
28/08/2025
Relato enviado por Leslie Ximena Zepeda.
Buenas noches, quiero contar mi relato, este no creo que sea de terror, pero es algo extranormal y sumamente inexplicable.
Cuando yo era una adolescente me la pasaba mucho tiempo en la plaza de la colonia donde vivía, yo en ese entonces vivía con mis padres, vivía en una residencial en las faldas de una montaña boscosa, dicha plaza estaba al lado de mi casa, prácticamente era mi segundo patio.
Este bosque tenía lo típico de plaza interactiva en la orilla pero entre más entraba uno llegaba a zonas sumamente mágicas, donde el bosque estaba en su punto, si uno continuaba daba a la montaña, la verdad desconozco hasta donde uno podía acceder desde mi residencial.
El punto aquí es que en mi adolescencia pase por una etapa de depresión pues mi mamá y mi hermano menor habían fallecido en un accidente de auto, solo quedábamos mi papá, mi hermano mayor y yo, pero mi papá se mataba en el trabajo para mantener ese estilo de vida y mi hermano se la pasaba en las calles a todas horas.
Me tocaba estar a veces sola en la casa con tantas cosas en la cabeza, todo eso me generó un estrés al punto de querer atentar contra mi vida, pues el dolor era enorme.
La única forma de tranquilizarme era sentarme a las orillas del bosque.
En ese momento tampoco tenía tantos amigos así que jamás tenía alguien con quién hablar a toda hora y mi residencial era más hogar de ancianos que de adolescentes.
Un día estaba tan mal que decidí que ese era el día donde lo iba a hacer, atentar contra mi, pero antes decidí salir al bosque a pensar un poco por si acaso.
Yo ya me encontraba decidida, el estar sentada en el bosque no me tranquilizó, así que decidí que lo haría en ese momento, pero algo paso, algo curioso.
Al fondo del bosque ví un conejo, este conejo estaba ahí parado viéndome a unos ocho metros de distancia.
Era un bonito conejo blanco no muy grande pero tampoco pequeño.
Me veía y movía la nariz de un lado a otro, eso me ocasionó la primera sonrisa después de semanas de llanto.
Decidí que esa era una señal para que no fuera ese día, así que lo deje para otra ocasión.
Al día siguiente salí al bosque y me senté, algo mejor, pero intenté buscar al conejo más este no se vio a lo largo de varias horas que estube buscándolo.
Al día siguiente paso lo mismo, el conejo no salió, ya en ese punto pensé que fue solo una señal por la mala decisión que tome.
Yo aún estaba muy mal, no me había arrepentido de hacerlo, solo cambie la fecha y la sentía cerca.
Paso un día más y nuevamente me puse muy mal, estaba decidida a hacerlo ese día, pero antes sali al bosque a ver si me calmaba o no, en ese momento no pensaba en nada, ni en el conejo, yo estaba pensando en mi partida nada más.
Así que cuando decidí que sería ese día escuché detrás de mi unas hojas rompiéndose, al girar la cabeza veo al conejo blanco, de nuevo ahí a unos metros de mi, ahora parando las orejas y bajandolas repetidamente, como queriendo llamar mi atención.
No supe cómo reaccionar ante esa inesperada visita, pero me causo risa así que lo deje para otro día mas.
Al día siguiente lo busque de nuevo pero jamás apareció, supuse que ya había un patrón en esto, así que varios días después, estando muy mal, decido que ahora sí sería el día en que lo haría, pero aún así salí al bosque.
No me senté, si no que camine en el bosque, muy molesta y emocionalmente destruida, buscando la señal que la casualidad me mandaba cada vez que decidía que sería mi último día.
Comencé a gritar a lo loco "¡ven, lo voy a hacer hoy ahora sí, sin importar nada lo haré!".
Entonces a lo lejos y como si fuera arte de magia sale el conejo de entre las hiervas, da varios brincos y comienza a caminar brincando en círculos, sin quitarme los ojos de encima.
Curiosamente estaba yo tan mal esa vez y estaba tan decidida a hacerlo que no me causó gracia ni senti bonito al ver eso, ese día lo haría y punto, solo había salido a ver al conejo para hacerle ver a la vida que nada me detendría en esta ocasión.
En eso le dije "necesitarás algo más para convencerme de no hacerlo".
El universo se alineó en ese segundo porque de la nada el conejo brinco y de el salieron un par de alas...
Se que no es posible, que nadie me creerá esto y que no tengo pruebas, pero así paso.
El conejo se superó así mismo y motivado por mi reto, este s**o algo imposible de si, algo que fragmenta la realidad.
El conejo comenzó a mover las alas y poco a poco comenzó a levantar el vuelo, como una mariposa que puede mantenerse en un punto y después mover más rápido las alas y elevarse aún mas.
El conejo nunca dejo de mirarme hasta que comenzó a aletear esas alas y se fue hacia arriba, a lo alto del bosque, desapareciendo de mi vista al posicionarse detrás de todos esos pinos del bosque.
El conejo desapareció en el cielo prácticamente ante mis ojos.
Yo me quedé con la boca abierta, ni siquiera pensé en lo que tenía metido en la cabeza durante horas, solo pensaba en lo que había visto, pues era imposible o dicho de otra manera, acababa de ver un milagro.
Me quedé como mensa con la cabeza apuntando al cielo, tratando de comprender que era lo que había sucedido, pasaron por lo menos unos 40 minutos hasta que reaccione, me di la vuelta y regrese a casa.
Pasaron los días y no pensaba más en atentar contra mi vida, pues no tenía espacio para eso en mi cabeza pues estaba ocupada con el recuerdo del conejo.
Mi papá que ya sabía que estaba yo mal me intenta hablar (siempre lo hacía pero yo le respondía mal), a lo cual yo lo escuché, era la primera vez que le prestaba en verdad atención después de tanto tiempo.
El comenzó a hablar cosas que no recuerdo hasta que yo sin ser grosera lo interrumpo, le pregunto si sabía que había conejos en el bosque, el me respondió que no deberían de haber, quizá liebres pero conejos no creía, yo le respondi que veía uno de vez en cuando, pero era muy raro, de color blanco y muy juguetón.
Mi papá sonríe y me dice de una forma muy triste que a mí mamá le gustaban mucho los conejos, que de hecho tenía muchas cosas de conejos que colecciono desde su infancia.
Yo no me lo creía, pero en ese momento no pensé nada raro, como que era mi mamá o algo asi visitandome de conejo, más bien lo ví así como algo curioso, pues yo desconocía ese dato.
Mi papá me lleva a su habitación y saca un cofre de su armario y me muestro todo lo que tenía ella relacionado a conejos, cartitas, estampas, figuras de cera, libretas, tarjetas, pósters, sellos, etc.
Pero hubo algo que me dejó con la boca abierta y ahora sí pensé algo diferente, pues mi papá sacó una pequeña pintura hecha por ella, era una pintura pequeña, como del tamaño de una hoja de máquina.
La pintura era un conejo con alas volando en el bosque, el conejo tenía debajo de el un nombre, el mío.
Mi papá me dijo que esa pintura la pintó ella mucho antes de que siquiera ella se casará con mi papá, el me dijo que ese nombre siempre le gustó y que cuando tuviera una hija así le pondría, lo cual hizo.
El conejo de la pintura era el conejo que ví en el bosque, no se si era mi mamá en representación de este animal o si el cuadro cobró vida y me mostró la luz en el camino.
Pero algo si sabía, que era una señal directa hacia mi, un llamado de atención y un punto y final para esos pensamientos míos tan obscuros.
Después de ese día todo mejoro, yo volví a ser feliz, poco a poco lo fui siendo hasta salir del pozo, gracias mamá.
Saludos.