05/09/2025
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Hoy Xalatlaco se cubre de dolor y de sangre. Nuestro pueblo, que debería ser un lugar de encuentro, trabajo y vida, fue golpeado por una violencia que no podemos aceptar como normal. 5 vidas fueron arrancadas en un instante. Detrás de estas cifras hay familias destrozadas, sueños truncados y un pueblo entero con el corazón desgarrado.
Lo ocurrido no puede quedar en el silencio ni en la indiferencia. Es un recordatorio brutal de la fragilidad de la vida y del abandono que sentimos frente a la inseguridad. No se trata solo de pedir justicia, sino de exigirla con firmeza. Necesitamos acciones reales, no discursos vacíos; necesitamos prevención, no indiferencia; necesitamos paz, no más sangre en nuestras calles.
Hoy lloramos, pero también despertamos. Porque Xalatlaco no merece ser recordado por la violencia, sino por su gente trabajadora, por sus tradiciones y por la fuerza de su comunidad. Que la memoria de quienes partieron injustamente nos impulse a alzar la voz, a unirnos y a no permitir que la violencia defina el futuro de nuestro pueblo.
Que este día quede marcado no solo por la tragedia, sino también por el inicio de una conciencia colectiva: la vida debe ser defendida, la paz exigida y la esperanza nunca abandonada.