25/10/2025
A 98 AÑOS DEL MARTIRIO DE GAUDENCIO GONZALEZ CÁRDENAS DE SAN JOSÉ DE GRACIA MICH.
Toma de Jiquilpan, 24 de octubre de 1927
PARTE 2.
Bernardo González Cárdenas fue un combatiente cristero que se levantó en armas el 9 de julio de 1927, en San José de Gracia, Michoacán. Fue uno de los pocos que tuvo la notable iniciativa de escribir un diario de campaña, documento donde aflora un sentimiento profundamente humano, más allá de los simples pormenores bélicos.
En dicho diario, Bernardo narra con dolor el martirio de su hermano Gaudencio González Cárdenas durante la Toma de Jiquilpan:
“Día 24.- A las altas horas de la noche atacamos Jiquilpan en donde se peleó todo el día.
Día 25.- A las cuatro horas sitió la población el enemigo, y empezó el fuego por todas partes y duró hasta las nueve. Combate en el que murió mi hermano Gaudencio de la siguiente manera:
A las 9 horas iba Gaudencio corriendo por el camino que lleva a Los Corrales, cuando el enemigo le cortó la retirada, y éste, afortinándose, empezó a hacerles fuego hasta que se le acabó el parque de la tercerola y de la pi***la (Farabellum 7 mm). Lo cogieron y lo llevaron a la población, en donde, después de haber hecho algunas recomendaciones, lo sacaron a martirizarlo de la manera siguiente: no habiendo querido Gaudencio apostatar, le tumbaron los dientes a culatazos; no dándoles resultado este medio para que apostatara, le decían que se indultaría y que quedaría libre; y después, incitándole a que gritara que viviera el Gobierno, le daban piquetes con un verduguillo y por último lo colgaron y le dieron una puñalada en el pecho. Después de descolgarlo, consiguieron llevarlo a velar a la casa de Isidoro Sánchez y de allí lo llevaron al panteón.”
Hasta aquí la inscripción del diario de Bernardo, donde relata con profunda tristeza la muerte de su hermano Gaudencio.
Según testimonios, Gaudencio fue martirizado en el Jardín Zaragoza de Jiquilpan, Michoacán, frente al Palacio Municipal. La golpiza fue tan brutal que incluso le desprendieron su ojo de vidrio. En sus últimos momentos pidió, como última voluntad, abrazar a un niño pequeño, pues al tenerlo en sus brazos recordaba a sus propios hijos.
Antes de morir, proclamó con firmeza:
“Estoy dispuesto a morir por mi Señor Jesucristo y su Santa Madre María de Guadalupe.”
Las heridas causadas por los piquetes del verduguillo sangraban copiosamente, y entregó su último aliento al recibir una puñalada en el pecho. Su cuerpo quedó expuesto durante todo el día 25 y parte del 26 de octubre.
El señor Isidro Sánchez Espinoza, originario de San José pero exiliado en Jiquilpan, solicitó al capitán federal permiso para retirar el cuerpo y darle sepultura. Con la ayuda de otros hombres lo lavaron, lo vistieron con dignidad y, durante la madrugada, el Padre Carranza celebró una misa de cuerpo presente.
Al amanecer, le dieron sepultura en el panteón de Jiquilpan. Años después, sus restos fueron trasladados a su tierra natal.
Hoy su nombre permanece vivo, no solo en los libros, sino en el alma creyente de San José de Gracia.
Fuentes:
“Fracasado Ataque Cristero a Jiquilpan”, Agustín Silva Borunda, 1984. Para periódico Impacto.
“El Río de la Pasión”, Eugenio Isidro Gerardo Partida Sánchez.
✍🏻 Por Ing. Santiago Manzo Gómez Cronista de Sahuayo.