24/09/2025                                                                            
                                    
                                                                            
                                            🌳RAÍZ DE AMARGURA💢
📖“Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados.” (Hebreos 12:15)
Este pasaje nos exhorta a los creyentes a estar atentos en no permitir que una “raíz de amargura” nos afecte y contamine a otros. Primero definamos que es la raíz de amargura: es una enfermedad espiritual, la cual nace del rencor y la tristeza y como su nombre lo dice se enraiza, se arraiga en el suelo de nuestros corazones, ramificando su veneno, corrompiendo nuestras palabras, acciones y perspectiva de las cosas o situaciones y de esta manera llegando a afectar a otras personas.
El verso nos dice que miremos bien y evitemos que nos sea de estorbo en la gracia del Señor, de experimentar de su misericordia y amor, por medio de la fe en Jesucristo el cual nos ofrece el perdón de nuestros pecados.
Es interesante ver cómo Dios utiliza ésta ilustración de la raíz de amargura para describir el pecado que yace en nuestros corazones y que nos arrastra a la amargura. La amargura podríamos decir que es “un pecado durmiente” que no podemos ver creciendo en la superficie nuestros corazones, no es llamativo. Por lo contrario crece por debajo de la superficie, en la profundidad del suelo de nuestros corazones.
El autor de Hebreos nos advierte que en algún momento de nuestras vidas brotará alguna raíz de amargura y cuando esto suceda; contaminaremos a otros. En otras palabras, si permitimos que continúe creciendo, la cosecha será dolorosa no solo para nosotros, sino también para quienes nos rodean.
Porque la amargura es un pecado lleno de “malezas”, que primero se entierran en nuestro corazón y no podemos erradicarlas por nuestra cuenta, necesitamos la ayuda de Dios para de un tirón, sacarla desde la raíz. (Filipenses 2:13)
En otro pasaje “Quítese de vosotros toda amargura, enojo, irá, gritería y maledicencia, y toda malicia.” Pablo nos describe un conjunto de emociones negativas que brotan de la amargura:
•Si no nos ocupamos de la amargura está progresará al enojo extremo (ira).
•En consecuencia, si no nos ocupamos de la ira, comenzaremos a exigir, y seguirán los gritos y las malas palabras.
•Y el ciclo continuará, ahora hablando mal de la persona que es objeto de nuestro resentimiento. Ahí comienza nuestra malicia, el comenzar a comentar con otras personas para que estén de nuestro lado y poder justificar nuestro sentir.
Podemos ver que esto va de forma progresiva, escalando peldaño a peldaño, causandonos incluso el deseo de tomar alguna represalia; más en (Romanos 12:19) nos dice que no tomemos venganza por mano propia, sino que nos alienta a confiar en la justicia divina y soberanía del Señor.
Debemos tener en cuenta que en ocasiones van a haber ofensas y podemos salir heridos o incluso herir, pero algo que siempre debemos tener presente , es que estas situaciones no deben de robarnos el gozo y el crecimiento del Fruto del Espíritu en nuestras vidas. (Gálatas 5:22-23)
¿Cómo podemos detectarla?
Analicemos si cuando alguien nos ofende, ¿Qué sentimiento surge en mi corazón? ¿Me cuesta dirigir la palabra? ¿Pierdo la calma? ¿Me dirijo de forma sarcástica? ¿Contesto con desdén? Esto demuestra una falta de perdón y sale de un corazón resentido.
En (Filipenses 2:3) nos dice que no hagamos las cosas para buscar contienda, que lo que hagamos sea con humildad considerando a los demás como superiores. Esto es morir a nuestra carne y a nuestros deseos.
Cuando el Señor Jesús enseñaba a sus discípulos a orar les dijo: “Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben…” (Lucas 11:4) Es vital para nuestra vida cristiana el perdonarnos unos a otros.
Estudios psicológicos que han realizado por años acerca de la amargura, han concluido que si no es controlada puede interferir en los sistemas hormonales e inmunes del cuerpo, elevando nuestra presión cardíaca, siendo más propensos a sufrir algún ataque cardíaco y otras enfermedades.
El apóstol Pablo en el tiempo que plasmó en el Nuevo Testamento, obviamente no tuvo el acceso a este tipo de información; sin embargo esto no fue un impedimento para dar una descripción de la amargura en nuestros cuerpos. Conocimiento brindado por inspiración el Espíritu Santo. En (Hechos 8:23) nos describe la “hiel de amargura”. En términos actuales es conocido como la “bilis” que producida en exceso nos puede enfermar.
Es de suma importancia identificar dónde radica nuestra raíz de amargura, (Deuteronomio 29:18) nos dice que es posible que pueda extenderse en nuestros matrimonios y se propague a todos los demás miembros.
Analicemos si nuestros matrimonios están marcados por la amargura, si hay amargura en nuestros hijos, en nuestro círculo de amistades es bastante común sentarnos y quejarnos, en lugar de ser agradecidos. Si en nuestra iglesia somos ásperos y faltos del amor de Cristo.
Confiemos en Dios, en su amor y vivamos una vida de gratitud. Reconozcamos que todo viene de la mano de Dios, busquemos su paz y la santidad, sin permitir que la amargura se propague. (1 Tesalonicenses 5:18) Dios les bendiga abundantemente. 🙌🏼🌸
ORACIÓN 🛐
Señor mío, te pido perdón por las veces que te he fallado, porque he permitido que en mi corazón brote la raíz de amargura. Te pido Padre que la arranques de mi corazón, que no permitas que el rencor haga nido.
Pon en mi sentir el perdón que tú nos extendiste por tu gracia y misericordia.
Pongo mi vida en tus manos. En el nombre precioso de tu hijo Cristo Jesús. Amén. 🙏🏼
🖊️Escrito por:
Hna. Gabriela De la Cruz Alonzo