02/09/2025
MÉXICO, CHAMANES Y MINISTROS
Paco Palafox
En México, la Suprema Corte debería representar la razón, la ley y la imparcialidad. Sin embargo, la toma de protesta de los nuevos ministros (conocidos también como “los ministros del acordeón”) pareció más un ritual de feria esotérica que un acto republicano. Vimos sahumerios, rezos a “espíritus” y la entrega de un bastón de mando. ¿En serio? ¿Así jura justicia el máximo tribunal de un Estado que presume ser laico?
Parecía más una escena de feria esotérica que el inicio de una labor judicial.
Aquí está la contradicción. Si un ministro sacara una Biblia y orara públicamente a Jesucristo, los titulares serían inmediatos: “fanatismo”, “violación al laicismo”. Pero cuando la superstición se disfraza de “tradición ancestral”, entonces es aceptada y hasta aplaudida. ¿Por qué la cruz y la Biblia escandalizan y el bastón con humo no? ¿Por qué la Biblia divide y el bastón mágico une?
Eso no es laicismo: es hipocresía.
El cristianismo —que guste o no, es la raíz cultural de México— enseña un Dios que llama a la verdad, la justicia y la libertad de conciencia: “Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Juan 8:32). En contraste, los rituales chamánicos reducen al hombre a un dependiente de objetos y energías invisibles. Una espiritualidad que infantiliza y distrae, en lugar de exigir responsabilidad ética.
Lo grave es el mensaje: ministros de justicia recibiendo poder simbólico no de la Constitución, sino de un palo adornado y un humo “purificador”.
México no necesita aprendices de chamán, necesita jueces con principios firmes, capaces de enfrentar la corrupción, la violencia y la impunidad.
El país sangra por feminicidios, desapariciones y crimen organizado. Y mientras tanto, en lugar de seriedad, se nos ofrece folclor mágico. Como si con copal y bastones de mando pudiéramos resolver el colapso de la justicia.
Un Estado verdaderamente laico debe garantizar neutralidad frente a cualquier credo, sin sustituir la fe cristiana por superstición pagana. Lo que vimos no fue respeto cultural, fue un retroceso.
México merece una Corte que sea faro de razón y justicia, no escenario de humo y rituales. Porque cuando la toga se mezcla con el chamán, lo único que queda nublado es la justicia.
México, que merece jueces serios, recibió humo. Literalmente.
Sep 2 2025