17/09/2025
|| ANTAMINA AMPLÍA SUS OPERACIONES HASTA EL 2036, PERO PERSISTEN DUDAS SOBRE SU APORTE AL DESARROLLO DE ÁNCASH
La Compañía Minera Antamina confirmó que podrá operar hasta el año 2036, tras la aprobación en 2024 de la Modificación de su Estudio de Impacto Ambiental (MEIA). La ampliación incluye la incorporación de entre 400 y 500 millones de toneladas adicionales de mineral, lo que asegura la continuidad de su producción de cobre y zinc, dos de los principales recursos de la minería peruana.
Durante el evento “Antamina: Construyendo un futuro juntos”, realizado en el Hotel Country Club, la vicepresidenta de Planificación y Estrategia Ambiental, Fabiola Sifuentes, destacó que la empresa implementará medidas de sostenibilidad, como el uso de 100 % de energía renovable hacia 2033, nuevos sistemas de disposición de relaves en espacios concentrados y la creación de un bosque de 170 hectáreas en Huarmey, irrigado con agua tratada.
Los anuncios oficiales: energía limpia y convivencia con comunidades
“Cuando llegamos a una zona, entendemos que ya existe un ecosistema al que debemos integrarnos. Nuestra estrategia ha sido convivir con ese vecindario y reconocernos como parte de él”, sostuvo Sifuentes.
Antamina también resaltó su convenio con el Parque Nacional Huascarán y el SERNANP para proteger la biodiversidad en zonas de influencia, como parte de su estrategia para reducir conflictos sociales y fortalecer su licencia social.
Los silencios: San Marcos, agua y conflictos sociales
Sin embargo, el evento evitó referirse a los paros y protestas en San Marcos (Huari, Áncash), donde comunidades campesinas denuncian contaminación, disminución de manantiales y afectación de sus ojos de agua. En varias oportunidades, estos reclamos han derivado en bloqueos, quema de maquinaria y enfrentamientos, evidenciando que la relación con el entorno no es tan armoniosa como el discurso oficial plantea.
¿Aporta realmente al desarrollo regional?
Diversos estudios respaldados por la propia empresa señalan que más de 30,000 personas salieron de la pobreza en Áncash entre 2007 y 2017 gracias a los ingresos y programas asociados a Antamina. Se han registrado mejoras en educación, salud, acceso a servicios básicos y surgimiento de empresas comunales que dinamizan la economía.
Pero la otra cara de la moneda refleja un panorama distinto:
• Denuncias de contaminación ambiental, como la presencia de arsénico en Huarmey.
• Incumplimientos en acuerdos sociales que generan desconfianza.
• Desigualdad en la distribución de beneficios, con proyectos productivos que no siempre logran sostenibilidad.
• Y un modelo de desarrollo dependiente de la minería, sin alternativas sólidas para el futuro post-Antamina.
Un futuro con más preguntas que certezas
La ampliación hasta 2036 promete estabilidad económica y miles de millones en ingresos fiscales, pero plantea preguntas clave:
• ¿Cómo se protegerán efectivamente los recursos hídricos?
• ¿Qué mecanismos de fiscalización independiente se aplicarán?
• ¿Qué ocurrirá con las comunidades cuando la mina cierre?
Antamina se presenta como motor del desarrollo, pero en Áncash la respuesta aún divide: para algunos es progreso, para otros es contaminación y conflicto. El tiempo dirá si los próximos once años consolidan un legado positivo o si, por el contrario, profundizan las brechas y tensiones en una región marcada por la riqueza mineral y la pobreza persistente.