10/07/2025
10 de julio del 138 d.C.: muere el emperador Adriano
Uno de los emperadores más complejos e interesantes de la historia de Roma. Sucedió a Trajano y es recordado por su enfoque reformista, su amor por la cultura griega y su decisión estratégica de consolidar, en lugar de expandir, las fronteras del Imperio.
Durante su reinado, Adriano recorrió incansablemente las provincias, impulsando obras públicas, reorganizando la administración y mejorando la defensa del Imperio. Mandó construir fortificaciones en lugares clave, como el famoso Muro de Adriano en el norte de Britania, símbolo de su política defensiva. En el ámbito legal, impulsó reformas que protegieron a esclavos y soldados, y fomentó un mayor orden en la burocracia imperial.
Su gobierno también enfrentó importantes desafíos, como la sangrienta rebelión de Bar Kojba en Judea (132–136 d.C.), que fue brutalmente reprimida y trajo como consecuencia la devastación de la región y el éxodo masivo del pueblo judío. En Roma, su relación con el Senado fue tensa, especialmente por su carácter autoritario y por la ejecución de figuras prominentes durante sus primeros años.
Adriano también es recordado por su vida personal, en particular por su intenso amor por Antínoo, un joven griego de extraordinaria belleza, cuya muerte trágica en el Nilo marcó profundamente al emperador. Adriano lo divinizó tras su muerte, fundó ciudades en su honor y promovió su culto por todo el Imperio, dejando un legado visual y cultural que aún sobrevive en esculturas y monumentos.
Hombre de letras, arquitectura y poder, Adriano dejó una huella duradera en el Imperio. Fue sucedido por Antonino Pío, a quien adoptó como heredero, asegurando así la continuidad de una era de relativa paz y prosperidad.