie Jeannette Kelly, en el interior del lóbrego cuartucho que aquella atrayente cortesana rentaba en la pensión de Miller´s Court.

Luego saldría para siempre de escena, esfumándose tan abruptamente cuán repentina había devenido su irrupción.

Dejaría detrás de sí la sangrienta estela de un puñado de hechos acreditados y las semillas de una persistente leyenda que, de tanto prolongarse al cabo de los años, pareciera no alcanzar nunca su fin.

En cuanto atañe a la historia conocida, baste con recordar que durante el transcurso de 1889 se fue bajando el telón al drama protagonizado por el criminal y sus víctimas.

Aún cuando nuevas mujeres morirían de forma sospechosa, la policía se negó a considerar que sus decesos resultasen obra del mismo matador del año anterior. Mucho se ha fustigado a Scotland Yard, pero vale quebrar una lanza a favor de esta señera institución. Nunca buscaron un chivo expiatorio para enjugar así su responsabilidad por no haber podido capturar al verdadero homicida. Y eso que los manicomios de entonces rebozaban de candidatos que podrían sin dificultad haber sido acusados y pasar por culpables plausibles.

Con el devenir del tiempo, otras noticias sensacionalistas ocuparon el puesto dejado por sus crímenes, y la ominosa sombra del Destripador se fue paulatinamente diluyendo. Más no sucedería así con su aciago recuerdo, el cual se instaló en el inconsciente colectivo como arquetipo del terror.

Un mundo conmocionado y una sociedad británica aterrorizada quedaron como testimonio de la locura sanguinaria de Jack el Destripador.

*Texto de Gabriel Antonio Pombo.

“Se fue sin estrenar sus zapatos favoritos…”Así lo dijo su hermana, con la voz quebrada, mirando la caja aún sellada en ...
06/05/2025

“Se fue sin estrenar sus zapatos favoritos…”

Así lo dijo su hermana, con la voz quebrada, mirando la caja aún sellada en el rincón del clóset.

Tenían meses ahí. Eran unos tacones color vino, elegantes, preciosos. Se los compró con ilusión para “una ocasión especial”.

Pero esa ocasión nunca llegó.

Siempre había algo más urgente: el trabajo, las prisas, el cansancio, el “no tengo con quién salir”, el “mejor los guardo para algo importante”.

Y así pasaron los días. Las semanas. Los años.

Hasta que un dolor en el pecho la obligó a detenerse.

Y cuando por fin pensó en sacar esos zapatos y darse un gusto… ya no podía caminar.

Nunca los usó.

Los encontraron ahí, junto a un vestido nuevo, etiquetas puestas, esperando un momento perfecto que jamás llegó.

Y mientras su familia arreglaba todo para despedirla, su hermana solo repetía:

—¿Te imaginas cuántas cosas se quedó con ganas de hacer?

Qué ironía… se fue sin vivir muchas cosas por estar esperando “el momento ideal”.

Por eso hoy te digo algo con todo el corazón:

Deja de guardar tu ropa bonita para el día especial.
Ponte ese perfume aunque no vayas a salir.
Usa los zapatos caros. Estrena el vestido.
Tómate la copa. Hazte la foto. Celebra lo simple.

Porque estar vivo ya es un milagro.

Y ese café que hoy estás tomando en casa…
Ese paseo con tus hijos…
Ese desayuno con tus padres…
Ese abrazo que no diste porque “luego se lo doy”…

Todo eso… ya es una ocasión especial.

No dejes que la vida te guarde en una caja esperando tu momento perfecto.

Porque el momento es hoy.

Disney sigue sorprendiéndonos!!!!
26/04/2025

Disney sigue sorprendiéndonos!!!!

22/04/2025
Mi último día de trabajoHistorias de terror de gente como tú Muy poco se ha oído hablar de un lugar que se encuentra en ...
20/04/2025

Mi último día de trabajo

Historias de terror de gente como tú

Muy poco se ha oído hablar de un lugar que se encuentra en el centro de mi municipio, un pequeño cementerio, en el cual en los 4 años que estuve trabajado como guardia de seguridad he oído muchas cosas del lugar, además de advertencias y recomendaciones de como cuidarme de los espíritus y fantasmas que ahí habitaban, sin embargo, en ese corto tiempo vagando por las noches con una simple linterna como único objeto de luz y unas cuantas cámaras de seguridad ubicadas a cada esquina de las viejas paredes que limitaban el final del cementerio nunca logré divisar presencia de algo paranormal dentro de este.
Hasta ese momento no se sentía alguna presencia de los supuestos entes de los que tanto me advertían, es mas, se notaba mas calma en la noche que en el día, con el bullicio de las calles y uno que otro familiar de los ya difuntos entrando y saliendo con tristeza al cementerio de día, mientras que en la noche no había ruido, nada de tristeza o sollozos, todo es paz, tranquilidad y oscuridad.
Tanto tiempo trabajando en las noches, observando con atención las cámaras de seguridad y vagando por las antiguas paredes del cementerio por horas y que no ocurriera nada interesante me volvieron bastante escéptico con el pasar del tiempo, al fin y al cabo, si algo ahí quisiera hacerme daño ya lo hubiera hecho hace muchos años atrás.
Normalmente mis turnos de trabajo eran constantes, sin embargo, uno que otro cambio en mi horario hacían que tuviera turnos de 24 horas seguidas dentro del cementerio.
Y ese fue el caso de ese día, un funeral como cualquier otro fue realizado en una de las pocas iglesias en el municipio, y llegando el ataúd con el cuerpo para ser enterrado el mismo día y en el único cementerio del lugar.
Las pocas veces que presencié el como enterraban a un difunto a mas tardar una hora se sabía el caso de muerte de la persona, ya que al parecer era bastante sencillo para los demás guardias preguntarle a algún familiar o cercano (sin un ápice de vergüenza) el como había mu**to la persona que en unos minutos se encontraría bajo tierra, y mas tarde el guardia que averiguó aquella descarada información la pasaría al resto de los trabajadores del cementerio.
Ese caso no fue la excepción, era mi turno para observar cámaras de seguridad, una familia pequeña de no mas de 15 personas iban detrás del ataúd probablemente recién sellado, mas o menos en el transcurso de 30 a 50 minutos aproximadamente salieron todos los familiares con la misma tristeza con la que entraron, y diez minutos después, una compañera mía llegaría a contarme todo lo sucedido con la muerte de la persona.
Era una joven de 16 años la cual tristemente murió ya que como toda adolescente lo suficientemente rebelde, fue capaz de irse a media noche de su casa después de haber peleado con sus padres, posiblemente a dar una vuelta para "respirar" (o por lo menos eso se cree) para llegar a un puente peatonal, y ser encontrada a la mañana siguiente mu**ta; vaya curiosidad que ningún carro paso por la vía el resto de la noche, ya que los resultados de la autopsia revelaron que evidentemente o alguien la empujó o se lanzó por su cuenta y no tenia signos de que fuera atropellada.
Después de contarme de semejante muerte, mi compañera se despidió tranquilamente como si hubiese terminado de contar un chisme de barrio y posteriormente regresó al lugar en donde le tocaba hacer guardia.
El resto del día pasó tranquilo, hasta que por fin llegó la oscuridad de la noche, era mi turno para salir de ese lugar bochornoso el cual se ubicaba la pantalla con las respectivas vistas de cada una de las cámaras.
Después de salir de ese lugar me dispuse a sacar mi respectiva linterna de siempre.
Una vuelta...
Dos vueltas...
Tres vueltas...
Según recuerdo esa noche perdí la cuenta para la quinta vez que recorría las paredes del cementerio.
Absolutamente nada pasaba.
Alrededor de hora y media decidí cambiar la ruta; ya no caminaría al rededor del borde del cementerio como acostumbraba, decidí que daría vueltas a lo que marcase, recorrí unos quince minutos los caminos, pasaba por donde se me ocurriera, iluminando varias tumbas y de vez en cuando el camino que tenía en frente, podría jurar que el cementerio es mucho mas grande de noche.
De repente en uno de los caminos llenos de tumbas, luego de iluminar la tumba de la que parecía ser la joven que enterraron ese mismo día, logré sentir que alguien me tomaba del hombro, giré rápidamente para ver al final la nada absoluta, o al menos eso creía yo.
Como nunca me pasó ese tipo de cosas supuse que era mi imaginación jugándome una mala pasada, sin embargo algo en el fondo me dijo que debí haber tomado en cuenta todas esas advertencias que mis conocidos me decían, de todas maneras, seguí caminando tranquilamente como si nada hubiera pasado.
Una vuelta más por caminos aleatorios, no había vuelto al camino en el que paso ese extraño incidente hasta que las dudas entraron por mi mente y la curiosidad aumentaba por cada camino aleatorio que recorría, hasta que por fin decidí ir en busca de aquella tumba que iluminé justo antes de poder sentir que algo o alguien me había tocado.
Llegué después de unos minutos de buscarla, iluminé aquella tumba para posteriormente leer el nombre de la difunta "Ana María Caicedo Álvarez (19/10/2003 a 15/12/2019)" curiosamente no tenia un mensaje de la familia o de la madre tallado en la lápida, simplemente estaba grabado eso, su nombre completo y fecha de nacimiento y muerte, después de eso se me heló la piel en cuanto escuché un susurro de lo que parecía ser una joven (que coincidencia) en mi oído izquierdo.
"No lo vuelvas a hacer"
Aquello me paralizó, me quedé en mi posición por unos cuantos segundos, analizando lo que acababa de pasar, "¿Acaso un espíritu me acaba de dar una advertencia?" me dije mentalmente para luego dar un suspiro pesado y dar media vuelta para salir de ese camino.
Ya volviendo a dar vueltas pensando en lo que acababa de vivir, logré volver a recobrar mis pensamientos con sentido común y conciencia; vaya coincidencia que aquellos incidentes hubieran pasado justo después de iluminar aquella tumba, luego nuevamente ese deseo de curiosidad inundó mis pensamientos, y me dispuse a buscar aquella tumba para ver si sucedían mas cosas extrañas justo después de iluminar ese nombre.
Grave error...
Al disponerme a encontrar una vez mas la tumba llegué mas rápido de lo normal, iluminé la tumba por unos 5 segundos hasta que de repente la linterna se apaga, pensé en que estaba mal, pues ya le había puesto baterías nuevas a plena luz del día, luego de esto otro susurro de la misma voz de hace un momento...
"No debiste hacer eso..."
De un momento a otro me sentía con miedo y luego con un gran dolor en el pecho, para luego sentir que mi cuerpo se deformaba de una manera casi inhumana para luego desmallarme del dolor.
Justo antes de no volver a sentir nada mas, podría jurar que sentí un golpe en la cabeza lo suficientemente fuerte, justo como si hubiera caído desde una altura muy alta y golpeado mi cabeza contra el duro pavimento.
Un momento, ¿esa niña no murió de una manera bastante similar?
Solo sé que ella está ahí, esperando en la noche para que alguien mas ilumine su tumba para sufrir la misma dolorosa muerte que ella, sin necesidad de empujarte de un puente...

Créditos a su autor

19/04/2025

Dirección

León

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