
12/10/2025
💀 El Taquero: el olor de la s@ngr3 en la carretera de Zacapa 😳🥶👻👁🔨🔪
En las montañas secas de Zacapa, Guatemala, el aire siempre huele a polvo… pero aquel 8 de noviembre de 2008, el viento arrastraba un hedor distinto: el de la desesperación.
Un autobús proveniente de Nicaragua avanzaba por una ruta vacía. En su interior viajaban dieciséis almas —familias, jóvenes, un turista extranjero— todos con destino a una frontera que jamás alcanzarían.
La carretera se estrechó y, en medio de la nada, aparecieron hombres arm@d0s. No vestían uniforme, pero su autoridad era incuestionable. Les ordenaron bajar. Nadie gritó, nadie entendió. Solo obedecieron.
Al frente iba Marvin Montiel Marín, un hombre de voz grave, de mirada dura… lo conocían como “El Taquero”.
Dicen que su apodo surgió de sus años como vendedor callejero, antes de convertirse en uno de los n@rc0s más temidos del oriente guatemalteco.
Bajo el sol ardiente, los viajeros fueron retenid@s, rodeados por risas burlonas. Uno de los sic@ri0s preguntó qué harían con ellos.
El Taquero encendió un cigarro, miró a las víctimas y murmuró:
—Nadie los va a buscar aquí...
Y así fue.
Uno a uno, los pasajeros fueron llevados al fondo de un terreno en Río Hondo, una finca controlada por su gente.
Allí, los gritos se mezclaron con el sonido de los disparos. La s@ngr3 corrió entre la tierra seca, y el humo cubrió el cielo.
Cuando todo terminó, 16 cuerpos yacían inmóviles, y el autobús fue convertido en una tumba ardiente.
Horas más tarde, la noche iluminó los restos aún humeantes. Nadie llegó a tiempo. Nadie los lloró en ese instante.
Durante años, el crimen quedó envuelto en silencio. Pero el olor —dicen los aldeanos— nunca se fue del lugar. Un olor dulce y metálico que el viento arrastra todavía.
En 2016, Marvin “El Taquero” fue capturado y condenado a 820 años de prisión, aunque la justicia jamás podría compensar lo que ocurrió aquella tarde.
El juez leyó la sentencia y, según testigos, El Taquero sonrió.
Era una sonrisa vacía, sin culpa, sin miedo… la sonrisa de alguien que sabe que su nombre ya pertenece al miedo mismo.
Hoy, su historia se cuenta en voz baja.
Los caminos de Zacapa siguen siendo peligrosos, y los pobladores dicen que, en ciertas noches sin luna, aún se escuchan llantos que no deberían existir.
Quizás sean los ecos de aquellos viajeros…
o quizá sea El Taquero, recordando que la s@ngr3 —una vez derramada— jamás se borra del todo.