08/10/2025
Los impuestos municipales volvieron millonario a Daniel Méndez
Al más puro estilo del hampa, Daniel Méndez ha engrosado sus cuentas bancarias utilizando como pretexto el cobro de impuestos municipales a micro, pequeños y medianos negocios en Salina Cruz.
Bajo el escudo del poder, convirtió las contribuciones en una forma de extorsión institucionalizada.
Para muchos empresarios locales, tratar con Méndez ha sido como enfrentarse a una estructura criminal. Su modus operandi recuerda al “cobro de piso”, si no se alinean a sus condiciones, sus negocios son clausurados sin más. El mensaje es claro, pagan o desaparecen.
Varios testimonios refieren que el municipio, bajo su mando, llegó a exigir sumas millonarias a cambio de licencias de funcionamiento. Comerciantes han denunciado que fueron presionados para pagar cantidades desproporcionadas, sin explicación ni sustento legal. Prácticamente, les aplicó la tristemente célebre “Ley de Herodes”.
La candidatura de Méndez fue producto del azar político, pero su estancia en el poder le cambió la vida. Lo que para él comenzó como una oportunidad, se transformó en un estilo de vida lleno de excesos. El poder lo volvió arrogante, vengativo y hábil para el enriquecimiento a costa del erario.
Quienes lo conocieron antes, lo recuerdan con ropa sencilla, una camisa blanca Polo Sport, un solo pantalón de mezclilla y unos zapatos gastados. Hoy, luce atuendos de diseñador, calzado de lujo y una ostentosa cadena de oro que cuelga de su cuello, símbolo de su meteórico ascenso económico.
Atrás quedó aquel hombre humilde que llegó del taxismo, el mismo que abrió una pequeña oficina para hacerse pasar por arquitecto, aunque nadie le conocía un solo proyecto. Hoy, ese pasado parece borrado de su memoria.
Su modesto Jetta fue reemplazado por camionetas de lujo, que exige a empresas automotrices como parte del precio para obtener licencias o favores del gobierno municipal. Estas empresas, obligadas a “cooperar”, terminan pagando el costo de operar en territorio controlado por Méndez.
La historia de Daniel Méndez es un reflejo de cómo el poder sin control se convierte en un arma para el abuso. De servidor público a millonario, su transformación no ha sido producto del trabajo honesto, sino del aprovechamiento impune de su cargo, a costa de una ciudad que hoy paga caro su ambición. Daniel Mendez Sosa
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