
24/09/2025
“LA ANCIANA DE LAS MOSCAS”
Te atreves a leerla Sol@? El Libro Negro
Mi anécdota ocurrió en la colonia Leal Puente (cerca de la UVM), en Reynosa, Tamaulipas, México.
Todo comenzó durante una reunión con amigos y excompañeros de la primaria en mi casa. Empezó por la noche y se extendió hasta la madrugada. Como suele pasar, poco a poco todos se fueron retirando a sus casas… excepto los “aferrafters”. Éramos mi amigo Eduardo Ramírez (quien puede dar fe de esta historia) y yo. Nos quedamos bebiendo dentro de mi carro, estacionado afuera, mientras escuchábamos música y platicábamos sobre anécdotas de la escuela.
Aclaro: estábamos ebrios a un nivel más abajo al que se le conoce como “happy”, ya que no era tan tarde, y yo no había tomado mucho. Supongo que el ambiente de nostalgia y las pláticas nos mantenían más lúcidos que otra cosa.
Serían aproximadamente las 2:00 o 2:30 de la madrugada. Seguíamos conversando, la música estaba a volumen bajo y fumábamos con las ventanas abajo, cuando de pronto empecé a sentir una vibra extraña. Alcé la vista y, de reojo, vi a una señora parada al otro lado de la calle.
¿Cómo era? Una anciana, de cabello largo y canoso, vestida con un blusón tipo camisón —de esos que suelen usar las abuelitas—, descalza, piel morena. Estaba totalmente inmóvil, de pie, frente a nosotros, mirando fijamente hacia el carro.
De inmediato le dije a mi amigo:
—Hey, voltea.
Él también la vio, y nos sacamos de onda. Bajamos del carro y me animé a hablarle.
—Buenas noches, ¿se le ofrece algo?
Ninguna respuesta.
Volví a preguntarle, al menos tres veces más, y nada. No emitió una sola palabra. Solo se tambaleaba ligeramente.
Le dije a Chevy (así le decimos a Eduardo) que me iba a acercar, porque la escena ya me estaba preocupando. Mientras caminaba hacia ella, le pregunté si todo estaba bien, si necesitaba ayuda, si vivía por la zona. Nunca la había visto, y he vivido toda mi vida en esa colonia. No me parecía familiar, ni la reconocí como pariente de ningún vecino.
Cuando estuve a unos dos metros de ella, empecé a escuchar zumbidos. Olvidé mencionar que había algo de neblina o sereno, típico de la madrugada. Ya de frente, fue cuando lo vi:
estaba completamente cubierta de moscas.
En el cuerpo, la ropa, la cara, en todos lados. Incluso volaban alrededor de ella.
Al ver eso, instintivamente retrocedí y le grité a Chevy que nos metiéramos a la casa. Entonces, la “señora” comenzó a reírse. Una risa seca, diabólica, que no voy a olvidar. Pero nunca se movió del lugar. No flotó, no se desvaneció, no se transformó. Simplemente seguía allí, riéndose.
Nos metimos al recibidor —una casa sencilla con rejas, nada cerrado o reforzado—, y desde ahí aún la veíamos. Seguía parada, riendo.
Hasta que, de pronto, comenzó a caminar cuesta abajo por la calle (la colonia tiene pendiente). Caminó en esa dirección hasta que dejamos de verla… y de escucharla.
Ya dentro, Chevy y yo nos dijimos:
—Nadie nos va a creer.
Menos nuestro grupo de amigos.
Les contamos de inmediato por el chat, y como era de esperarse, se burlaron y nos dijeron que estábamos borrachos, que “ya andábamos viendo cosas”.
En ese tiempo yo estaba empezando a leer sobre ocultismo y demonología, y no pude evitar pensar en Beelzebub, por la ridícula cantidad de moscas que la cubrían. Llegué a creer que quizás era una manifestación suya en forma de anciana. Pero luego lo dudé… no creo que algo así suceda tan fácilmente y menos frente a un par de mortales.
Más adelante, la esposa de un amigo me dijo que, según ella, lo que habíamos presenciado era un Nahual.
Pero en fin… Nunca volví a vivir algo parecido en Reynosa. Tal vez jamás sabremos qué fue realmente esa cosa que nos hizo pasar una noche tan aterradora.
Y con esta breve historia/anécdota les doy la bienvenida a este espacio donde tus testimonios se volverán las pesadillas de otros, te escribe tu anfitrión y amigo Brandon Herrera agradeciendo que compartas esta página con tus amigos, familiares y a todos aquellos que son amantes de lo desconocido.
¿Que es lo mas extraño que te ha sucedido en tu colonia? O si vives en las cercanías de la Leal Puente y te pasó algo similar escríbelo en 💀
Esta historia nos la envían nuestros amigos del Libro Negro, uno de ellos vivió está situación en carne propia, resultando en un encuentro aterrador. Les dejo su página para que los sigan y envíen sus historias y esperen próximas colaboraciones.
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