04/09/2025
¿Por qué existe un precio mínimo en el tatuaje?
Muchas veces la primera sorpresa llega cuando alguien quiere tatuarse una letra, una estrellita o un diseño muy pequeño y descubre que el tatuador cobra lo mismo que por una pieza que podría tomar una hora en hacerse. Y ahí surge la duda: ¿cómo es posible? La respuesta es simple: todo tatuador tiene un precio mínimo.
Ese mínimo no se calcula por el tamaño del tatuaje, sino por el tiempo, los materiales y la experiencia que pone en juego. Preparar la mesa, abrir agujas nuevas, usar tintas de calidad, esterilizar, limpiar la piel… todo ese proceso es indispensable, y a veces dura más que el tatuaje mismo.
Ahora bien, cuando encuentras un tatuaje “muy barato” y no es porque el artista sea tu amigo o tengas una razón especial para recibir ese precio, deberías sospechar. Lo barato suele significar materiales de baja calidad, tintas dudosas, falta de esterilización o poca experiencia del tatuador. Y eso, en la piel, no es un detalle menor: es tu salud, tu seguridad y un resultado que llevarás de por vida.
El precio mínimo es, en realidad, una garantía. No solo pagas el diseño, pagas el profesionalismo, la higiene, el talento y la seguridad que respaldan cada línea. Y aunque se trate de un tatuaje pequeño, merece la misma atención que una gran obra. Por eso la pregunta nunca es por qué cobran un mínimo, sino qué tan dispuesto estás a valorar tu piel.
Para ti, ¿cuál sería un justo precio mínimo?