15/12/2022
LOS EXTREMOS DEL 12 DE DICIEMBRE (Una reflexión)
Salmo 45,18 (profecía)
¡Haré que tu nombre se recuerde por generaciones, y los pueblos te alabaran por los siglos de los siglos!
Lucas 1,48 (cumplimiento) Desde ahora me llamarán dichosa, todas las generaciones...
Apocalipsis 12, 1:
Una gran Señal apareció en el cielo, una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.
Por un lado se vuelve un día en el que salen a protestar por facebook u otras redes sociales (porque no salen a hacerlo en la calle..) los protestantes, los masones, los neomarxistas, y toda la comparsa de resentidos eclesiofóbicos, catolifóbicos, religiofóbicos, etc.
Espero que sean coherentes y el 25 de diciembre y en semana santa vayan a trabajar y no se tomen vacaciones o días de descanso, que no participen en las posadas ni en la cena navideña ya que son eventos religiosamente católicos...
Por otro lado se vuelve un día en el que sale a relucir para nuestra pena un guadalupanismo descristianizado, reducido a lo sociológico-cultural, en un ambiente que se vuelve válido creer en la virgen de Guadalupe y en la "santa muerte", en el ab**to "libre y seguro" (paradójico cuando la imagen de la tilma presenta a la virgen embarazada) e ideologías promotoras de la cultura de la muerte contrarias al mensaje y misión de santa María de Guadalupe, en la que es más importante celebrar el 12 de diciembre que la vigilia pascual de la resurrección del Señor.
En mi opinión no hay guadalupanismo auténtico si este no nos lleva al que envía a santa María de Guadalupe, el Dios vivo que menciona en su aparición a san Juan Diego.
El acontecimiento guadalupano es un momento en la historia de salvación, en la etapa llamada el final de los tiempos o tiempo de la Iglesia en el que la mujer del apocalipsis 12 (María-Iglesia) emprende una batalla contra el dragón y sus fuerzas. De ahí que la celebración del acontecimiento histórico-salvífico guadalupano en el contexto del Adviento escatológico es una invitación a esperar con María y la Iglesia ya no solo el nacimiento mistico-sacramental del Señor en el corazón de los fieles, sino su parusía que dará paso a la consumación de los siglos y la renovación definitiva de todo el universo, la historia y el hombre mismo, realidad que no es una utopía o fantasía ingenua, sino que se pregusta en las celebraciones litúrgicas y se alcanza a percibir mejor en la celebraciones litúrgicas bien realizadas en sus signos y no hecha, como decimos los mexicanos "chambonamente", al ahí se va, o para sacra el evento. De lo anterior que la pregustación del futuro en esas mediaciones simbólico-sacramentales convierten el futuro en certeza al no solo tocarlo, sino ser tocados por él, y nos lanza al compromiso y misión, a la esperanza activa, despertando la, reviviendola, renovandola.
Es de ahí que desde mi labor de músico litúrgico (no puedo hablar por los demás ya que cada cantor y músico litúrgico tendremos que responder ante Dios en el juicio particular por nuestros aciertos y nuestras mediocridades en clave de amor a Dios) es menester hacer a través del signo del canto y la música presente todas estas realidades teológicas e histórico-salvíficas desde el canto de la palabra viva y eficaz de Dios en el contexto de la plegaria litúrgica.
No es tanto el darle a nuestro pueblo lo que quiere como una especie de pan y circo (uno de los rostros del populismo litúrgico-musical), sino darle lo que necesita en miras a su salvación, y con ellos la nuestra, haciendo la analogía no alimento que solo engorda y pone "fofa" a las almas en medio de un océano-frenesí de emoción que termina siendo, como decimos en México "llamarada de petate", sino que las robustece y fortalece en su peregrinaje, peregrinaje que no es en un lecho de rosas, sino a imagen del que es el camino, Cristo es el camino angosto, el camino de la kenosis-abajamiento, de la cruz que da paso (pascua) a la resurrección-exaltación.
(Prof. Gilberto Ley Peña 12 de Diciembre del 2022)