27/07/2025
"La Sombra del Umbral"
Epílogo
El cuerpo de Laura fue encontrado días después. El rostro torcido en una expresión de pánico absoluto, y en la pared de su cuarto… la silueta de dos manos negras más. Desde entonces, quienes pasan una noche en esa casa cuentan lo mismo: sienten que no están solos al despertar, aunque no puedan moverse. Y todos ven lo mismo:
Una sombra… que sonríe sin rostro.
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En un pequeño pueblo olvidado por el tiempo, existía una leyenda que pocos se atrevían a contar. Hablaba de una entidad oscura conocida como Umbra, una sombra que solo se manifiesta cuando una persona cae en parálisis del sueño. No era una ilusión ni un simple juego de la mente: era real… y se alimentaba del terror.
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Capítulo 1: El primer encuentro
Laura era una joven universitaria que se mudó sola a una antigua casa heredada de su abuela. Las paredes aún olían a polvo viejo y humedad. Las primeras noches fueron tranquilas, pero al cabo de una semana comenzaron los sueños extraños. En ellos, estaba atrapada en su cama, incapaz de moverse o gritar, mientras una figura negra con ojos sin fondo la observaba desde una esquina del cuarto.
Al despertar, sudorosa y con el corazón latiendo desbocado, asumió que era una pesadilla causada por el estrés. Pero la sensación de estar vigilada no desapareció durante el día.
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Capítulo 2: La parálisis
Una noche, Laura abrió los ojos… o al menos eso creía. No podía mover ni un solo músculo. La habitación estaba en penumbras, pero distinguía claramente la figura oscura en la puerta: alta, amorfa, y con movimientos que no eran humanos. Umbra se deslizaba por el suelo sin hacer ruido, acercándose lentamente.
La entidad se colocó junto a su cama y se inclinó sobre ella. Un susurro seco y frío como la muerte le llegó al oído:
—“Cuanto más luchas… más fuerte me vuelvo.”
Entonces, su pecho comenzó a doler. Sentía como si algo invisible le extrajera el aliento, como si su alma estuviera siendo absorbida lentamente.
Cuando al fin recuperó el control de su cuerpo, gritó y encendió la luz. No había nadie. Pero en la pared, donde antes no había nada, ahora había una mancha oscura… con la forma de una mano.
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Capítulo 3: El origen
Desesperada, Laura investigó la historia de la casa. Descubrió que su abuela había sufrido episodios constantes de parálisis del sueño durante sus últimos años, hasta que dejó de hablar por completo y murió en su cama con una expresión de terror en el rostro.
Encontró un diario oculto bajo las tablas del suelo. En él, su abuela escribió:
"La sombra vino por mí… se arrastra en la mente cuando el cuerpo duerme pero el alma no. No duermas en silencio. No dejes que te atrape dos veces seguidas. La segunda vez… ya no despiertas."
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Capítulo 4: El umbral final
Laura intentó mantenerse despierta, pero el cuerpo no resistió. Esa noche, volvió a caer en la parálisis. Umbra ya no se mantenía a distancia. Esta vez se sentó encima de su pecho, hundiendo su peso en ella. Sus manos negras comenzaron a absorber algo más que miedo.
Un último pensamiento cruzó su mente:
"No es un sueño. Nunca lo fue."
Y luego… oscuridad.