Secretos y Confesiones

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Si está foto llega a 1000 me gusta, subo una anécdota picosa...
28/07/2025

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23/07/2025
  Nos dijimos tanto, ¿recuerdas?Historias rotas al borde de la cama, verdades crudas que nos sangraban en la lengua.Te c...
22/07/2025



Nos dijimos tanto, ¿recuerdas?
Historias rotas al borde de la cama, verdades crudas que nos sangraban en la lengua.
Te confié mis miedos como quien entrega un mapa, esperando que supieras guiarme hasta la calma.

Abrí puertas que siempre tuve selladas.
Te mostré lo feo, lo frágil, lo que duele.
Te regalé mi versión más desnuda, sin exigirte nada, salvo que te quedaras.

Y al final, míranos: dos sombras que no se saludan, dos nombres que ya no tiemblan al pronunciarse.
Desconocidos con memoria, extraños con huellas digitales compartidas.

Es irónico, ¿no?
Que fuéramos confesionario y refugio, para terminar evitando mirarnos a los ojos,
como si nada de todo eso hubiera pasado.

Pero así pasa a veces, tanta confesión para terminar aprendiendo que abrirse no garantiza quedarse, y que el amor no siempre sabe agradecer la honestidad que se le ofrece.

Secretos y Confesiones

😋
22/07/2025

😋

  Mi cuerpo es un templode lujuria totalAl cual me encanta invitarte a visitar...Recorrer cada parte de eles un exquisit...
22/07/2025



Mi cuerpo es un templo
de lujuria total
Al cual me encanta invitarte a visitar...

Recorrer cada parte de el
es un exquisito placer...
Es elixir, es miel

Es adicción mortal
De la cual siempre te quieres deleitar...
Tu boca hace poesía

Con tus besos en la mía...
Y nuestros sexos
Candente empatia...

Derrochando pasión
En nuestras almas
Sedientas de amor...

Tú queriendo y yo provocando
Tu escudriñando y yo mojando
la vida

Mi cuerpo no es solo piel divina
Es selva sin explorar un mapa que guía
Mi boca es un manjar para degustar que cuando la besa emite sonidos.

Mi sed se embriaga a la tuya y busca tu virilidad y esa escena donde soy solo tuya.

Soy exquisito manjar, fruta prohibida pero si me pruebas no me podrás soltar.

Secretos y Confesiones

Hoy será uno de los mejores días ✨
21/07/2025

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Según mis labios 💋...Que es lo que más me gusta?....
21/07/2025

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Que es lo que más me gusta?....

Todo lo que se esconde detrás de un uniforme 😍
21/07/2025

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Jajajaja
21/07/2025

Jajajaja

 “La tiendita que lo cambió todo”Nunca fui una mujer de muchas ambiciones, pero sí de ganas. Vivía con mi mamá y mis dos...
21/07/2025



“La tiendita que lo cambió todo”

Nunca fui una mujer de muchas ambiciones, pero sí de ganas. Vivía con mi mamá y mis dos hermanas menores en una casita modesta, y cuando me llegó un dinerito tras vender unas cosas que había heredado de mi abuela, se me metió la idea de abrir una tiendita de abarrotes en la parte delantera de la casa.

Mi plan era sencillo: vender pan, leche, refrescos, galletas… lo básico. Puse unas repisas, un frigo prestado, un toldito de plástico, y listo. Me sentía emprendedora, ilusionada. Pero los primeros meses no fueron lo que esperaba. Las ventas eran flojas, los vecinos iban, sí, pero compraban poquito. Empecé a sentir que quizá me había equivocado.

Pero algo curioso empezó a pasar… De vez en cuando, algún cliente —hombre, por lo general— me dejaba una propina. Primero eran cinco pesitos, diez… uno hasta me dejó veinte y me dijo: “Es por la buena atención, mija.”

Y yo, que no soy tonta, me empecé a fijar. A veces ni compraban tanto, pero se quedaban un rato platicando conmigo. Y yo, pues empecé a darles conversación, a sonreírles más. Me ponía un poquito de brillo en los labios, una blusita más pegadita… y las propinas crecieron.

Para cuando me di cuenta, ya estaba cambiando mi rutina. Me levantaba temprano, me maquillaba tantito, me ponía jeans ajustados o un shortcito si hacía calor, y salía a abrir la tienda como si fuera a una cita. Y ellos… ¡venían! Uno tras otro. A veces solo por un chicle, un refresco, cualquier cosa… pero se quedaban.

El que vendía gas pasaba a diario a “ver si necesitaba algo”. Un señor casado del otro lado de la calle venía por ci****os pero se quedaba veinte minutos hablándome de lo “bonita que se ve usted siempre, señorita”. Y hasta un chavito que apenas cumplía los dieciocho me dejaba propinas más grandes que su compra.

Y yo no hacía nada indebido, ¿eh? Solo era amable… un poquito coqueta, sí. Les agarraba la mirada, les decía “¿quiere algo más, joven?” con una sonrisa pícara. A veces les tocaba el brazo suavemente al darles el cambio. Cosas así. Detallitos.

La tienda dejó de ser solo un negocio. Se volvió mi escenario. Y ahí, en medio de las latas de atún, los refrescos y los paquetes de galletas, me di cuenta de que tenía una mina de oro en mis manos. Y esta vez, no pensaba dejarla ir.

Con el tiempo, aprendí a leerlos. Sabía quién venía por leche… y quién venía por mí. No todos, claro. Algunos solo eran clientes normales, pero había otros… esos que no quitaban la vista, que se mordían el labio cuando yo me agachaba por un refresco, que regresaban dos, tres veces al día aunque no necesitaran nada.

A esos yo los llamaba mis “preferidos”.

Y como la tiendita tenía una bodeguita atrás —que originalmente usaba para guardar costales de azúcar, cajas de galletas y productos de mayoreo—, pues un día, sin pensarlo mucho, le di otro uso. Fue con Mario, un mecánico que siempre me dejaba billetes de a cien por comprar solo un encendedor y una coca. Ese día me dijo, medio en broma:
—“¿No me va a dar algo más, preciosa?”
Yo lo miré con esa cara de sí, pero no aquí afuera. Le dije:
—“Si quiere algo más… pase por aquí atrás.”

Desde ese día, la bodega se volvió… digamos, una zona VIP. Siempre limpia, con un colchoncito, una sillita vieja y hasta un abanico. Y solo para los que se lo ganaban. No era con cualquiera, no soy tan fácil como decían las vecinas, era selectiva. Tenías que saber tratarme, hacerme sentir especial, mimarme un poco. Porque sí, yo daba atención… pero sabía cobrarla.

Pronto la gente hablaba. Las mujeres cruzaban la calle para no pasar frente a mi tienda, me miraban con cara de juicio, de esas que no se atreven ni a vivir su propio deseo. Me decían de todo a mis espaldas: que si era una cualquiera, que si andaba con casados, que si “pobre muchacha, va a acabar mal”.

Pero yo… yo me reía.

Mientras ellas estaban contando centavos, yo ya traía uñas de acrílico, ropa nueva, perfumes buenos. Mandé a pintar la casa, le compré un celular nuevo a mi mamá, y hasta me di el gusto de pedir comida por apps en vez de estar cocinando diario. Y todo gracias a mi “tiendita de abarrotes”.

Me volví la sensación de la colonia, aunque fuera por las razones equivocadas. Pero a mí no me importó. Porque cuando tú sabes lo que vales y cómo sacarle provecho, el qué dirán se vuelve ruido de fondo.

Y si te soy sincera… más de una de esas que me juzgaban, me ha preguntado en privado cómo le hago.

Y yo solo sonrío y les digo:
—“Con actitud, reina… y sabiendo cobrar lo que una da.”

te vengo a desbloquear un viejo recuerdo
21/07/2025

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- ¿Segura que te vas a ir así a la uni?Yo, así como?
21/07/2025

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