14/07/2025
Para reflexionar 💭
“Cuando la sangre ya no era sangre”
Carlos tenía 47 años. Nunca fue fanático de los doctores. Decía que mientras uno se sintiera bien, no había por qué preocuparse.
Vivía apurado, comía en la calle, no hacía ejercicio, fumaba desde los 18 y decía que el agua “no tenía sabor”. En su escritorio siempre había una botella de gaseosa, y en su mesa, comida rápida.
Una mañana cualquiera, mientras se preparaba para ir al trabajo, su cuerpo lo detuvo.
Literalmente.
Sintió un fuerte mareo, y cuando intentó hablar… las palabras no salían. Su brazo derecho no respondía. Cayó al suelo.
Un Accidente Cerebrovascular Isquémico. Un coágulo había bloqueado una arteria en su cerebro. Su estilo de vida lo había llevado al borde.
Fue trasladado de urgencia al hospital. Los médicos necesitaban hacer análisis rápidos, así que le tomaron una muestra de sangre.
Lo que salió por la jeringa… dejó a todos en silencio.
En vez de un fluido rojo brillante… la jeringa se llenó de un líquido espeso, amarillento y opaco. Era más grasa que sangre.
Los triglicéridos estaban tan elevados, que su sangre se había vuelto literalmente viscosa.
Uno de los médicos, con 20 años de experiencia, confesó después que nunca había visto algo igual.
Carlos sobrevivió, pero su vida cambió para siempre.
Perdió parcialmente el habla, arrastraba una pierna al caminar y necesitó meses de rehabilitación.
Hoy da charlas sobre salud. Muestra la foto de aquella jeringa para que nadie más tenga que pasar por lo que él vivió.
“Yo pensaba que el cuerpo aguantaba todo… hasta que un día, me cobró la cuenta”, dice con voz entrecortada.
No esperes a que tu sangre ya no sea sangre para cambiar tu vida.