04/06/2025
El lado equivocado de la calle... o lo que es lo mismo, la fila de los pendejos.
Solo por curiosidad, muchas veces he querido saber si mis vecinos del edificio de enfrente, saben lo que es vivir del lado equivocado de la calle.
Ahora son las 9:10 de la noche y desde la 1 de la tarde, "tronó" el transformador y justamente no hay luz, del lado donde está el edificio en el que vivo.
Y esto no es la primera vez que pasa. Es más, creo que esa maldición me persigue desde mis mocedades cuando vivía de estudiante en la casa de mis tías paternas, casa que hoy conserva mi mamá.
En esa cuadra, la repartición del servicio de la energía eléctrica era por demás peculiar.
Aunque esa casa no corresponde a la esquina, ya que faltan dos construcciones para llegar justamente al cruce de Irapuato y Dolores, en la colonia Industrial, resulta que cuando se iba la luz, el desaguisado iba justamente en la casa de los Padilla, hacia abajo.
Las otras dos casas que completaban la cuadra, curiosamente, estaban relacionadas con otro transformador y ese, no era tan fallador como el nuestro.
La sensación de estar siempre en el lado de los perdedores por lo menos me hizo empática con los que más sufren y por ejemplo, en el futbol termino yéndole a quien va perdiendo; en las películas me identifico con las protagonistas tipo "Cenicienta" y ya he platicado que en los cómics, morbosamente, siempre estuve esperanzada a que Archie dejara a la ricachona y guapa de Veronica, con la esperanza de que la desangelada de Betty lograra la hazaña de ganar su amor.
Mi sensación de "no estar" nunca en el lugar de los que "están" mejor, encontró algo de sentido en una breve temporado en que fui asistente de mi querido y recordado profesor Juan Jáuregui, quien por cierto falleció apenas hace unas semanas.
Resulta que yo le ayudaba en el proceso de incorporación de algunas de las carreras que se ofrecían en su universidad, El Colegio de León, y hubo ocasiones en que justo hasta el último momento del día límite para entregar la documentación, nos daban las 2 de la tarde saliendo del plantel para tratar de llegar antes de las 3pm a la Ciudad de Guanajuato, donde estaban las oficinas de la SEP.
Nos subíamos a su auto y el profe le metía turbo, para intentar atravesar León de norte a sur, por el bulevar López Mateos, a la hora pico y con el tiempo medidito para alcanzar la meta.
El auto del profesor, con él al volante, serpenteaba de un carril a otro y cuando por algo nos llegábamos a atorar en el tráfico, el maestro sólo exclamaba: "¡Ay, Judith! ¡Nos tocó la fila de los pendejos!", afirmación que rompía un poco la presión que se sentía por lo apremiante del momento, lo que yo aprovechaba para desenterrar mis 20 uñas de asiento y piso, con las que iba agarrada porque casi "volabamos" para llegar.
Así me siento ahora... no sólo en el lado equivocado de la calle, sino en la "fila de los pendejos" porque no es que la CFE sea una garantía de que esta noche bochornosa y nublada, de repente se verá iluminada por esa luz artificial a la que, al menos yo, soy adicta.
En fin... espero que algún día la revolución me haga justicia y me lleve a estar, del lado correcto y triunfal de la vida.