01/07/2025
Mucho de mi interés por los personajes de la cultura popular de nuestro país, en especial del cine mexicano de la época de oro, se debe en gran medida por la influencia tuve de mis padres sobre temas del espectáculo nacional de décadas pasadas.
Dentro del cúmulo de personajes de dicho universo hubo un actor y cantante que mi madre admiraba en demasía: el carismático Antonio Namnum Nahes, mejor conocido como Antonio Badú (1914-1993) quien un día como hoy, 29 de junio, pero hace 32 años, falleció en la Ciudad de México, a los 78 años de edad.
Antonio Namnum Nahes, nació en el bello municipio de Real del Monte, Hidalgo, el 13 de agosto de 1914, en plena efervescencia de la revolución mexicana. Fue hijo de los comerciantes, Antonio Namnum y Virginia Nahes, inmigrantes libaneses que arribaron a México a inicios del siglo XX y que inculcaron a su hijo los beneficios de la cultura del esfuerzo y del trabajo honrado.
En Real del Monte, Antonio Namnum, además de cursar sus estudios básicos, apoyó la maltrecha economía familiar al trabajar como panadero y dependiente de una tienda de abarrotes y pronto se volvió un hábil comerciante, lo que lo impulsó a probar suerte en la Ciudad de México a medianos de los años treinta, en los albores del cardenismo.
En la capital del país, el futuro actor y cantante se instaló en una vecindad ubicada en la calle de Correo Mayor, en el popular barrio de la Merced de la Ciudad de México, en donde conoció y entabló una sólida amistad con otros dos importantes personajes que alcanzarían mucha popularidad: Mauricio Férez Yazbek (Mauricio Garcés) y el periodista Jacobo Zabludovsky.
Apenas veinteañero y como tantos jóvenes de su edad, que se sintieron atraídos por el boyante mundo del espectáculo, Antonio Namnum se aventuró en dicho espacio artístico ya que desde la adolescencia descubrió su habilidad y estilo para el canto y la Ciudad de México se le presentaba como el espacio idóneo al fungir como sede de las principales radiodifusoras.
Como suele suceder en el mundo del espectáculo y fuera de éste, el azar fue determinante para que Antonio Namnum conociera al virtuoso cantante Ramón Armengod, quién a su vez lo presentó con el destacado compositor Gabriel Ruiz y éste lo recomendó con su representante artístico.
Esta serie de casualidades, dieron como fruto que Antonio Namnum debutara en 1937 como cantante, en la más importante radiodifusora de México y de América Latina, la "XEW", específicamente en "La hora azul", que era uno de los programas estelares de la estación y ya con el nombre artístico que lo consagraría: Antonio Badú.
Es importante puntualizar que el joven Antonio Namnum, construyó su original nombre artístico con la palabra Badú, debido a que su madre acostumbraba llamarlo afectuosamente "Badúe", que es una palabra árabe que significa beduino.
Su apostura, su voz modulada y estilo pausado al cantar, le brindaron gran popularidad entre sus escuchas y fue así que, el llamado "Emir de la canción" (apelativo que le dio el famoso locutor de la XEW, Pedro de Lille) se convirtió en una estrella de la radio, con canciones muy populares como "Hipócrita", "Viviré para ti", "Sortilegio", "Piel canela" o Azul".
Aunado a su carisma, un rasgo notable de la personalidad de Antonio Badú, fue su don de gente ya que se hizo amigo de importantes figuras del medio artístico como Jorge Negrete, Pedro Infante, Luis Aguilar o Víctor Manuel Mendoza. Precisamente, este último, en 1938, lo recomendó con el director de cine, Luis Amendolla, quien lo incorporó en el filme "Padre mercader" (1938).
Tras filmar algunas películas menores en 1941 obtuvo un papel secundario en la taquillera película "¡Ay Jalisco, no te rajes!" (Dir. Joselito Rodríguez) que lo catapultó a la fama ya que fue una cinta exitosa en la que alternó con el charro cantor, Jorge Negrete, cuya trama se asoció a la temática dominante del cine mexicano de los espacios rurales y de los personajes bravíos.
En la época de oro del cine mexicano, el año de 1943 fue uno de los más fecundos de producción de películas de gran calidad y de la emergencia de grandes figuras de la pantalla. En dicho año, Antonio Badú protagonizó “La feria de las flores” (Dir. Jose Bonavides) y alternó en la pantalla con el futuro ídolo popular, Pedro Infante a quien recomendó para dicho filme.
Se debe apuntar que el ídolo Pedro Infante fue otro de los grandes amigos de Antonio Badú y alternaron en películas relevantes como "¡Arriba las mujeres!" (Dir. Carlos Orellana,1943); "También de dolor se canta (Dir. René Cardona, 1950); "El gavilán pollero" (Dir. Rogelio A. González, 1951); y "Los hijos de María Morales (Dir. Fernando de Fuentes, 1952).
De esta manera, en su vasta filmografía (67 películas) Antonio Badú participó con los más destacados directores de la época de oro como Julio Bracho, Fernando de Fuentes, Rogelio A. González, René Cardona o Miguel Morayta y con las más importantes estrellas como las actrices María Félix, María Elena Marqués, Lilia Prado, Leticia Palma, Martha Roth, Carmen Molina; y los actores Jorge Negrete, Pedro Infante, David Silva, Luis Aguilar y Eulalio González "Piporro".
En su importante carrera artística, existen otras películas claves como "La mujer sin alma" (Dir. Fernando de Fuentes, 1944); "Me he de comer esa tuna" (Dir. Miguel Zacarías,1945); “Cantaclaro” (Dir. Julio Bracho, 1946) y especialmente dos películas que fueron un parteaguas en la carrera de Badú: "Hipócrita" (1949) y "Vagabunda" (1950), dirigidas por el español Miguel Morayta.
Ahondando en lo anterior, por diversos motivos, existen pasajes memorables en el cine mexicano de la época de oro, pero indudablemente la película "Hipócrita" tiene uno de los momentos emblemáticos cuando Pepe "el sabroso" (Antonio Badú) saca a bailar a Leticia (Leticia Palma) la hermosa mujer que lo ha obsesionado y al hacerlo, interpreta el bolero "Hipócrita" (de la autoría de Fernando Fernández) y que da título a esta inolvidable película. https://youtu.be/4r3HG7ZYe_4
En "Hipócrita" y "Vagabunda", Miguel Morayta gestó un equipo fílmico muy talentoso que estuvo integrado por las estrellas Antonio Badú, Leticia Palma y Luis Beristain; el escritor Luis Spota; el director musical, Luis Hernández Bretón y el cinefotógrafo Víctor Herrera, quienes forjaron dos obras maestras de la epoca de oro del cine nacional.
En el terreno sentimental, Antonio Badú tuvo una estrecho vínculo con la actriz Esther Fernández y con ella mantuvo una relación de siete años (cinco de noviazgo y dos de matrimonio).
Para los años cincuenta, protagonizó "Una gringuita en México" (Dir. Julián Soler, 1951); "Paco el elegante" (Dir. Adolfo Fernández, 1952); "Póker de ases" (Dir. René Cardona, 1952); "¡Ay, pena, penita, pena!" (Dir. Miguel Morayta, 1953); y "Tres desgraciados con suerte (Dir. Jaime Salvador, 1958).
En los años sesenta del siglo pasado, Antonio Badú perdió su otrora protagonismo de años atrás al no poder interpretar papeles de galán joven y también porque el cine mexicano comenzó su época de declive.
Sin embargo, su gran amigo Mauricio Garcés, lo rescató del olvido y lo integró a varias de sus taquilleras películas como "Bromas, S.A." (Dir. Alberto Mariscal,1967); "El día de la boda" (Dir. René Cardona, 1968); "Las fieras" (Dir. René Cardona Jr., 1969) y "El matrimonio es como el demonio" (Dir. René Cardona Jr. 1969).
En las décadas siguientes, Antonio Badú dedicó su carrera a grabar discos, ofrecer presentaciones musicales, atender asuntos y negocios familiares y además, tuvo una destacada labor como locutor y anunciante al publicitar a importantes marcas comerciales de los años ochenta y que hoy están extintas, como las "Tienda Blanco".
Un dato importante a destacar, es que muchos años antes que las mofas que padeció en vida Xavier López "Chabelo" por su avanzada edad, Antonio Badú fue la víctima favorita de chistes y burlas de ese tipo por la prensa y compañeros de oficio, pero a diferencia de "Chabelo" que suele enojarse o ser hostil con la prensa, el gran Antonio Badú con su sencillez y carisma asumió con madurez y sentido del humor dichas burlas.
En 1985 dejó definitivamente los escenarios artísticos ya que toda una vida de adicción al tábaco (fumaba hasta tres cajetillas diarias) le provocó enfisema pulmonar por lo que sus últimos 8 años de vida los vivió en su casa de la Colonia Roma, redactando sus memorias que fueron publicadas en abril de 1993.
En marzo de 1993, su mal pulmonar se agravó en demasía, por lo que Antonio Badú tuvo que ser internado de urgencia en el Instituto Nacional de Nutrición, y debido a lo avanzado del cáncer le tuvieron que extirpar un pulmón que lo dejó en una situación muy delicada y frágil de la cual ya no se repuso ya que tres meses después, Antonio Badú falleció en su domicilio de la Ciudad de México el 29 de junio de 1993.
Con la muerte de Antonio Badú, partió uno de los más grandes referentes artísticos y que dejó un importante vacío en el mundo del espectáculo nacional, ya que además de ser un artista muy completo, en palabras de sus compañeros de trabajo, fue un ser humano generoso y honesto que dio lo mejor de sí en su prolífica existencia...
Imagen: María Félix y Antonio Badú en un fotograma de la película "La mujer sin alma" (Dir. Fernando de Fuentes, 1944).
Véase también Jorge Mejía Prieto, "Sortilegio de vivir: la vida de Antonio Badú en conversaciones con Jorge Mejía Prieto", México, Editorial Diana, 1993
*Fuente: Jorge Alberto