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Bienvenidos a este espacio
en este vamos a hablar sobre temas paranormales, terror, suspenso, teorías conspirativas, esoterismo y más...
Y QUE ESTA NOCHE EL MIEDO ESTE CON USTEDES!!!

27/07/2025

"La Sombra del Umbral"

Epílogo

El cuerpo de Laura fue encontrado días después. El rostro torcido en una expresión de pánico absoluto, y en la pared de su cuarto… la silueta de dos manos negras más. Desde entonces, quienes pasan una noche en esa casa cuentan lo mismo: sienten que no están solos al despertar, aunque no puedan moverse. Y todos ven lo mismo:

Una sombra… que sonríe sin rostro.

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En un pequeño pueblo olvidado por el tiempo, existía una leyenda que pocos se atrevían a contar. Hablaba de una entidad oscura conocida como Umbra, una sombra que solo se manifiesta cuando una persona cae en parálisis del sueño. No era una ilusión ni un simple juego de la mente: era real… y se alimentaba del terror.

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Capítulo 1: El primer encuentro

Laura era una joven universitaria que se mudó sola a una antigua casa heredada de su abuela. Las paredes aún olían a polvo viejo y humedad. Las primeras noches fueron tranquilas, pero al cabo de una semana comenzaron los sueños extraños. En ellos, estaba atrapada en su cama, incapaz de moverse o gritar, mientras una figura negra con ojos sin fondo la observaba desde una esquina del cuarto.

Al despertar, sudorosa y con el corazón latiendo desbocado, asumió que era una pesadilla causada por el estrés. Pero la sensación de estar vigilada no desapareció durante el día.

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Capítulo 2: La parálisis

Una noche, Laura abrió los ojos… o al menos eso creía. No podía mover ni un solo músculo. La habitación estaba en penumbras, pero distinguía claramente la figura oscura en la puerta: alta, amorfa, y con movimientos que no eran humanos. Umbra se deslizaba por el suelo sin hacer ruido, acercándose lentamente.

La entidad se colocó junto a su cama y se inclinó sobre ella. Un susurro seco y frío como la muerte le llegó al oído:

—“Cuanto más luchas… más fuerte me vuelvo.”

Entonces, su pecho comenzó a doler. Sentía como si algo invisible le extrajera el aliento, como si su alma estuviera siendo absorbida lentamente.

Cuando al fin recuperó el control de su cuerpo, gritó y encendió la luz. No había nadie. Pero en la pared, donde antes no había nada, ahora había una mancha oscura… con la forma de una mano.

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Capítulo 3: El origen

Desesperada, Laura investigó la historia de la casa. Descubrió que su abuela había sufrido episodios constantes de parálisis del sueño durante sus últimos años, hasta que dejó de hablar por completo y murió en su cama con una expresión de terror en el rostro.

Encontró un diario oculto bajo las tablas del suelo. En él, su abuela escribió:

"La sombra vino por mí… se arrastra en la mente cuando el cuerpo duerme pero el alma no. No duermas en silencio. No dejes que te atrape dos veces seguidas. La segunda vez… ya no despiertas."

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Capítulo 4: El umbral final

Laura intentó mantenerse despierta, pero el cuerpo no resistió. Esa noche, volvió a caer en la parálisis. Umbra ya no se mantenía a distancia. Esta vez se sentó encima de su pecho, hundiendo su peso en ella. Sus manos negras comenzaron a absorber algo más que miedo.

Un último pensamiento cruzó su mente:

"No es un sueño. Nunca lo fue."

Y luego… oscuridad.



La Bruja del Valle de SombrasEn lo más profundo del Valle de Sombras, un rincón olvidado por el tiempo y la luz del sol,...
22/07/2025

La Bruja del Valle de Sombras

En lo más profundo del Valle de Sombras, un rincón olvidado por el tiempo y la luz del sol, existía un pueblo pequeño llamado El Silencio. Era un lugar envuelto en niebla perpetua, donde los árboles parecían susurrar advertencias y el viento gemía como si llevara el lamento de mil almas perdidas.

Los habitantes de El Silencio vivían bajo una regla inquebrantable: nadie debía salir de casa después del atardecer. Las puertas se cerraban con siete cerrojos, las ventanas se cubrían con cruces de sal y las velas no se apagaban hasta el amanecer. Porque cuando la luna se alzaba entre las nubes, ella salía a buscar.

La Bruja de las Almas, la llamaban. Nadie sabía su verdadero nombre, pero las leyendas decían que siglos atrás fue una mujer traicionada por el pueblo, acusada de brujería y quemada viva en la colina. Pero la muerte no fue el fin… Fue el inicio de su maldición.

Desde entonces, su espíritu vagaba por el bosque que rodeaba El Silencio, deformado por el odio y la sed de venganza. Cada noche, la bruja buscaba almas puras, y no había nada más puro que el alma de un niño.

Caminaba descalza por los campos, con el cabello largo como raíces secas y los ojos hundidos brillando en la oscuridad. Donde pasaba, el aire se volvía helado, los perros aullaban y las velas parpadeaban. Cuando encontraba una ventana mal cerrada o una puerta sin protección, entraba arrastrándose como una sombra.

No se escuchaban gritos. Solo un susurro:
—Dame tu alma, niño… Jugarás conmigo para siempre.

Al amanecer, los padres encontraban a sus hijos inmóviles en la cama, con los ojos abiertos y vacíos, como si algo les hubiera arrancado el alma mientras dormían. El cuerpo seguía tibio… pero su espíritu ya no estaba.

Con los años, los niños del pueblo se hicieron menos y menos. Algunos escaparon con sus familias, otros desaparecieron en la noche, y unos pocos crecieron con el miedo en los huesos.

Una noche, una niña llamada Ada, huérfana y curiosa, decidió quedarse despierta. Había oído las historias, pero quería saber si eran ciertas. Preparó su habitación con sal y símbolos antiguos, y esperó en silencio con una vela encendida.

Cuando el reloj marcó la medianoche, la vela se apagó.

Ada no gritó. Observó mientras la figura de la bruja emergía de la sombra, flotando, con una sonrisa que no era humana. La niña, valiente o insensata, preguntó: —¿Por qué haces esto?

La bruja se detuvo. Su voz era un eco: —Porque nadie me protegió cuando yo fui una niña.

Esa noche, algo cambió. La casa de Ada no fue tocada. Y cuando los demás despertaron, encontraron un mensaje tallado en la piedra junto a la iglesia:

> “Una niña me escuchó. Una niña me entendió. Esta noche, dormirán en paz.”

Pero el Valle de Sombras no volvió a ver a Ada jamás.

Desde entonces, El Silencio vive con la esperanza de que el alma de la bruja haya encontrado descanso… aunque, de vez en cuando, las velas siguen temblando y los susurros vuelven a escucharse.

Porque el alma de una bruja traicionada… nunca olvida del todo. 🕯️🕷️🌑

“El Payaso de las Llamas”En un rincón olvidado de la ciudad, hay un parque al que nadie se atreve a entrar después del a...
21/07/2025

“El Payaso de las Llamas”

En un rincón olvidado de la ciudad, hay un parque al que nadie se atreve a entrar después del anochecer. Los columpios se balancean solos con el viento, la rueda giratoria chirría como si alguien la empujara… pero lo más inquietante no es el sonido, sino la figura carbonizada que a veces se ve entre los árboles: un payaso de rostro derretido y sonrisa torcida, cuyos ojos arden con un fuego eterno.

Hace veinte años, ese parque era famoso por sus espectáculos infantiles. Los sábados, niños de todas partes acudían con sus padres para ver a Risitas, un payaso amable y torpe que siempre lograba hacer reír a todos. Detrás de su maquillaje, su nombre real era Claudio Méndez, un hombre solitario pero de buen corazón que vivía solo por una razón: alegrar a los niños.

Pero no todos lo querían.

Un grupo de adolescentes del vecindario —conocidos por su crueldad y sus bromas pesadas— se burlaban constantemente de Claudio. Lo llamaban "el loco del parque", lo empujaban, le escondían sus cosas. Hasta que un día, decidieron ir más lejos. Durante una función nocturna especial por Halloween, sabotearon su pequeño camerino colocando gasolina en el suelo y una mecha encendida en el interior. No querían matarlo… solo "asustarlo", decían entre risas.

Pero el fuego fue más rápido de lo que esperaban.

Claudio quedó atrapado entre las llamas, y sus gritos de agonía se escucharon por todo el parque. Nadie acudió a ayudarlo. Murió consumido por el fuego, su traje fundido en su piel, su nariz roja derretida como una lágrima de cera.

Desde entonces, nadie ha vuelto a usar el parque. Y los jóvenes responsables, aunque nunca fueron acusados, empezaron a morir… uno por uno.

Uno fue encontrado colgado del columpio con marcas de quemaduras en el cuello. Otro apareció en su cama calcinado, sin que la habitación mostrara señales de fuego. Una chica terminó internada en un hospital psiquiátrico tras afirmar haber sido perseguida por “un payaso con fuego en los ojos”.

Dicen que a la medianoche, si pasas cerca del parque, puedes oír una risa ronca, apagada, como si viniera de una garganta chamuscada. Y si te atreves a entrar… quizá veas la silueta de Risitas, con su traje ennegrecido, su rostro derretido y una antorcha en la mano, buscando con voz rasposa a los culpables:

—¿Quién encendió el fuego…? ¿Fuiste tú…?

Nadie ha tenido el valor de responder.

Y tú… ¿te atreverías a entrar al parque esta noche?

"El Habitante de las Sombras"---Desde tiempos antiguos, se ha susurrado una leyenda en el pueblo de San Umbrío, un lugar...
20/07/2025

"El Habitante de las Sombras"

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Desde tiempos antiguos, se ha susurrado una leyenda en el pueblo de San Umbrío, un lugar donde las sombras parecen moverse solas cuando nadie las observa. Los ancianos del lugar hablan de un ente oscuro, una presencia antigua que habita en las siluetas que proyectamos al caer la noche. Lo llaman “El Habitante”.

Cuentan que no tiene forma propia, que sólo puede manifestarse a través de la sombra de una persona viva, como un parásito que acecha desde el rincón más oscuro del alma. Su propósito: encontrar un cuerpo que pueda poseer por completo.

Capítulo 1: El nuevo inquilino

Mariela, una joven fotógrafa de ciudad, se mudó a una antigua casa en San Umbrío tras heredarla de su abuela, recientemente fallecida. Desde el primer día, notó algo extraño: al caer la tarde, su sombra comenzaba a moverse de forma errática, como si tuviera vida propia. A veces la veía en la pared, quieta, pero al girarse… sus brazos parecían estar en otra posición.

Al principio pensó que era su imaginación, efectos de la fatiga o del estrés. Pero pronto las cosas se tornaron más siniestras.

Capítulo 2: Susurros y reflejos

Cada noche, antes de dormir, Mariela escuchaba un susurro proveniente de la oscuridad. No palabras completas, sino murmullos… como si alguien intentara hablarle desde otra dimensión. Al encender la luz, no había nada. Pero su sombra se mantenía, incluso cuando no había fuente de luz alguna.

Una madrugada, mientras pasaba las fotos que había tomado ese día, notó algo escalofriante: en cada imagen, su sombra parecía más densa, más grande… y en una de ellas, tenía los ojos abiertos.

Capítulo 3: La posesión

Una noche, decidió probar algo. Se colocó frente a un espejo con la única luz de una vela. Su sombra, proyectada en la pared detrás, comenzó a moverse lentamente, desincronizándose de sus propios movimientos. La vela parpadeó, y en el instante en que se apagó, su reflejo sonrió... pero ella no lo hizo.

El ente había encontrado en Mariela una grieta: una tristeza profunda por la muerte de su abuela, un vacío en su interior. Era justo lo que necesitaba para colarse.

Desde ese día, Mariela cambió. Se volvió fría, sus ojos se veían opacos, y hablaba en un tono más bajo. Los vecinos la veían caminar de noche, hablando con su propia sombra. Una anciana del pueblo, conocedora de los mitos, intentó advertirle… pero fue hallada mu**ta días después, con una expresión de terror en su rostro y su cuerpo sin sombra.

Epílogo: El huésped eterno

Mariela desapareció una noche, sin dejar rastro. Pero desde entonces, muchas personas en San Umbrío aseguran que, al anochecer, ven una silueta oscura observándolos desde las esquinas, desde sus propias sombras.

Y si alguna vez sientes que tu sombra se mueve un segundo después que tú… huye. Porque el Habitante sigue buscando.

"El Espectro del Juramento"En un pueblo remoto, cubierto de niebla y olvidado por el tiempo, existía una leyenda que los...
18/07/2025

"El Espectro del Juramento"

En un pueblo remoto, cubierto de niebla y olvidado por el tiempo, existía una leyenda que los ancianos contaban a sus nietos como advertencia: "No invoques lo que no puedes controlar". Pero como todo lo prohibido, la tentación resultó más fuerte que el miedo.

Un grupo de jóvenes, aburridos de la rutina rural, encontraron en una vieja biblioteca un grimorio oculto bajo el suelo, encerrado en una caja de hierro con inscripciones en latín. Dentro, entre páginas gastadas y olor a podredumbre, hallaron un ritual para invocar un alma en pena. Según el texto, el espectro cumpliría un deseo a cambio de una simple ofrenda: unas gotas de sangre y un nombre olvidado.

Lo hicieron por juego, en el sótano de una casa abandonada. Dijeron el nombre: Eloi Dantès, un hombre injustamente acusado de herejía siglos atrás y ejecutado sin juicio. Nadie creyó que algo sucedería... hasta que la llama de las velas se apagó sola y el aire se volvió hielo.

Desde esa noche, comenzaron las muertes.

Primero, el líder del grupo fue hallado ahorcado en su habitación, con la palabra “Perjurio” tallada en su pecho. Luego, una joven amaneció en su cama con los ojos abiertos, secos y grises como cenizas. Los demás intentaron huir, pero Eloi ya los había marcado.

El espectro no buscaba servir, sino venganza. Al ser invocado, despertaron su ira, su sed de justicia contra todo aquel que osara llamarlo sin comprender su dolor. No descansaría hasta acabar con todos los que rompieran el equilibrio entre el mundo de los vivos y los mu***os.

Una sola sobreviviente, Clara, escapó y regresó al lugar del ritual con el grimorio. Allí, entre gritos y sombras que la rodeaban, descubrió la verdad: el espectro no podía ser desterrado, sólo sustituido. Para calmar su alma, alguien debía ocupar su lugar.

Clara, sin salida, pronunció su propio nombre en el círculo ritual.

Hoy, si caminas por ese pueblo olvidado, aún puedes sentir el frío cuando pasas por la casa abandonada. Y si escuchas atentamente, podrías oír una voz susurrando desde el sótano:

"No invoques lo que no puedes comprender… o serás tú quien nunca descanse en paz."

El Reflejo de Althar---En un pueblo olvidado por el tiempo, existía una leyenda que muy pocos se atrevían a mencionar: e...
09/07/2025

El Reflejo de Althar

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En un pueblo olvidado por el tiempo, existía una leyenda que muy pocos se atrevían a mencionar: el demonio del espejo, Althar. Se decía que habitaba en un viejo espejo de marco negro, cubierto con grabados de símbolos que nadie lograba descifrar. El espejo había sido encontrado en el desván de una casa abandonada, y desde entonces, cada familia que lo tuvo en su poder terminó desapareciendo sin dejar rastro.

Claudia, una joven estudiante de historia obsesionada con objetos antiguos, encontró el espejo en una tienda de antigüedades del centro. El vendedor, un anciano de ojos hundidos y voz temblorosa, le advirtió:

—Ese espejo no refleja la realidad… refleja lo que desea devorar.

Claudia pensó que era solo una historia para aumentar el valor de la pieza. Lo compró, lo llevó a su departamento y lo colgó en su cuarto.

La primera noche, mientras se cepillaba los dientes, notó que su reflejo sonreía… pero ella no. Pensó que estaba cansada. La segunda noche, su reflejo parpadeó un segundo después que ella. En la tercera, mientras dormía, escuchó susurros que venían del cristal: voces guturales, como si se arrastraran dentro del vidrio.

Entonces comenzaron los sueños. Pesadillas donde su reflejo salía del espejo y caminaba por su habitación, con los ojos vacíos y una boca negra que se abría más allá de lo humano. Claudia se despertaba cada mañana sintiéndose más débil, más pálida, como si algo le estuviera chupando la vida.

Una noche decidió grabarse mientras dormía. A la mañana siguiente revisó el video. A las 3:33 a.m., el espejo comenzó a agrietarse desde dentro, pero sin romperse. Un brazo delgado y largo, cubierto de escamas negras, salió del cristal. Su reflejo la miró desde dentro… pero en la cama, Claudia no se movía. El reflejo la señalaba, murmurando en un idioma inhumano.

En ese momento, Claudia sintió una presencia tras ella. Se giró hacia el espejo y su reflejo no la imitó. Sonreía. Y esa sonrisa… no era humana.

Intentó romper el espejo, pero el vidrio no cedía. Lo cubrió con una manta, lo metió en una caja, lo llevó al bosque más profundo y lo enterró. Pero esa noche, al volver a casa, el espejo estaba colgado otra vez en su habitación, intacto. En él, su reflejo ya no estaba solo. Althar, con su cuerpo oscuro, ojos sin párpados y dedos como cuchillas, la observaba detrás de ella.

Claudia desapareció la noche siguiente. En su departamento solo quedó el espejo. Y quien se mira en él, si observa lo suficiente, puede ver a Claudia atrapada en el fondo, golpeando el vidrio sin poder gritar.

Pero ten cuidado. Si miras demasiado tiempo… él también te verá a ti.

̃os

"No Despiertes"EpílogoLos cinco cuerpos siguen vivos, hospitalizados, sin diagnóstico, sin cura. A veces, sus labios se ...
09/07/2025

"No Despiertes"

Epílogo
Los cinco cuerpos siguen vivos, hospitalizados, sin diagnóstico, sin cura. A veces, sus labios se mueven... pero no dicen palabras. Sólo repiten, una y otra vez:

“Zulnath vendrá por ti también…”

Dicen que si sueñas con una figura alta, de ojos rojos, y una voz grave susurra tu nombre en la oscuridad… no debes responder.

Porque si lo haces, no despertarás jamás.
..................

En un pequeño pueblo llamado San Cristóbal de las Sombras, un grupo de cinco amigos —Daniela, Luis, Brenda, Iván y Kevin— decidió reunirse una noche de viernes para jugar a la Ouija en la antigua casa abandonada al final de la calle Juárez. Eran adolescentes curiosos, sedientos de adrenalina y leyendas oscuras. La Ouija, la habían conseguido en línea, junto con un viejo libro de invocaciones en latín que prometía "contactar con entidades más allá del velo".

La primera noche
Encendieron velas, trazaron un círculo de sal (copiado del libro) y comenzaron el juego. Al principio, no ocurría nada. Kevin, el más escéptico, se burlaba. Pero de pronto, el puntero se movió solo y deletreó:

"N-O J-U-E-G-U-E-N C-O-N M-I N-O-M-B-R-E"

Las velas parpadearon violentamente y el aire se volvió frío. Creyendo que era una broma de alguno, no se detuvieron. Luis, animado por el miedo de los demás, desafió:
—¿Y cuál es tu nombre entonces?
El puntero se movió otra vez:

"Z-U-L-N-A-T-H"

De repente, Iván comenzó a convulsionar. Gritó palabras en un idioma que ninguno reconoció, sus ojos en blanco. Después se desmayó.

La maldición de Zulnath había comenzado.

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La primera pesadilla
Esa noche, Iván soñó que estaba atado a una cama con grilletes ardientes. En la penumbra, una figura alta, de ojos como brasas, lo observaba desde la esquina de la habitación. Le murmuraba su nombre: "Iván... Iván..." con una voz grave que retumbaba en sus huesos.

Cuando intentó despertar, no pudo. Despertó su cuerpo... pero no su mente. Su madre lo encontró en la mañana, con los ojos abiertos, el pulso estable, pero sin respuesta. Estaba en coma. Y dentro de su mente... Zulnath lo estaba desollando lentamente, noche tras noche.

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Uno por uno
Los demás creyeron que fue una coincidencia. Hasta que Brenda, dos noches después, gritó en medio del sueño, sacudiéndose en su cama. Su padre corrió a su habitación, pero ya era tarde: también había quedado atrapada con los ojos fijos, respirando... pero ausente.

Los doctores no encontraron causa. Las resonancias cerebrales mostraban actividad intensa, como si estuvieran soñando sin cesar.

Luis fue el siguiente. Él soñó que caminaba por la escuela vacía y todos los salones estaban llenos de niños mu***os, con los ojos arrancados y bocas cosidas. En medio del patio, Zulnath lo esperaba. Cada paso que daba, su cuerpo se convertía en ceniza. Al despertar, no lo hizo. Su mente se quedó en el patio, atrapada por siempre.

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Daniela y Kevin: los últimos
Desesperados, intentaron destruir la Ouija, pero esta siempre reaparecía en su puerta, limpia, como nueva. Buscaron a una bruja del pueblo, pero ella sólo alcanzó a decir una cosa antes de huir despavorida:
—¡Zulnath no es un espíritu! ¡Es un demonio de los sueños, un devorador de almas dormidas! ¡Ustedes lo trajeron! ¡Ya no hay marcha atrás!

Kevin no quiso dormir más. Se inyectaba cafeína, se pinchaba con agujas. Daniela empezó a rezar, a grabarse por si se dormía sin darse cuenta. Pero el cuerpo humano no aguanta tanto tiempo sin descanso. Daniela cayó en un microsueño en clase... y nunca volvió.

Kevin fue el último. Su miedo era tan profundo que Zulnath se alimentó de él como un festín. La última noche soñó que estaba solo en un mundo sin sonido, sin color. Una jaula colgaba del cielo, y dentro de ella, todos sus amigos gritaban sin voz. Zulnath le dio la bienvenida:
—Ahora tú también me perteneces.

Kevin se quedó atrapado... con los demás....

̃os

¡Un saludo a mis nuevos seguidores! ¡Estoy feliz de que me sigan! Rolando Garcia Varela, Edwar Alejandro Rumaldo Perez, ...
09/07/2025

¡Un saludo a mis nuevos seguidores! ¡Estoy feliz de que me sigan! Rolando Garcia Varela, Edwar Alejandro Rumaldo Perez, Enrique Patricio Imbago Rivera, Javier Solis Garduza, Sara Martin, Leidy Beatriz Poolcan, Cons Lex, Cuervo Rivera, Osvaldo Unanue, Margarita Ramirez, Carlos Manuel López García, Conny Cardenas, Mario Gutierrez Gomez, Lobo Salvaje Alfa, Philip Cantu, Edgar Haros Esparza, Roberto Canales, Jose Alvarez, Mel Granados, Diego Armando, Tana Gomez, Sai Deathcore, Erick Picazo, Cristo Parado, Jorge Medina, Emerzon Donaire, Cristian Maidana, Angel Alcaraz, Omar Duran, Gabii VC

¡Gracias por ser una de las personas que más interactuó y por estar en mi lista de participación semanal! 🎉 Claudia Rodr...
08/07/2025

¡Gracias por ser una de las personas que más interactuó y por estar en mi lista de participación semanal! 🎉 Claudia Rodriguez, Gilberto Xochihua

"El Visitante de la Noche"Capítulo 1: El susurro detrás de los sueñosMateo tenía apenas seis años cuando empezó a tener ...
08/07/2025

"El Visitante de la Noche"

Capítulo 1: El susurro detrás de los sueños

Mateo tenía apenas seis años cuando empezó a tener las pesadillas. Cada noche, al cerrar los ojos, su mundo se transformaba. Su habitación se desvanecía, y en su lugar aparecía un bosque seco, sin luna, sin estrellas, donde el aire olía a tierra mojada y a algo más… algo podrido.

Allí, siempre lo esperaba él.

Una figura alta, encorvada, de piel negra como el humo, con ojos como carbones encendidos y una sonrisa que no se borraba nunca. Nunca hablaba, solo lo seguía, con pasos lentos pero inevitables, como si ya supiera cómo terminaría todo.

Mateo corría. Gritaba. Pero la criatura siempre estaba ahí, detrás, más cerca cada noche.

Capítulo 2: Mamá no cree

—Solo son pesadillas, mi amor —decía su madre mientras le acariciaba el cabello—. Todos los niños sueñan cosas feas a veces.

Pero Mateo sabía que no era una simple pesadilla. Cada mañana despertaba con la misma marca: tres líneas delgadas, como rasguños, sobre su espalda o su pecho. Nadie podía explicarlas.

Y en el armario… algo no estaba bien. A veces, la puerta amanecía abierta. A veces, escuchaba su nombre desde dentro, en un susurro largo, húmedo, que le erizaba la piel.

Capítulo 3: El nombre del demonio

Una noche, decidió quedarse despierto. Se escondió bajo las cobijas con una linterna y su osito de peluche. A las 3:03 AM, la habitación se heló. Mateo vio cómo las sombras del armario se estiraban, se deformaban… y de ahí salió él.

—Ya sabes que estoy aquí, Mateo —dijo por primera vez la criatura, con una voz que sonaba como muchas voces a la vez—. Ya es hora de que me llames por mi nombre.

—¿Qué nombre?

—El nombre que te he estado susurrando en cada sueño… Llámame, y todo será más fácil.

Mateo negó con la cabeza, temblando. Entonces el demonio se inclinó hasta su oído y lo dijo: “Nir’Zhal”.

En ese momento, el cuarto desapareció. Mateo ya no estaba en su cama. Estaba en el bosque otra vez, pero esta vez… el demonio estaba frente a él. Y sonreía más que nunca.

Capítulo 4: La verdad detrás del sueño

Nir’Zhal no era una pesadilla cualquiera. Era un demonio que vivía alimentándose del miedo infantil, moviéndose entre sueños para crecer y fortalecerse. Solo necesitaba una cosa para pasar al mundo real: que un niño dijera su nombre en voz alta.

Mateo luchó. Gritó. Pero en medio de su terror, cuando despertó gritando, dijo el nombre sin querer.

La casa se estremeció.

Las paredes lloraron humedad.

Y desde esa noche, Nir’Zhal ya no vive solo en sus sueños.

Epílogo: Ojos bajo la cama

Mateo ya no duerme.

Pero cada noche, bajo su cama, unos ojos brillan en la oscuridad. Esperan.

Porque Nir’Zhal ya está aquí… y quiere que más niños digan su nombre.

Parte Final "Orejas de Sombras - La Última Pesadilla”Pasaron los años. Crecí, y aunque los sueños oscuros se volvieron m...
02/07/2025

Parte Final "Orejas de Sombras - La Última Pesadilla”

Pasaron los años. Crecí, y aunque los sueños oscuros se volvieron menos frecuentes, Sombras nunca volvió... al menos, no como antes.

Hasta que cumplí diecisiete.

Esa noche soñé con un lugar que nunca había visto, pero que sentía familiar: un pasillo sin fin, con puertas cerradas a ambos lados. Al final, una puerta roja. Al tocarla, supe que dentro estaba lo que había tratado de olvidar todos estos años.

La abrí.

Y ahí estaba Sombras. O lo que quedaba de él.

Era alto. Demasiado. Su cuerpo era una amalgama de pelaje y sombras vivas que se retorcían. Sus ojos ya no brillaban: ardían. Su hocico se abría en una sonrisa humana. Y sus orejas, ahora enormes como alas, se extendían y palpitaban como si respiraran.

—Te protegí de todo, —dijo con una voz que sonaba como mil ecos— pero ya no eres un niño. Ahora tú debes soñar con lo mío.

Las paredes se cerraron. Las pesadillas que él había enfrentado por mí —las sin rostro, el hombre del armario, el espejo roto— aparecieron una a una… y lo rodearon.

—Despiértame… por favor… —susurré.

—¿Despertarte? —dijo Sombras, acercándose— Esto no es tu sueño. Este es el mío. Ahora yo duermo… y tú eres mi pesadilla.

Grité.

Y entonces desperté.

O eso creí.

Todo en mi habitación estaba igual… salvo una cosa.

En la esquina, sentado, con orejas largas y ojos como brasas, Sombras me miraba, sonriendo.

Desde entonces, ya no sueño. No puedo. Él se llevó esa parte de mí. Pero cada vez que cierro los ojos, escucho el susurro:

> —Gracias por ser mi guardián ahora…
—Ahora tú me protegerás. Para siempre.

Y sé que la pesadilla… solo cambió de dueño.

"Orejas de Sombras"Cuando cumplí siete años, mis padres me regalaron un cachorro. Era un cruce extraño, con orejas larga...
02/07/2025

"Orejas de Sombras"

Cuando cumplí siete años, mis padres me regalaron un cachorro. Era un cruce extraño, con orejas largas que parecían demasiado grandes para su cabeza, ojos negros como tinta y un pelaje oscuro que cambiaba de tono según la luz. Lo llamé Sombras.

Al principio, Sombras parecía un perro normal. Jugaba, dormía a mis pies y me lamía la cara por las mañanas. Pero por las noches, algo era distinto. Se sentaba frente a mi cama, muy quieto, con las orejas erguidas y la mirada fija en mí. No ladraba. No se movía. Solo observaba… como si esperara algo.

Fue entonces cuando comenzaron las pesadillas.

Soñaba con cosas que no había imaginado jamás. Criaturas sin rostro que caminaban por el techo, susurros que salían de debajo de mi cama, un hombre de dedos afilados que me observaba desde el armario sin abrir la puerta. Cada noche era peor. Y cada mañana, Sombras estaba un poco más cambiado: más callado, más alerta… y sus orejas crecían.

Una madrugada desperté bañado en sudor. Sombras estaba parado en dos patas a los pies de mi cama. Sus ojos brillaban, y sus orejas se movían como antenas. Escuchaba… mi sueño. Lo supe. Él podía oír mis pesadillas.

Esa noche lo seguí. Caminó en silencio hasta el pasillo, se sentó frente al espejo del baño y empezó a gruñir. Yo no veía nada… hasta que mi reflejo parpadeó, pero yo no lo había hecho. En el espejo había otro “yo”, con la sonrisa torcida y los ojos completamente negros. Sombras ladró con fuerza, y el espejo estalló en mil pedazos.

Ahí entendí: él se metía en mis pesadillas… y peleaba con ellas.

Pero la conexión tenía un precio.

Cada vez que enfrentaba una pesadilla, Sombras cambiaba. Su pelaje se llenaba de parches grises, sus patas se alargaban, y su hocico se torcía ligeramente. Era como si las pesadillas le dejaran cicatrices.

Mis padres no lo notaban. Para ellos, era el mismo perrito adorable. Pero yo sabía la verdad. Sombras me protegía… a cambio de absorber lo peor de mi mente.

Una noche, soñé con la cosa que más me aterraba: quedarme solo. En la pesadilla, todos se iban. Nadie me recordaba. La casa estaba vacía. Oscura. Fría. Desperté llorando… y Sombras no estaba.

Lo busqué durante días. Nunca volvió.

Pero a veces, por las noches, oigo sus uñas raspando bajo mi cama. Y en mis sueños más oscuros, alguien —algo— me defiende. Ya no tiene forma de perro. Es más grande. Más silencioso. Pero tiene las mismas orejas… y los mismos ojos.

Y sé que sigue ahí.

Escuchándome.

Esperando a que sueñe de nuevo.

̃ecodiabólico

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