
02/11/2024
Cuando era niño, cada Navidad le preguntaba a mi mamá, ”¿Qué quieres de regalo?” Y ella, con esa sabiduría que sólo las madres tienen, siempre me respondía: “Salud, y que no falte nadie el próximo año.” Yo insistía, casi impaciente, “No, mamá, un regalo de verdad…”
Hoy entiendo lo que ella siempre supo. Hoy sé que los regalos, por hermosos que sean, no significan nada si hay sillas vacías. No hay objeto en este mundo que llene el vacío que dejan aquellos que amamos y que ya no están con nosotros.
Este mensaje es en memoria de quienes ya se nos adelantaron. Que en cada Navidad, aunque no podamos verlos, estén presentes en nuestros corazones, recordándonos lo que realmente importa: la familia, el amor y el tiempo juntos.