22/10/2025
𝐶𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑙𝑜𝑠 𝑣𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜𝑠 𝑔𝑜𝑙𝑝𝑒𝑎𝑛
La pequeña barquilla de pesca quedó varada en la playa. Los recios vientos del norte la habían hecho zozobrar, a pesar de que apenas unas pocas horas antes flotaba apacible en el muelle, sujeta por media de una delgada cuerda. Una tormenta inesperada vino a trastornar la tranquilidad del lugar con resultados realmente devastadores. Otros botes apenas sintieron la tormenta, ya que estaban firmemente amarrados al muelle.
Algo parecido sucede en las vidas de algunas personas cuando llegan las tormentas de la vida. La paz huye del corazón y cede el paso a la intranquilidad y a la preocupación. Es posible también que la fe del creyente se debilite, y que esto lo lleve a pensar que Dios lo ha abandonado.
"𝑌 𝑣𝑖𝑛𝑖𝑒𝑟𝑜𝑛 𝑎 𝑒́𝑙 𝑦 𝑙𝑒 𝑑𝑒𝑠𝑝𝑒𝑟𝑡𝑎𝑟𝑜𝑛, 𝑑𝑖𝑐𝑖𝑒𝑛𝑑𝑜: ¡𝑀𝑎𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜, 𝑀𝑎𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜, 𝑞𝑢𝑒 𝑝𝑒𝑟𝑒𝑐𝑒𝑚𝑜𝑠! 𝐷𝑒𝑠𝑝𝑒𝑟𝑡𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑒́𝑙, 𝑟𝑒𝑝𝑟𝑒𝑛𝑑𝑖𝑜́ 𝑎𝑙 𝑣𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑦 𝑎 𝑙𝑎𝑠 𝑜𝑙𝑎𝑠; 𝑦 𝑐𝑒𝑠𝑎𝑟𝑜𝑛, 𝑦 𝑠𝑒 ℎ𝑖𝑧𝑜 𝑏𝑜𝑛𝑎𝑛𝑧𝑎." 𝐿𝑢𝑐𝑎𝑠 8: 24
En el gran océano de la vida, hay días de apacible calma, aunque también hay días de vientos huracanados. Las circunstancias inesperadas podrían ser financieras, familiares o de salud, y quizá nos hagan creer que probablemente nos hundiremos. Sin embargo, debemos tener la seguridad de que, Aquel que reprendió al viento y apaciguó las olas, aún sigue con nosotros dispuesto a darnos salvación.
Cuando vengan las tormentas de la vida, recuerda:
Dios tiene poder para calmar la tempestad. Él se levantó, reprendió al viento y ordenó al mar: «¡Silencio! ¡Cálmate El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo. (Mar. 4: 39).
Confía en el Señor, porque su promesa es: Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas. (Isa. 43: 2).
La tormenta en algún momento terminará. Dios es Fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Mas bien, cuando llegue la tentación, el les dará también una salida a fin de que puedan resistir (1 Cor. 10: 13).
Mi querida amiga, Si hoy estas en medio de una tormenta, ¡vamos, anímate! Recuerda que el Señor está contigo aunque no puedas verlo ni sentir el toque de su mano cariñosa que dirige tu vida.