28/08/2025
Ser periodista en este país es vivir bajo el riesgo y el peligro, sobre todo el periodismo critico de investigación, sobre temáticas como el narco, el crimen organizado, la narcopolítica. Por eso los testimonios que periodistas compartieron ayer en “Las periodistas cuentan” es un ejercicio notable, revelador y conmovedor.
Las periodistas cuentan es el proyecto más reciente de Teatro Línea de Sombras en colaboración con Elefante Blanco. Anoche se presentó en el Teatro del Centro de las Artes como parte del Festival de Teatro Nuevo León 2025.
Sobre el escenario, había plantas, una mesa de madera al centro, butacas, otra mesa con sillas metálicas como de cantina, pedestales y micrófonos. Poco a poco fueron saliendo al escenario las y los periodistas. Tras una breve presentación, Carlos Manuel Juárez, quien había tomado asiento en una de las sillas metálicas, se puso de pie. Desde uno de los dos pedestales tomó la palabra e inició su testimonio sobre lo que implica ser periodista en Tamaulipas.
Compartió el momento en que recibió una llamada de su jefe en el periódico donde trabajaba entonces. La instrucción fue clara y brutal: en ese preciso instante debía ir a la central de autobuses y abandonar la ciudad. Tras asimilar la orden, obedeció y viajó a Xalapa. Al llegar, avisó a su jefe. Este lo llamó y le confesó que un cártel le había pedido “entregarlo” por un reportaje que había publicado días atrás.
Relató también cómo en alguna ocasión viajó hasta Barcelona para recibir terapia contra la ansiedad y el estrés postraumático que le provocaba ejercer el periodismo en México. De pie, de cuclillas o caminando, compartió un testimonio que dejó al recinto en absoluto silencio.
Era apenas el primero. Le siguió Patricia Mayorga, quien, nerviosa y visiblemente conmovida, habló del as*****to de Miroslava Breach, su compañera periodista con la que compartía un lazo profundo. Ambas investigaban la narcopolítica en terrenos tan inhóspitos como la Sierra Tarahumara: crimen organizado, desplazamientos forzados, temas que escuchamos una y otra vez, aunque la narrativa oficial intente ocultarlos.
Patricia, ganadora del Premio Internacional a la Libertad de Prensa en 2017 en Nueva York, se refugió en Perú después del as*****to de su colega. Su relato parecía como si en cualquier momento fuera a interrumpirse en llanto. Se balanceaba de un lado a otro, dando pequeños pasos en un metro cuadrado.
Después fue el turno de Félix Márquez, fotoperiodista ganador del Pulitzer, quien presentó su proyecto Vestigios, dedicado a fotografiar objetos que pertenecieron a periodistas asesinados. Mientras hablaba, dos chicas colocaban las imágenes impresas en pequeños cuadros sobre el suelo y las mesas, hasta invadir el escenario con ellas: gorras, cámaras, diarios, mochilas… o la fotografía que tomó al periodista Miguel Ángel López Velasco y su hijo Misael López Solana en la redacción de un periódico, posteriormente ambos fueron asesinados.
Finalmente llegó el turno de Griselda Triana. Antes la había visto ir a la parte trasera del escenario a preparar algo, pero no alcanzaba a distinguir qué era. Al tomar el micrófono reveló el misterio: mientras sus compañeros compartían sus testimonios, ella había estado preparando un ceviche —en este caso vegano por aquello de alguna intoxicación masiva— que se repartiría al final de la función entre los asistentes.
Griselda, también periodista, habló de la dura realidad de perder a su esposo, el periodista Javier Valdez, asesinado en 2017, cuyo crimen, como tantos otros, permanece impune. Narró cómo su vida cambió después del as*****to de su esposo a quien definió como un hombre alegre, que disfrutaba da la música, la literatura y a pesar de su corpulencia, alguien muy sensible. Narro cómo su familia se convirtió en desplazada por la violencia, de la importancia de las redes de apoyo en estos casos. Su testimonio fue sumamente conmovedor.
Al final, las y los periodistas se reunieron en el centro del escenario. Carlos Manuel Juárez sostenía una manta con una frase de Javier Valdez, hoy más vigente que nunca:
“Al buen periodismo le hace falta sociedad que lo acompañe”.
Ya fuera de la sala, mientras todos degustaban su tostada de ceviche, tuve oportunidad de intercambiar algunas palabras con Carlos Manuel Juárez. Me contó que la de anoche fue la décima presentación de Las periodistas hablan, y la primera fuera de la Ciudad de México, con próximos destinos como la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Los y las periodistas se van rotando en cada función, y en otras ocasiones participan Marcela Turati, Daniela Rea, Reyna Hayde, Érika Lozano, Blanche Petrich, Marcos Vizcarra y Mónica González.
Le comenté que me había parecido muy certera la frase escuchada al momento de su participacion: “No es lo mismo un medio que un periodista”, sobre todo en un contexto donde el expresidente se dedicó a desprestigiar al periodismo sin distinción.
Las periodistas hablan es un proyecto necesario, vital, para visibilizar la dura y riesgosa realidad del periodismo independiente en México.
Conarte Nuevo León
Teatro Línea de Sombra