18/04/2025
En la cima del Monte Calvario, entre clavos, espinas y silencios, el Hijo de Dios fue levantado en una cruz… no por debilidad, sino por amor.
Cada martillazo era un TE AMO aún y cuando hería su cuerpo, también se desgarraba el velo que nos separaba de Dios. Ese velo en el Templo, representaba la distancia, la barrera entre lo santo y lo humano.
Pero cuando Jesús exhaló su último aliento
y dijo: “Consumado es”, la tierra tembló…
y el velo se rasgó de arriba abajo.
No fue un accidente.
Fue el grito del cielo diciendo:
“Ya no hay más distancia.”
Ahora, el camino está abierto.
El acceso al Padre es libre.
La gracia ha roto los muros,
y el Amor ha hecho morada en corazones.
La cruz no fue el final.
Fue la llave.
El velo rasgado… la señal de que jamás volveríamos a estar solos.
— Damarytz Lomas