17/09/2025
Ica, primer desafío alcanzado.
El Gran Tablazo. Una inmensidad donde el viento, la bruma y la arena no chocan: danzan. Entre las dunas y el mar, no todo camino se ve con claridad. Fuimos viajeros de la bruma, moviéndonos por intuición, entre lo visible y lo que se esconde.
Así comenzó el primer Desafío del Desierto. Y así se levantaron nuestras primeras apachetas, dando inicio a un nuevo estilo y formato de viajes. Sin prisa. Con la adrenalina justa y necesaria. Y disfrutando cada momento del día.
Fuimos un grupo con gran espíritu de aventura. Un solo rumbo. Durante tres días cruzamos dunas, costas infinitas, desiertos silenciosos y cañones esculpidos por el tiempo. Pero lo más valioso no fue el terreno recorrido, sino lo que removió por dentro: lo que somos capaces de vivir cuando dejamos atrás lo cómodo.
En cada parada recogimos más que arena. Recogimos silencios, miradas, conversaciones… todo ello en medio del viento, el mar y el fuego. Y una promesa que no se dijo en voz alta, pero todos entendieron. Al final, cada uno se llevó un frasco con las arenas del recorrido, como quien embotella memorias que no se quieren olvidar.
En uno de los lugares menos transitados, en medio del desierto, levantamos una apacheta como símbolo de gratitud, de respeto y de memoria. No para marcar el paso, sino para honrar el camino. Cada piedra lleva el peso de un esfuerzo, una intención, un deseo que queda guardado en la arena. Porque entendimos que el desierto no se conquista: se respeta. Y que lo importante no es la meta, sino el vínculo que nace entre los que se atreven a cruzarlo.
El viento borrará las huellas de nuestras llantas,
pero esta apacheta quedará como testigo silencioso de nuestro paso. Una señal para quien venga después… y un recordatorio para nosotros mismos: que el viaje no se mide en kilómetros, sino en la huella que dejamos en el camino.
Terminó así la primera etapa del Desafío del Desierto. Y con ella, se abrió la puerta hacia algo más grande: el segundo desafío. Esta vez haremos un recorrido vivencial que comenzará en Arequipa. Cruzaremos la inmensidad del desierto de La Joya y Clemesi, entre pampas abiertas y cañones. Ingresaremos al zigzagueante Cañón de los Vientos, donde tendrá lugar la primera noche de campamento. Finalmente, llegaremos a las mágicas dunas doradas de Ilo, donde el viento, la arena y el mar hablan su propio lenguaje. Disfrutaremos de la mejor puesta de sol que puede ofrecer un desierto.
Más de 50 expediciones han consolidado este terreno como escuela de perfección en arena. Su cercanía al mar y sus formaciones armónicas convierten este nuevo desafío en una experiencia fluida y profundamente estética. Tal vez, esta vez, te toque a ti dejar tu piedra en la apacheta.
¡No te lo pierdas! ¡Inscripciones abiertas!
Desierto de Ilo — La Magia.
Del 5 al 8 de diciembre.
Ilo no se recorre: se vive.
La Magia no se muestra: se revela.
Desafío del Desierto© – Masters of the Sands