18/08/2025
Si a ti te molesta que ella siga sacando el mismo tema,
imagina lo que le duele no poder olvidarlo.
No es que quiera discutir,
no es que le guste vivir en el pasado,
no es que esté buscando pelear.
Es que algo dentro de ella no sanó.
Tú quieres que olvide rápido lo que a ella le rompió el alma,
que actúe como si no pasó nada,
que sonría como si no dolió.
Pero no es así.
Las heridas no se cierran de la noche a la mañana,
se cierran por cuidado.
Si cada vez que ella lo menciona tú te cierras,
te molestas o la haces sentir intensa,
solo estás agravando lo que ya le duele.
Ella no quiere ganar una discusión,
quiere ganar de vuelta la confianza que perdió.
Quiere que le digas: “sí, fallé…
y me importa lo que eso te hizo sentir.”
Quiere que la abraces sin defenderte,
que la escuches sin mirar el reloj,
que le mires a los ojos y le digas que estás ahí
para reparar lo que lastimaste.
Porque cuando una mujer repite algo,
es porque no encontró paz.
Y cuando no encuentra paz, no puede soltar.
No confundas su insistencia con capricho,
porque muchas veces,
lo que suena como reclamo es en realidad un pedido de auxilio.
Así que antes de decirle “otra vez con lo mismo”,
pregúntate:
¿cuántas veces intentó callarlo antes de tener que gritarlo?
¿cuántas noches lo pensó sin decir una palabra?
¿cuántas lágrimas tragó para no incomodarte?
El día que entiendas que no se trata de que deje de hablar,
sino de que pueda sanar,
ese día dejará de repetirlo…
porque por fin habrá encontrado paz.