Reflexiones Para Ti

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—Te vas de esta casa. Y no quiero que regreses.No hubo gritos.No hubo discusión.No hubo explicaciones.Solo esa frase, se...
15/07/2025

—Te vas de esta casa. Y no quiero que regreses.

No hubo gritos.
No hubo discusión.
No hubo explicaciones.

Solo esa frase, seca y directa, que le partió el alma.

Era su abuela.
La mujer que lo había criado desde niño.
La que estuvo en cada enfermedad, en cada caída, en cada cumpleaños.
La que le enseñó a leer, a atarse las agujetas, a rezar por las noches.

Y sin más… hoy lo estaba echando.

El abuelo se quedó helado.
—¿Qué estás haciendo? ¿Estás loca? ¡Es tu nieto!
Ella no respondió. Solo se dio la vuelta y se metió a la casa.

Él tampoco entendía nada.

El muchacho comenzó a caminar sin rumbo.
Con la misma ropa con la que había salido esa tarde a comprar tortillas.
Sin llaves. Sin dinero. Sin celular. Sin nadie.

Fue a casa de su mejor amigo:
—Me echaron, ¿puedo quedarme aquí unos días?

—Híjole… no. Mis papás no dejan. Tú sabes cómo son.

Y así empezó la lista de decepciones.

Tocó otra puerta.

—¿Y qué vas a hacer aquí si no tienes dinero? Aquí todos cooperamos. No puedes quedarte gratis.

Y luego vino lo peor.

La novia.
La única persona en la que él confiaba con los ojos cerrados.
Lo abrazó con lágrimas en los ojos, fue a hablar con sus papás… y regresó destrozada.

—Me dijeron que no. Y yo… no puedo hacer nada.
Y también se fue.

Solo.
Así terminó.

En una banqueta, mirando el cielo como buscando respuestas.
Sin nadie.
Sin un lugar donde dormir.
Pensando en todo lo que él había dado por personas que hoy lo estaban abandonando.

¿Dónde están ahora todos los que decían amarlo?
¿Dónde están los abrazos, los “aquí estoy pa’ lo que necesites”, las promesas?

Horas más tarde, cuando la desesperanza ya le pesaba más que el cansancio…
Apareció el abuelo.

—Vamos a casa —le dijo.

—¿Para qué? ¿Para que me vuelvan a correr?

—Solo ven. Confía.

Subieron al coche.
Silencio. Ni una palabra en todo el camino.
Al llegar, la abuela ya los esperaba… con los ojos hinchados y los brazos abiertos.

Él retrocedió.

Entonces el abuelo le habló, con calma y sin juicio:

—Tu abuela no lo hizo por maldad. Lo hizo por amor.
Quería que te dieras cuenta de algo que tú no querías ver:
Que mucha de la gente que te rodea solo está ahí mientras tú tienes algo que ofrecer.

Tú dabas todo, sin medida.
Prestabas dinero. Regalabas tiempo. Dabas amor a manos llenas.

Y ella te veía cansarte. Te veía romperte.
Veía cómo te usaban… y tú seguías pensando que eso era cariño.

Tenía que abrirte los ojos.
Y a veces, la única forma… es soltarte.

Él comenzó a llorar.
Lloró como no lloraba desde niño.

La abuela se acercó, lo abrazó fuerte, y le susurró:

—Perdóname, hijo. Me partió el alma hacerlo. Pero prefiero que me odies un día… a que te destrocen toda la vida.

Y ahí lo entendió.

A veces, quien más te ama… es quien se atreve a romperte un poco, para salvarte del todo.

Porque la gente que te quiere bonito, también te confronta.
También te empuja.
También te enseña lo que tú no quieres ver.

Y lo más fuerte de todo… es que lo hacen sabiendo que les vas a doler tú.

CÚRATE, MIJITA…No del amor.Sino del vacío que confundiste con amor.De ese hueco que llevas cargando desde niña.De esa ne...
15/07/2025

CÚRATE, MIJITA…

No del amor.
Sino del vacío que confundiste con amor.

De ese hueco que llevas cargando desde niña.
De esa necesidad de sentirte elegida, importante, vista.
Porque muchas veces no era amor… era hambre emocional.

Era frío interno.
Y en ese frío, cualquier cobija parecía amor.
Incluso si era sucia, rota o prestada.

Te abrazaron mal, te dejaron a medias, te dijeron que “ya vendría alguien que te valorara”.
Y creciste esperando eso, como quien espera un milagro con la mirada puesta en la puerta y el alma hecha bolita.

Pero mijita, escúchame bien:
No se trata de que alguien te salve. Se trata de que tú dejes de abandonarte.

Cúrate.
Pero de raíz.
Del miedo a estar sola, de esa voz que te dice que si no tienes pareja, no vales lo mismo.
Cúrate de pensar que tienes que aguantar para ser amada.
Cúrate de aceptar migajas, de perseguir indiferentes, de disfrazar ansiedad con mariposas.

Cuando te haces cargo de ti… ya no mendigas cariño.
Ya no entregas tu alma por un poco de atención.
Aprendes a darte lo que buscabas afuera.

Y cuando llega el amor —porque sí, llega, pero llega bien cuando tú ya estás bien—
no duele.
No asfixia.
No pone condiciones.

Ese amor ya no se parece a la necesidad.
Se parece a la paz.

Tú, que llevas años cargando con todo:la casa limpia, la comida lista, los pendientes al día, el hijo bañado, el marido ...
15/07/2025

Tú, que llevas años cargando con todo:
la casa limpia, la comida lista, los pendientes al día, el hijo bañado, el marido atendido, el jefe contento… y tú, rota por dentro.

Te dijeron que podías con todo. Que eras fuerte. Que eras multitask. Que eras mujer.

Y tú… te lo creíste.

Te convertiste en chef, enfermera, chofer, psicóloga, secretaria, animadora infantil, consejera matrimonial, cuidadora de todos… menos de ti.

Y nadie lo notó.

Nadie ve cuando lloras calladita en el baño.
Nadie ve cuando te duele la espalda, el alma, el cuerpo entero.
Nadie te dice: “oye, ¿y tú cómo estás?”

Porque ya se acostumbraron a que tú estés.

Y la verdad, mujer… ya basta.

La casa puede esperar. El hijo va a crecer. El marido si se quiere ir, se va. El trabajo te reemplaza en dos días.
Pero tú…
Tú no tienes reemplazo.
Tú no puedes seguir dejándote para después.
Porque cuando tu cuerpo grite lo que tu boca calla, nadie va a aplaudir que fuiste una supermujer.
Van a preguntar por qué no te cuidaste.

Así que suelta la escoba.
Ponte esa ropa que te encanta, ve al parque, duerme un poquito más, apaga el celular, come rico, sal con tus amigas, invierte en ti, en lo que te gusta, en lo que te sana.

Y si te dicen que estás siendo egoísta…
sonríe.

Porque por fin estás siendo justa contigo.

PARA MI PRIMER HIJO…Contigo todo fue nuevo.El miedo, la ilusión, las madrugadas con los ojos hinchados y el corazón en l...
15/07/2025

PARA MI PRIMER HIJO…

Contigo todo fue nuevo.

El miedo, la ilusión, las madrugadas con los ojos hinchados y el corazón en la mano. Los días en los que me sentía rota, y aun así seguía. Porque tú estabas ahí… y eso bastaba para no rendirme.

Fuiste mi primer amor de esos que no preguntan, que solo sienten.
El que llegó cuando yo aún no sabía ni quién era, pero que me miraba con esos ojitos inocentes como si lo fuera todo.

Fuiste mi primer “no puedo, pero lo hago”.
Mi primer desvelo con propósito.
Mi primer “ya no soy la misma… y está bien”.

Contigo aprendí a ser madre… mientras tú aprendías a vivir.
Yo, torpe, asustada, sin manual. Tú, frágil, confiando ciegamente en mí.
Me equivoqué, muchas veces. Lo sé.
Pero también lo sé: te amé con todo lo que tenía… aunque a veces no supiera cómo demostrarlo.

Tú me viste caer, gritar, dudar… y aun así me amaste.
Gracias por tu paciencia, por enseñarme con tus gestos lo que los libros no explican.
Gracias por ser mi maestro en el arte de amar sin reservas.

Tú fuiste el inicio de todo.
El que me dio un nombre nuevo: mamá.
El que me obligó a crecer de golpe, pero también me enseñó a mirar la vida con más ternura.

Siempre serás mi primero.
El que abrió el camino con sus pasos pequeños.
El que me parió como madre, cuando yo todavía era solo una hija con miedo.

Hay padres que no tuvieron infancia.Que no saben cómo abrazar, porque a ellos nadie los sostuvo.Que no dicen “te quiero”...
15/07/2025

Hay padres que no tuvieron infancia.

Que no saben cómo abrazar, porque a ellos nadie los sostuvo.
Que no dicen “te quiero”, porque jamás lo escucharon.
Que cuando sus hijos lloran, se quedan en silencio… porque nadie les enseñó qué hacer con un llanto.

Crecieron en hogares donde la ternura era un lujo. Donde la comida alcanzaba, pero el amor no.
Donde ser niño era un privilegio que no conocieron.

Fueron niños con mochilas de adultos:
Cuidaban hermanos, trabajaban en vacaciones, se tragaban el miedo y se tragaban las lágrimas.

Y cuando les tocó ser padres…
no tenían mapa, ni guía, ni ejemplo.
Solo traumas mal curados y ganas de no repetir la historia.

Pero aun así, estuvieron.

Quizás no fueron los más tiernos, pero siempre llegaron al final del día.
Quizás no sabían hablar de emociones, pero aprendieron a arreglar bicicletas y a estirar el sueldo para que no faltara el pan.
Quizás nunca jugaron con nosotros, pero nos cuidaban desde la puerta mientras lo hacíamos.

Hoy, de adultos, entendemos algo que de niños no veíamos:
que esos silencios eran heridas.
Que ese carácter duro era una coraza.
Que ese amor áspero… también era amor.

Porque hay padres que aman con torpeza.
Que no saben decirlo bonito, pero lo demuestran madrugando cada día, soportando la vida sin quejarse, y dándote lo que nunca les dieron.

Y eso, aunque no lo veas… también es una forma de amor.

“Tu suegra no es tu madre… y no tienes que fingir que lo es.”Aunque te diga “mi hija”, aunque te abrace en Navidad, aunq...
15/07/2025

“Tu suegra no es tu madre… y no tienes que fingir que lo es.”

Aunque te diga “mi hija”, aunque te abrace en Navidad, aunque te pida que le hagas su platillo favorito…
no te confundas.

Tu suegra no es tu mamá.
No la criaste, no te crió, y no tienes que andar quedando bien con ella todo el tiempo como si tu estabilidad emocional dependiera de su aprobación.

Porque cuando haya problemas con su nene precioso, ¿a quién crees que va a defender?
Exacto: al hombre que parió, no a ti.

Y eso aplica aunque él sea un huevón, infiel o emocionalmente nulo.
Ella lo va a justificar con un:
— “Es que está pasando por mucho.”
¿Y tú?
Tú solo estás exagerando, hormonal, o tienes “el carácter muy fuerte”.

No te equivoques:
Puede sonreírte en las reuniones familiares, pero no siempre te quiere.
A veces solo te tolera… porque eres la elegida del momento.

Así que no vayas a soltarle tu vida como si fuera tu terapeuta.
No le confíes tus broncas.
Y mucho menos esperes que se ponga de tu lado cuando las cosas se pongan feas.

Porque si mañana su hijo aparece con otra,
ella también le va a decir “hija”… a la nueva.

¿Entendiste ahora por qué tu suegra no es tu madre?

UNA MADRE MERECE AMOR, NO LÁGRIMASHay algo profundamente injusto en cómo a veces tratamos a quien más ha hecho por nosot...
15/07/2025

UNA MADRE MERECE AMOR, NO LÁGRIMAS

Hay algo profundamente injusto en cómo a veces tratamos a quien más ha hecho por nosotros: nuestra madre.

Corremos para atender compromisos, nos desvelamos por amistades, gastamos dinero en placeres momentáneos…
y a ella, la dejamos esperando una llamada. Un abrazo. Un simple: “¿Cómo estás, ma?”

Y aun así, no se queja.

Aunque esté cansada, camina kilómetros para llevarte lo que te gusta.
Aunque esté enferma, cocina, limpia, escucha y te abraza con ese amor que no exige nada a cambio.

Una madre no quiere lujos. Quiere que la veas.
Que la escuches. Que no la olvides mientras estás ocupado “haciendo tu vida.”

Porque cuando ella ya no esté, vas a extrañar hasta sus regaños.
Vas a buscar su voz entre tus recuerdos.
Y te vas a arrepentir de cada “luego la veo” que no cumpliste.

¿Tienes dinero? Cómprale algo.
¿No tienes? Abrázala.
¿No puedes ir? Llámala.
¿Estás lejos? Escríbele.
Haz algo, pero no la ignores.
Porque el amor de madre es lo más puro que vas a tener… y lo más difícil de volver a encontrar.

No esperes a llevarle flores al panteón.
Llévale flores en vida, aunque sea una.
Y si no puedes, al menos, no la dejes con el alma vacía.

“No todo el que sonríe merece tu confianza.”Jamás… jamás, si realmente amas a tus hijos, seas de esos padres que dejan e...
15/07/2025

“No todo el que sonríe merece tu confianza.”

Jamás… jamás, si realmente amas a tus hijos, seas de esos padres que dejan entrar a cualquiera a su casa solo porque “se ve buena gente”.

Porque no todo el que sonríe tiene buenas intenciones.
Porque no todo el que aparenta cariño lo siente.
Y porque los monstruos ya no tienen cuernos ni capa negra…
a veces usan perfume caro, hablan bonito y te dan los buenos días con una sonrisa.

Hoy en día, hay que tener los ojos más abiertos que nunca.
Porque hay personas capaces de hacerle daño a un niño sin culpa, sin remordimiento y sin el más mínimo rastro de humanidad.

Esto no es paranoia.
No es exageración.
Es una realidad que se vive en silencio, que ocurre más de lo que se denuncia, y que deja heridas que no siempre sanan.

Proteger a tus hijos no es sobreproteger.
Es ser consciente de que su inocencia no es eterna, y que una sola experiencia puede romperles la infancia… para siempre.

No los obligues a abrazar a quien no quieren.
No los dejes solos con personas que apenas conoces.
No pongas su bienestar en manos ajenas solo porque “te da pena decir que no”.

Porque criar también es cuidar de lo que no se ve.
Porque amar también es poner límites, aunque te critiquen.
Porque un “NO” a tiempo puede salvar una vida.

Y si alguien se ofende porque no lo dejas solo con tus hijos,
pregúntate por qué.
Porque quien de verdad es buena persona… entiende.
Y quien no… bueno, ese nunca debió entrar.

”¿Cómo se deja ir lo que nunca fue tuyo?”Un día me dijeron:“Nunca dejes ir algo que verdaderamente amas.”Y yo, tan fiel,...
14/07/2025

”¿Cómo se deja ir lo que nunca fue tuyo?”

Un día me dijeron:
“Nunca dejes ir algo que verdaderamente amas.”

Y yo, tan fiel, tan intensa, tan leal…
me aferré.
Me quedé.
Luché.
Esperé.

Hasta que entendí algo que nadie te explica cuando sueltan esas frases tan bonitas:
¿Qué pasa si lo que verdaderamente amas… no te quiere a su lado?

¿Y si eso que amas ya se fue hace tiempo, aunque siga ahí físicamente?
¿Y si no te elige, no te busca, no te cuida, no te valora?

¿Cómo se deja ir lo que te duele hasta el alma…
pero que nunca fue tuyo de verdad?

Porque sí… lo amabas con todo.
Pero el amor no es una soga, ni una jaula, ni un contrato.
El amor, cuando no es recíproco, se convierte en tortura.
Y ahí entendí algo más importante que cualquier frase romántica:

A veces lo más valiente no es quedarse. Es soltarse.
Aunque duela. Aunque lo ames. Aunque te parta.

Porque el amor también se demuestra contigo.
Con tu paz. Con tu dignidad. Con tu capacidad de decir:
“Te amé, pero no me amaste igual. Y eso… también cuenta.”

“Para mi esposo… ese hombre que no se rinde”Sé que estás cansado.Y no lo digo porque te quejes —porque tú no lo haces—, ...
14/07/2025

“Para mi esposo… ese hombre que no se rinde”

Sé que estás cansado.
Y no lo digo porque te quejes —porque tú no lo haces—, sino porque te leo en la mirada, en tus silencios, en la manera en que a veces te quedas quieto mirando al techo, con la cabeza llena de pendientes que nadie más ve.

Sé que llevas una carga enorme,
que cada día sales al mundo a guerrear con una sonrisa, aunque por dentro estés al límite.

Y por eso hoy quiero decirte algo que quizá no digo lo suficiente:

Te veo.

Veo cómo madrugas, cómo corres, cómo resuelves.
Veo cómo estiras el dinero, el tiempo, la paciencia.
Cómo llegas a casa cansado, pero con ganas de jugar con los niños, de preguntar cómo estuvo el día, de darnos paz.

Veo a ese hombre que se parte el alma por sostener una familia.
Ese que no presume, que no exige aplausos,
pero que se merece el cielo entero.

Estoy tan orgullosa de ti…
Del compañero que elegí, del padre que eres, del hombre en el que te has convertido.

Te elijo.
Una y otra vez.
Con tus virtudes, con tus luchas, con tus silencios.
Te elijo cada día, incluso en los días en que tú mismo dudas de ti.

Gracias por tanto.
Por ser el refugio en la tormenta,
el hombro firme,
la calma en medio del caos.

Quizá el mundo no lo diga, pero yo sí:
Eres el verdadero héroe de esta historia.

Y aunque a veces no lo sepas…
te amamos más de lo que imaginas

“Me dejaste en las mejores manos”Mira, papá… crecí sin ti.Y mírame ahora: no me falta amor, no me falta ejemplo, no me f...
14/07/2025

“Me dejaste en las mejores manos”

Mira, papá… crecí sin ti.
Y mírame ahora: no me falta amor, no me falta ejemplo, no me falta fuerza… porque tengo a mi mamá.

Ella me enseñó a caminar, a hablar, a levantarme cuando me caigo.
Ella es la que está despierta cuando yo tengo fiebre, la que se desvela aunque esté agotada, la que se olvida de sí misma para que yo esté bien.

¿Te diste cuenta, papá?
Mi mamá dejó de comprarse ropa, zapatos, o incluso comida, para darme a mí lo que tú nunca diste: presencia.
Porque tú, claro… ya tenías otras prioridades.
Y en esa nueva vida que armaste, no cabíamos ni ella ni yo.

Pero no te preocupes.
Nos tuvimos el uno al otro.
Y eso fue suficiente.

Cuando crezca, voy a cuidarla como ella me cuida a mí.
Voy a amarla con la misma entrega, con esa ternura que no se aprende en libros ni se compra con dinero.
Voy a protegerla de todo… incluso de personas como tú.

Y aunque hubiera querido que estuvieras en mi vida, mamá me enseñó que no hay que llorar por quien no sabe quedarse.
Ella me mostró que la familia no siempre es quien te da la vida… sino quien se queda a vivirla contigo.

No te guardo rencor.
Deseo que seas feliz…
Pero si algún día te preguntas cómo fue crecer sin ti, solo puedo decirte esto:

Me dejaste en las mejores manos.

Soy esa… y no me pienso disculpar por serloSoy esa…que carga más de cuarenta inviernos en el cuerpoy no pide permiso par...
14/07/2025

Soy esa… y no me pienso disculpar por serlo

Soy esa…
que carga más de cuarenta inviernos en el cuerpo
y no pide permiso para ser quien es.
La que ya no le teme a la opinión ajena,
porque aprendió que nadie tiene derecho a nombrarla si no ha vivido en su piel.

Soy esa…
la de las estrías como mapas de batallas ganadas,
la de los pechos que desafían la gravedad y aún así saben amar,
la de la piel que ya no es tersa, pero sigue siendo refugio.
La que tiene los ojos marcados por las risas…
y también por los llantos que nadie vio.

Soy esa…
la que lleva canas en el cabello y cicatrices en el alma.
La que sonríe con tristeza, pero no se apaga.
La que camina con miedo, pero no se detiene.
La que ama con locura, aunque a veces no la amen igual.

Soy esa…
que conoció la traición y aún así cree en el amor.
La que se le han roto las alas más de una vez
y las ha pegado con lágrimas y dignidad.

Soy esa…
con manías raras, pensamientos caóticos y silencios que duelen.
La de los besos que saben a café recién hecho
y las caricias que huelen a otoño.

Soy esa…
la intensa, la que siente todo o nada,
la que no se conforma con medias tintas
y prefiere un corazón roto a uno vacío.

Y sí…
soy esa que ya no busca encajar,
porque entendió que fue hecha para desbordarse,
no para caber.

Esa soy yo…
y no me pienso disculpar por serlo.

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