02/09/2025
“Cuando el cielo se nubla”
Hay días en que el alma se nos arruga. Días en que el café no sabe igual, en que el saludo de los demás parece más frío, y hasta el espejo nos devuelve una versión de nosotros que no reconocemos. Todos, absolutamente todos, tenemos un mal día. Hasta el más ungido, el más sonriente, el que predica con voz de trueno y viste con traje impecable. Porque detrás del púlpito, también hay lágrimas. Detrás del título, hay heridas que no se ven.
Pero justo en esos días, cuando el corazón está más vulnerable, aparece el cazador de momentos rotos. Ese que no ora por ti, sino que te observa. Que no te abraza, sino que te evalúa. Que no te levanta, sino que te señala. Y lo hace con una sonrisa disfrazada de espiritualidad, con una Biblia en la mano y juicio en la otra. Porque hay quienes no buscan restaurarte, sino exhibirte. No quieren ayudarte a sanar, quieren usar tu dolor como escalón.
Y aquí es donde quiero que lo grabes en tu alma: los títulos no te hacen mejor persona. El cargo ministerial no te da inmunidad moral. Ser pastor, líder, profeta o apóstol no te convierte en alguien superior. Porque el verdadero ministerio no se mide por el micrófono o cargo que sostienes, sino por las manos que extiendes. No por cuántos te siguen, sino por cuántos has levantado cuando estaban en el suelo.
Jesús nunca usó su divinidad para humillar. Al contrario, se arrodilló para lavar pies. Tocó leprosos, abrazó marginados, lloró con los que lloraban, devolvió a la pr******ta la dignidad que la sociedad le había robado. Y si Él, siendo Dios, no se creyó más que nadie… ¿quién eres tú para mirar por encima del hombro?
Así que, si hoy estás teniendo un mal día, no te escondas. No te avergüences. No permitas que el juicio de otros te robe la esperanza. Porque incluso en tu peor momento, sigues siendo amado. Y si alguien intenta aprovecharse de tu debilidad, recuerda: el cielo siempre se abre después de la tormenta. Y Dios no usa títulos, usa corazones dispuestos.
✨ No eres tu peor día. No eres tu caída. Eres lo que Dios ve cuando te mira: su hijo, su hija, su tesoro. ✨
EZC.