24/09/2025
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La Planchada del Hospital Naturista
Dicen que cada hospital guarda sus propios secretos. Pasillos en silencio, camas que han sido testigos de agonías, y muros que parecen absorber el dolor de quienes los habitan. Pero en Ciudad Madero, Tamaulipas, un hospital abandonado guarda una de las historias más inquietantes de la región: la aparición de “La Planchada” en el Hospital Naturista.
Hace más de tres décadas, aquel hospital fue inaugurado con la promesa de ser un centro diferente, donde los tratamientos naturales y la medicina alternativa devolverían la salud a los pacientes sin los estragos de los fármacos convencionales. Durante un tiempo, el lugar floreció, pero con los años, malas administraciones, rumores de negligencia y tragedias silenciosas lo condenaron al abandono.
Entre esas paredes todavía se murmura el nombre de Elena, una joven enfermera que trabajó allí en los últimos años de funcionamiento. Era reconocida por su impecable uniforme siempre almidonado y planchado, de ahí el apodo que comenzó a circular entre médicos y pacientes: La Planchada. Elena se distinguía no solo por su presencia impecable, sino por su entrega: nunca abandonaba a los enfermos, aun cuando los demás ya se habían retirado.
Sin embargo, una noche oscura marcó su destino. Una tormenta azotaba Madero y el hospital se encontraba con pocas enfermeras de turno. Un paciente en estado grave necesitaba atención urgente, pero las instalaciones eléctricas fallaron. Los doctores no llegaron a tiempo y el hombre falleció en medio de la desesperación. La culpa consumió a Elena, quien jamás volvió a ser la misma. Poco tiempo después, cayó enferma y murió repentinamente, dicen que por un extraño mal que jamás se pudo diagnosticar.
Desde entonces, los vigilantes que cuidaban el edificio antes de su abandono final comenzaron a contar lo mismo: una figura femenina con uniforme blanco impecable recorría los pasillos vacíos, como si aún atendiera pacientes invisibles. Algunos aseguraban que sentían una mano fría al borde de las camillas oxidadas, y que incluso, al quedarse dormidos, escuchaban una voz susurrando oraciones de alivio.
Con el paso del tiempo, exploradores urbanos, curiosos y jóvenes intrépidos se han colado al hospital. Varios han regresado aterrados, asegurando haber visto una silueta luminosa que se desvanece frente a sus ojos. Lo más escalofriante es que siempre, antes de aparecer, se percibe un olor peculiar: una mezcla entre ropa recién planchada y el inconfundible aroma de hierbas medicinales.
Hoy en día, el Hospital Naturista es un cascarón vacío, cubierto de grafitis, maleza y silencio. Pero quienes se atreven a entrar aseguran que no está completamente solo… que aún ahí camina La Planchada, cuidando eternamente un hospital que la muerte y el abandono no lograron arrebatarle.
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👉 ¿Te atreverías a entrar de noche al viejo Hospital Naturista de Ciudad Madero?
Tampico Paranormal