
06/09/2025
¿El Mictlan fue el in****no mexica… o una visión científica del ciclo de descomposición y renovación?
¿Relato mítico… o conocimiento profundo sobre la muerte y la materia?
Durante siglos se nos enseñó a ver al Mictlan como “el in****no azteca”, una especie de castigo pagano previo a la redención cristiana. Pero esa comparación no solo es reduccionista, sino profundamente errónea. El Mictlan no era un lugar de culpa ni condena. Era un territorio de transformación, donde lo material regresaba a la tierra, donde el cuerpo se fundía con los elementos, y el aliento encontraba su disolución en el cosmos.
De acuerdo con Semillas del Universo, “Mictlan es la caída natural hacia lo profundo. Es lo que devuelve todo a su origen: polvo, hueso, raíz.” En lugar de un castigo, se trata de una propuesta científica ancestral: la comprensión de que todo lo vivo se descompone y se reintegra. Es, en términos modernos, una teoría del reciclaje universal de la materia. En lugar de castigos eternos, hay procesos naturales; en vez de demonios, hay símbolos del tiempo, del viento, del movimiento interno de la vida hacia la muerte.
¿Y si el Mictlan fuera una explicación sobre la entropía? ¿Una forma poética de narrar la segunda ley de la termodinámica? ¿Y si no fueran demonios los que lo habitan, sino procesos naturales que se encargan de disolver la forma para liberar la esencia?
Es momento de replantear lo que llamamos mitología y entenderla como una forma antigua de ciencia simbólica.
Las culturas originarias tenían formas precisas de nombrar lo invisible: la descomposición, la metamorfosis, la gravedad, la memoria de la materia. Mictlan no es un lugar de horror, sino una escuela de retorno, una metáfora del tiempo que nos espera a todos. Al comprender esto, ya no tememos a la muerte: la reconocemos como la más sabia de las maestras.
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