18/02/2023
▶️ Historia
La Revolución Mexicana
Por: Mely Reynoso
La frontera Ciudad Juárez-El Paso desempeñó un papel importante en el drama revolucionario de 1910 y no sólo porque revolucionarios prominentes fueron originarios del Norte, como Pascual Orozco, Abraham González, Francisco I Madero, Francisco Villa, Venustiano Carranza, Alvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. La geopolítica tuvo un gran peso en el proceso revolucionario, por lo menos en sus etapas iniciales: la Revolución comenzó en el Norte y fue decisiva en esta región.
La frontera, específicamente, Ciudad Juárez, fue fundamental en tanto que el control de la plaza por uno u otro grupo implicó el control del trafico de provisiones y armas, y de aduanas. Para los revolucionarios, simbolizaba además la ventaja adicional de estar con un pie en cada margen del Río Bravo. Aunque la Revolución Mexicana fue un movimiento de carácter campesino, las sagas decisivas se libraron en escenarios urbanos, sin duda, uno de los más importantes fue Ciudad Juárez.
Durante la primera década del siglo XX, Juárez había iniciado un proceso de crecimiento económico que fue truncado por la Revolución. El asedio y ocupación de distintas facciones de las tropas revolucionarias y de los ejércitos federales, a partir de 1910 provocaron una secuela de problemas políticos, económicos y sociales que redundaron en el estancamiento de la transformación urbana el casi total paralizamiento de las actividades comerciales e industriales y de agricultura.
Población Ciudad Juárez - El Paso, 1900-1920
En 1900, la población de Juárez era aproximadamente la mitad de la de El Paso, pero la gesta revolucionaria obligó a numerosas familias juarenses a reubicarse en El Paso, en pos de mejorar sus ingresos y buscando la estabilidad política. Durante el periodo 1900-1909, la población juarense creció a una tasa promedio anual de 1.3, en tanto que la de El Paso lo hizo al 1.7; para el periodo 1910-19 muestran la misma tasa de crecimiento, pero el número de residentes es sustancialmente diferente: 19,457 para Juárez en 1921, y 77,560 para El Paso en 1920. Autores como Óscar Martínez (1982) asumen que la migración realizó una importante contribución al rápido poblamiento de El Paso, ya que durante el periodo revolucionario se convirtió en el refugio más cercano para quienes buscaban escapar de la violencia de la guerra.
Los preámbulos de la Revolución en Juárez pueden ubicarse desde principios de siglo, con el entusiasmo que despertó entre sectores progresistas, la corriente anarcosindicalista de los Flores Magón, en los municipios fronterizos como Guadalupe, Juárez, Casas Grandes, Galeana. Tan temprano como 1906, el descontento contra el régimen porfirista rendía frutos: en este año, algunos miembros del Partido Liberal Mexicano pretendieron tomar Ciudad Juárez y fallaron en el intento, mismo que volvieron a repetir en 1908, esta vez en Palomas, con similares resultados.
El fervor antireeleccionista capitalizado por Madero en todo el país también prendió en Juárez. En 1909 se fundó el club antireeleccionista “Benito Juárez”, el cual empezó a publicar el semanario “El grito del pueblo”, uno de cuyos principales columnistas fué Abraham González, quien expuso sus ideas respecto al sufragio popular y al voto femenino. En ese mismo año se estableció en la ciudad el club reyista “Melchor Ocampo”, en apoyo al Partido Democrático que postulaba a Bernardo Reyes como candidato a la vicepresidencia.
En enero de 1910, Madero, acompañado de Abraham González y de Roque Estrada, su segundo orador, llegó por tercera vez a Ciudad Juárez. Del 14 al 19 de enero, permaneció en la ciudad y desplegó una intensa actividad política dirigida a organizar el Partido Antirreeleccionista. Los resultados de las elecciones federales de junio de 1910, causaron protestas entre la población, y terminó en represión por parte de los jefes políticos locales. El encarcelamiento y posterior huida de Madero, aceleraron los preparativos para la Revolución en el estado de Chihuahua, donde estalló y se propagó el movimiento. Desde San Antonio, Texas, el 5 de octubre de 1910 Madero proclamó el Plan de San Luis, y convocó a la insurrección para el 20 de noviembre.
Los primeros en levantarse en armas, a mediados de noviembre de 1910, fueron grupos maderistas: Toribio Ortega en Cuchillo Parado, Abraham González en Ojinaga, Francisco Villa en San Andrés, Pascual Orozco en Guerrero. El inicio de actividades rebeldes en Chihuahua orilló al gobierno federal a movilizar batallones, cuerpos de rurales y de voluntarios de la guardia nacional, de diversos puntos de la República hacia territorio chihuahuense, descobijando otros lugares.
El cónsul norteamericano en Juárez reportaba el 22 de noviembre de 1910, que “…en la zona de El Paso y Ciudad Juárez, situada más o menos a la mitad de la línea fronteriza entre México y Estados Unidos, no han sufrido desórdenes ni levantamientos, pero el servicio de trenes ha empezado a sufrir a causa de la revolución…”
El rumbo de la Revolución en el estado firmó el destino de Ciudad Juárez: al perder Orozco Ciudad Guerrero a manos del ejército federal, y por invitación de Abraham González, se dirigió a la frontera para aprovisionarse de armamento, y reforzar sus filas con los refugiados en Estados Unidos, como Luis García, José de la Luz Blanco, Antonio Rojas, entre otros. En los primeros días de febrero de 1911, las autoridades de Ciudad Juárez, tomaron algunas medidas de seguridad para proteger a la población local de los posibles ataques revolucionarios. La llegada del general Rábago a la plaza, el 3 de febrero, así como la del general porfirista Juan N. Navarro, frustraron los planes de Orozco, quien se vio forzado a esperar una nueva oportunidad de tomar la ciudad.
El 23 de febrero de 1911, el general Rábago al mando de 600 soldados emprendió la persecución de los maderistas, pero no pudo cumplir su objetivo por las condiciones en que se encontraba el ejército federal: había desarticulación, corrupción y escasez de provisiones y armas. Portilla (1995) reporta que para el 23 de febrero, la ciudad estaba desierta. El 8 y 9 de febrero se habían capturado grupos en la frontera tratando de cruzar armas y víveres.
El 14 de febrero de 1911 en vez de entrar al país por Ciudad Juárez, como eran sus planes originales, Madero se vio forzado a ingresar por el Vado de la Herradura, en la Hacienda de San Agustín, en las inmediaciones de Guadalupe. Iba acompañado de Abraham González, José de la Luz Blanco, Roque Estrada, Raúl Madero, José Garibaldi, Alberto Harrington y 20 norteamericanos que se sumaron al movimiento. De allí continuó hasta San Lorenzo, en el municipio de San Buenaventura, prosiguió hasta Galeana y atacó Casas Grandes, donde fue derrotado. Madero se replegó nuevamente hacia Galeana, en donde se le unió el jefe de los ejércitos revolucionarios, Pascual Orozco; siguió hasta la hacienda de Bustillos y estableció ahí su cuartel general.
La inminencia de la llegada de las tropas revolucionarias a Ciudad Juárez obligó al presidente Díaz a establecer las primeras negociaciones de paz. Toribio Esquivel y Óscar Braniff lograron un primer acuerdo de armisticio por cinco días, mismo que fue prorrogado en dos ocasiones consecutivas, sin llegarse a acuerdo alguno, lo que desató las hostilidades de nueva cuenta.
El 23 de abril, ante el temor de una complicación internacional, Madero autorizó la evacuación de la ciudad. El historiador local, Felipe Talavera, refiere que la ciudad estaba resguardada en 18 puntos estratégicos ante la embestida revolucionaria. El comandante de la plaza era el general Juan J. Navarro “el Tigre de Cerro Prieto”, famoso por su crueldad. Los puntos de defensa estaban ubicados de la siguiente manera:
1. El cuartel del Quince, en las actuales calles de Manuel Acuña, Altamirano y Rayón.
2. Fuerte Hidalgo, en la Escuela Técnica núm. 1, de las calles Artículo 23 y Francisco Sarabia.
3. Calle Lerdo y Cerrada del Teatro.
4. En las Oficinas generales de Correos, calle Mariscal y 16 de Septiembre.
5. Edificio de la Cárcel, en las calles 16 de Septiembre, Mariscal, Guadalupe Victoria y Donato Guerra.
6. Edificio de la Aduana, en la calle 16 de Septiembre.
7. Estación del Ferrocarril.
8. Misión de Guadalupe.
9. Escuela No. 28, en las calles Galeana y Constitución
10. Vía elevada en las calles Insurgentes y Constitución.
11. Inmediaciones del mercado Juárez, para defender el acceso desde San Lorenzo.
12. En la calle María Martínez y Arteaga.
13. Puente del Ferrocarril Central Mexicano.
14. Puente del Ferrocarril Noroeste de México.
15. En la Avenida Lerdo.
16. En el Viejo Molino de Montemayor, al inicio del actual viaducto Díaz Ordaz
17. Avenida Ferrocarril, frente a la plaza de toros “Hermanos Samaniego”.
El fracaso de las negociaciones de paz con el ejército federal, además del temor de provocar un conflicto internacional, obligó a Madero a declarar el 7 de mayo, que la toma de Ciudad Juárez no era decisiva para el rumbo de la Revolución, y ordenó la marcha al sur. No obstante, la orden fue desacatada por Villa, Orozco, Garibaldi y Blanco, quienes el 8 de mayo dirigieron el ataque por los flancos Sur y Oeste; neutralizaron las trincheras construidas por los defensores, y dinamitaron las casas de adobe. El día 9 cortaron líneas eléctricas y de agua y arreciaron los incendios en diversos puntos. Después de dos días de intensas refriegas, el general Navarro y su exhausto ejército se rindió el 10 de mayo.
Entre el 16 y el 29 de mayo hubo saqueos en diversos lugares de la ciudad. El 9 de mayo de 1911, un día después de la toma de la ciudad, Villa ordenó el saqueo de la casa comercial Ketelsen y Degetau, saqueo que fue repetido al año siguiente por las fuerzas de Orozco. Estas últimas quemaron la tienda y tomaron bienes con un valor de un cuarto de millón de pesos.
El 10 de mayo Madero, pese a sus reticencias y a las divisiones internas del ejercito revolucionario, hizo su entrada triunfal a la ciudad y estableció su cuartel general en el edificio de la Aduana. Su gabinete quedó conformado por Juan Sánchez Azcona como secretario particular, José María Pino Suárez en la Secretaría de Justicia, Federico González Garza en Gobernación y Venustiano Carranza en la Secretaría de Guerra. La pregunta es ¿Qué reconocimiento merecían los que habían arriesgado la vida, pero habían osado defender, a Francisco I. Madero, el prócer de la democracia?
El 17 de mayo se negoció un nuevo armisticio, donde se acordaba el restablecimiento de las líneas telefónicas y de ferrocarril. Este acuerdo fue firmado finalmente el 21 de mayo. De acuerdo a este tratado, Miguel Ahumada renunció a la gubernatura del estado. La legislatura nombró interino en el cargo a Abraham González, quien tomó posesión el 10 de junio. Otro de los puntos de acuerdo fue el licenciamiento de tropas revolucionarias, a cargo de Pascual Orozco, y que inició en junio. En Ciudad Juárez permaneció un cuerpo de rurales formado por 300 hombres a las órdenes de José de la Luz Blanco. Al inicio de 1912, pese a la aparente tranquilidad, fuerzas rebeldes vazquistas del distrito Galeana instaladas en la ciudad, iniciaron una serie de desórdenes.
El 27 de febrero, la ciudad cayó en manos de la junta, que nombró presidente provisional del país a Emilio Vázquez Gómez. Esta junta estaba integrada por Paulino Martínez, Policarpo Rueda, David de la Fuente y Francisco Guzmán. Localmente se propició el reclutamiento de soldados para incrementar los cuerpos rebeldes existentes, así como para crear otros nuevos; el principal incentivo era un salario de dos pesos diarios. Este nuevo ejército se movilizó hacia la capital del estado, atendiendo la llamada de Pascual Orozco, quien se había pronunciado contra Madero desconociéndole como presidente y planteando la urgencia de reformas socioeconómicas relativas a los problemas agrario y obrero.
En el Plan de la Empacadora de Orozco, del 8 de marzo de 1912, en la ciudad de Chihuahua, inspirado en el Manifiesto del Partido Liberal Mexicano. Por unos meses, Orozco dominó la política chihuahuense, incluso fue apoyado por la legislatura local para nombrar gobernador interino, con facultades extraordinarias, a Felipe R. Gutiérrez. A principios de junio de 1912, arribaron a Ciudad Juárez, el gobernador Gutiérrez y su gabinete, e instaló temporalmente su gobierno. Mientras tanto, Orozco era perseguido y derrotado por la División del Norte, de Francisco Villa, y se replegó hacia Ciudad Juárez. La plaza, no obstante, fue recuperada el 20 de agosto por Rábago y Téllez, al mando del ejército maderista. El gobernador Gutiérrez fue obligado a refugiarse en El Paso, y el general Trucy Aubert quedó al mando del destacamento militar de la ciudad.
En septiembre de 1912, en presencia del general Francisco Villa el doctor Luis de la Garza Cárdenas, tomó posesión de la presidencia Municipal de Juárez. Rindió su protesta ante el general Joaquín Téllez, jefe de la Guarnición de la Plaza. Después del as*****to de Madero, en febrero de 1913, los orozquistas intentaron recuperar Juárez. Silvestre Terrazas, con un grupo de revolucionarios, constituyó la Junta Constitucionalista, en El Paso, Texas. La contrarevolución fue dirigida en buena medida por Francisco Villa, quien después de huir de la prisión de Tlatelolco hacia los Estados Unidos, regresó a México por Ysleta en compañía de Tomás Morales, Darío Silva, Pascual Álvarez, Pedro Sapién, Miguel Saavedra, Manuel Ochoa, Juan Dozal y Carlos Jáuregui.
El 15 de Noviembre de 1913, los constitucionalistas, al mando de Villa, tomaron por sorpresa la ciudad; el 18 del mismo mes se les unieron los contingentes de Toribio Ortega. La toma de la plaza fue de gran beneficio para los revolucionarios por las mercancías que confiscaron, no así para los comerciantes españoles, quienes huyeron a la vecina ciudad de El Paso. Villa se entrevistó con la delegación zapatista, dirigida por Gildardo Magaña, con quien discutió el tema del reparto agrario. También llegaron a Juárez para entrevistarse con el general Villa, Plutarco Elías Calles e Ignacio Enríquez.
En 1913, por intermedio de Lázaro de la Garza, Villa obtuvo un importante crédito de la Hymann, Krupp and Company, para adquirir zapatos, cobijas y ropa para su ejército. Ese año, también creó una agencia financiera en la ciudad para obtener los pertrechos de guerra, con los que aprovisionaba su División del Norte, que se calcula, gastó quince millones de pesos
El 28 de marzo de 1913, el gobernador Manuel Chao, y Venustiano Carranza, arribaron a Ciudad Juárez para negociar con Villa. La destrucción de la ciudad por la guerra trajo una gran inestabilidad política en la región; por ejemplo, entre 1911 y 1914 se nombraron 29 jefes políticos, aunque los regidores no fueron cambiados con tanta frecuencia.
A la inestabilidad política se sumó una ingente falta de recursos financieros cuestión, que las autoridades municipales trataron de resolver por su cuenta: se buscó incrementar los ingresos a través de estrategias como otorgar permisos para establecer casas de juego, explotar la lotería de cartones, concesionar la venta de cerveza y la fabricación de bebidas alcohólicas, cobrar por el servicio de agua entubada, poner cuotas por extracción de arena y materiales de construcción, rentar terrenos agrícolas y poner impuestos a prostitutas y vendedores ambulantes.