24/10/2025
Mamá Rosa: la mujer detrás del albergue del horror en México.
Lo que empezó como una historia de “ayuda” terminó siendo uno de los capítulos más oscuros de nuestro país.
En 2014, las autoridades catearon La Gran Familia, un albergue en Michoacán donde rescataron a casi 500 personas, entre niñas, niños y adolescentes. Detrás de todo estaba Rosa del Carmen Verduzco, mejor conocida como Mamá Rosa.
Nacida en 1934, provenía de una familia adinerada. A los 13 años, decidió “ayudar” a niños en situación de calle… recogió al primero, y pronto fueron ocho. Su familia, orgullosa de su labor, le regaló una casa. Así nació La Gran Familia, entre 1947 y 1948.
En 1957, registró al primer bebé con sus propios apellidos “Verduzco Verduzco”. Para 1961, ya tenía bajo su cuidado a 60 niños.
Y en 1973, el lugar se convirtió oficialmente en una asociación civil, respaldada por el gobierno de Michoacán y reconocida por la SEP.
Mamá Rosa recibía donaciones millonarias, terrenos, ganado y apoyo de políticos, artistas y figuras religiosas. Se calcula que, entre 2005 y 2014, el albergue recibió más de 3 millones de pesos en apoyos oficiales.
En total, más de 7,000 niños y jóvenes pasaron por sus manos.
Pero detrás del discurso de “amor y disciplina”, se escondía el horror.
Exinternos contaron de $, castigos brutales y v!0l@c!!0n3$ cometidas por colaboradores. Una m3n0r incluso quedó embarazada de un plomero, pero jamás habló por miedo.
Todo niño que nacía allí era registrado con los apellidos de Mamá Rosa, incluso si sus padres biológicos seguían dentro. Para “recuperar” a un hijo, las familias debían pagar una cuota diaria: de 20 a 100 pesos.
Escapar era casi imposible. Tenía vínculos con las autoridades, que se encargaban de devolver a quien se fugara… para después c@st!g@rl@.
El 18 de julio de 2014, Mamá Rosa fue detenida junto con siete de sus colaboradores.
Ese día, fueron rescatados:
🧒 278 niños
👧 174 niñas
👶 6 recién nacidos
🧔 138 adultos entre 18 y 40 años
Las condiciones eran infrahumanas: comida podrida, plagas, ratas, baños sin higiene, habitaciones con barrotes en lugar de ventanas… y según los testimonios, una fosa cl@nd3st!n@ donde arrojaban los cuerpos de los que no sobrevivían.
Durante décadas, nadie se atrevió a entrar.
La policía, el gobierno, la sociedad… todos voltearon la mirada.
Una historia más de horror, poder y silencio.
Una más que nos recuerda que en México, no todos los monstruos se esconden en la oscuridad… algunos se disfrazan de bondad.
