16/11/2025
Los ataques personales, los comentarios despectivos y cualquier forma de violencia —especialmente cuando se involucra la vida privada, la vida amorosa, la integridad personal o la condición de género de alguien— son inaceptables.
En este caso, resulta aún más grave que dichas agresiones hayan sido dirigidas a una árbitra, durante el juego de Gavilanes contra Seleccion de Hunucma un encuentro correspondiente a la Liga de la Primera Fuerza Estatal Femenil.
Ese tipo de comportamientos no solo atentan contra el respeto básico, sino que dañan la esencia del deporte y la convivencia sana.
El fútbol debe ser un espacio de pasión y competencia, sí, pero también de valores, respeto y responsabilidad. Ningún jugador, entrenador o espectador tiene derecho a humillar, agredir verbalmente o menospreciar a otra persona, mucho menos usando situaciones privadas o comentarios personales como herramienta de ataque.
Es fundamental recordar que detrás de cada arbitro, jugadora, jugador o entrenador hay una persona que merece respeto.
Meterse con la vida privada de alguien no es “calor del partido”; es violencia. Y la violencia jamás debe tener cabida en el deporte.
Esta situación no debe normalizarse bajo ninguna circunstancia.
La pasión se demuestra jugando, no agrediendo.
El respeto es un valor elemental.
Y hoy, más que nunca, debemos defenderlo sin excusas.
Esperemos la pronta sancion de la Primera Fuerza Femenil Yucatán Oficial.