Educatec.perú

Educatec.perú Licenciado en matemática y física.

19 MANDAMIENTOS DE MARÍA MONTESSORI PARA LOS PADRES DE FAMILIA...Se dice que sólo cuatro pedagogos del siglo XX revoluci...
06/09/2025

19 MANDAMIENTOS DE MARÍA MONTESSORI PARA LOS PADRES DE FAMILIA...
Se dice que sólo cuatro pedagogos del siglo XX revolucionaron la crianza de los niños. Son el americano John Dewey, el alemán Georg Kerschensteiner, la italiana Maria Montessori y el pedagogo de la entonces Unión Soviética, Antón Makarénko.
María Montessori redactó cortos "mandamientos-recordatorio" para los padres de familia. Son sencillos, pero si lo piensas un poco más a fondo, en cada uno de ellos hay gran sabiduría en sólo algunas palabras.Recomendamos a los padres leerlos al menos una vez al año (y ponerlos en práctica) así, lo mas probable es que la relación con sus hijos mejore en calidad y cantidad, además ellos crecerán con una personalidad mejor desarrollada y serán individuos más cercanos a la vida en armonía.
1.-Los niños aprenden de lo que los rodea.
2.-Si criticas mucho a un niño, él aprenderá a juzgar
3.-Si elogias con regularidad al niño, él aprenderá a valorar.
4.-Si se le muestra hostilidad al niño, él aprenderá a pelear.
5.-Si se es justo con el niño, el aprenderá a ser justo.
6.-Si se ridiculiza al niño con frecuencia, él será una persona tímida.
7.-Si el niño crece sintiéndose seguro, aprenderá a confiar en los demás.
8.-Si se denigra al niño con frecuencia, se desarrollará en él un malsano sentimiento de culpa
9.-Si las ideas del niño son aceptadas con regularidad, él aprenderá a sentirse bien consigo mismo.
10.-Si se es condescendiente con el niño, él aprenderá a ser paciente
11.-Si se alienta al niño en lo que hace, ganará seguridad en sí mismo
12.-Si el niño vive en una atmósfera amigable y se siente necesario, aprenderá a encontrar amor en el mundo.
13.-No hables mal de tu niño/a, ni cuando está cerca, ni cuando no lo está
14.-Concéntrate en el desarrollo de lo bueno del niño de tal manera que sencillamente no quede lugar para lo malo
15.-Escucha siempre a tu hijo y respóndele cuando él se acerque a tí con una pregunta o un comentario
16.-Respeta a tu hijo aunque haya cometido un error. Lo corregirá ahora o quizá un poco más adelante
17.-Está dispuesto a ayudar si tu niño busca algo, pero también está dispuesto a pasar desapercibido si él mismo ya ha encontrado lo que buscaba
18.-Ayuda al niño a asimilar lo que antes no había podido asimilar. Haz eso llenando el mundo que lo rodea de cuidado, discreción, oportuno silencio y amor.
19.-Cuando te dirijas a tu hijo, hazlo siempre de la mejor manera. Dale lo mejor que hay en ti

El hombre que decidió vivir en sufrimiento sin razón:Ernest Hemingway fue uno de los escritores más influyentes del sigl...
06/09/2025

El hombre que decidió vivir en sufrimiento sin razón:

Ernest Hemingway fue uno de los escritores más influyentes del siglo XX.
Ganador del Premio Nobel de Literatura en 1954, autor de clásicos como El viejo y el mar, Por quién doblan las campanas y Adiós a las armas. Su estilo directo y crudo cambió para siempre la narrativa moderna.

Pero antes de ser leyenda, cayó en una trampa mental.

En 1920, viviendo en París como joven escritor, creía que para crear obras maestras debía vivir en dolor y miseria constantes.
Pasaba hambre, se aislaba, buscaba conflictos internos… porque pensaba que solo el sufrimiento extremo podía alimentar su arte.

Durante años escribió con frío en las manos y vacío en el estómago.
Hasta que su mentora, Gertrude Stein, le dijo algo que le abrió los ojos:

“El talento no necesita dolor innecesario.
El arte nace de la claridad, no de la lucha contra ti mismo.”

Ese momento fue un quiebre. Hemingway entendió que la grandeza no estaba en castigarse, sino en disciplina, observación y simplicidad.
Fue entonces cuando nació el Hemingway inmortal: el que escribió las obras que lo llevaron al Nobel.

🔥 La enseñanza:
La vida ya trae batallas reales.
No necesitas inventarte sufrimientos extra para demostrar tu valor.
La grandeza no siempre se forja en la autodestrucción, sino en el equilibrio y la claridad.

👉 Pregúntate hoy: ¿cuántas de tus luchas son reales… y cuántas te las estás imponiendo tú mismo

Si realmente entendieras lo fácil que las mujeres hacen todo cuando desean a un hombre, jamás volverías a perseguir a un...
06/09/2025

Si realmente entendieras lo fácil que las mujeres hacen todo cuando desean a un hombre, jamás volverías a perseguir a una. La verdad es brutalmente simple: cuando una mujer siente atracción genuina, no hay obstáculos, no hay excusas, no hay silencios confusos ni señales contradictorias. Ella encuentra la forma de estar cerca, reorganiza su tiempo, busca cualquier excusa para coincidir contigo. No necesitas enviarle mensajes interminables ni inventar estrategias desesperadas. No tienes que esperar días por una respuesta ni conformarte con migajas de atención. Cuando una mujer te quiere de verdad, lo demuestra con acciones claras, directas y consistentes. No con promesas vacías, sino con hechos.

El problema es que la mayoría de los hombres no lo entienden. Se aferran a la fantasía de que pueden convencer a una mujer de desearlos. Piensan que si son lo suficientemente buenos, si demuestran demasiado interés, si insisten y se esfuerzan más, ella cambiará de opinión. Se convierten en esclavos de la ilusión, invirtiendo su energía en un callejón sin salida. Pero la atracción no funciona así. No es un contrato que puedas negociar ni una deuda que puedas cobrar. Es una fuerza natural que surge de manera inmediata y que no se puede fabricar a base de favores o sacrificios. O está desde el inicio… o simplemente no está.

Por eso el hombre de alto valor nunca persigue. Él sabe que su tiempo y su energía son demasiado valiosos como para malgastarlos en ilusiones. No se queda atrapado en el “quizás”, en el “ya veremos”, en el “ahora no, después sí”. Reconoce la claridad de las acciones y entiende que si una mujer no lo elige sin que él tenga que forzar nada, entonces la respuesta es simple: sigue adelante sin dudar. Porque lo que se fuerza nunca dura, y lo que no fluye naturalmente siempre terminará en desgaste.

Pero para llegar a este punto, necesitas convertirte en un hombre que no depende de la atención femenina para validarse. Debes trabajar en ti mismo, en tu físico, en tu mentalidad y en tu propósito. Un hombre fuerte no solo se entrena en el gimnasio, se entrena en la vida. Se disciplina en su trabajo, en sus hábitos, en sus finanzas, en su capacidad de resistir la comodidad. Porque sabe que cuanto más sólido se vuelve, más magnetismo genera. Y cuando un hombre se convierte en un imán, no tiene que correr detrás de nadie: son ellas quienes buscan entrar en su mundo.

El hombre débil ruega por ser elegido, el hombre fuerte se convierte en la elección. Esa es la diferencia entre vivir toda una vida mendigando atención o vivir como alguien que inspira deseo y respeto sin pedirlo. El primero se conforma con lo que le den; el segundo filtra y elige desde la abundancia. Y esa abundancia no nace del azar, nace del trabajo diario, de la disciplina implacable y de la visión clara de hacia dónde va su vida.

Hermano, tu misión no es perseguir, tu misión es construirte. Haz de ti un hombre tan enfocado, tan fuerte y tan ambicioso que tu sola presencia genere atracción sin esfuerzo. Cuando logres eso, te darás cuenta de que jamás fue necesario rogar, porque el verdadero premio siempre fuiste tú. Y si quieres las herramientas exactas para empezar este proceso y dejar atrás para siempre la necesidad y la persecución, adquiere hoy mi Pack 5 en 1. Cinco libros diseñados para forjar tu mentalidad, tu disciplina y tu propósito, y convertirte en ese hombre que nunca persigue porque ya es perseguido.

🌳✨ EL BOSQUE QUE ES UN SOLO ÁRBOLA simple vista parece una selva… pero en realidad es un único árbol gigante.En la playa...
05/09/2025

🌳✨ EL BOSQUE QUE ES UN SOLO ÁRBOL

A simple vista parece una selva… pero en realidad es un único árbol gigante.

En la playa de Pirangi, Brasil, vive el Maior Cajueiro do Mundo, el árbol de anacardo más grande del planeta. Sus ramas, al tocar el suelo, echan raíces y se convierten en nuevos troncos, hasta crear la ilusión de un bosque entero. 🌱

Hoy cubre más de 8,000 m² (¡casi dos canchas de fútbol!) y produce miles de frutos cada año.

Un tesoro natural que nos recuerda la increíble capacidad de la naturaleza para crecer, resistir y sorprender. 🌍💚

¿Sabías que esa pequeña hendidura vertical entre la nariz y el labio superior de tu perro no está ahí por casualidad? Se...
05/09/2025

¿Sabías que esa pequeña hendidura vertical entre la nariz y el labio superior de tu perro no está ahí por casualidad? Se llama surco nasal o filtrum, ¡y es un detalle anatómico que no tiene nada de inútil!
Cada vez que el perro se lame el hocico, un poco de su saliva se deposita justo ahí. Y aquí entra en juego la magia de la naturaleza: gracias a un efecto capilar, la humedad asciende por el surco hasta la nariz, manteniéndola siempre húmeda.
¿Y por qué es tan importante una nariz húmeda? Porque permite captar y retener los olores de forma mucho más eficaz. ¡Este es uno de los secretos del increíble olfato de nuestro amigo de cuatro patas! 🐶👃
La próxima vez que lo veas lamerse el hocico o darte una de esas pataditas cariñosas, recuerda que incluso ese pequeño detalle revela lo maravillosa que es la naturaleza de los perros. Y quizá lo ames un poco más.

04/09/2025

🟥⬛️ Con motivo del aniversario de creación política de la Comunidad Campesina de Lambrasniyocc, distrito de Anco, provincia de Churcampa, expreso mi más sincero y fraterno saludo a toda su población.

Celebrar estos años de vida es reconocer el sacrificio, la organización y la visión de desarrollo de hombres y mujeres que, con esfuerzo y unidad, han forjado el presente de su comunidad y siguen construyendo el futuro de sus hijos.

Este aniversario no solo es una fecha conmemorativa, sino también un compromiso renovado para seguir trabajando juntos, de la mano de nuestras autoridades y organizaciones, en favor del progreso y bienestar de todos los comuneros y comuneras.

¡Felices fiestas, Lambrasniyocc! Que la identidad, la unión y la esperanza sigan siendo la fuerza que impulse el desarrollo de esta tierra emprendedora.

Anne Hathaway // “Para sentirme segura, primero necesito estar agradecida. Si me olvido de lo afortunada que soy, la con...
04/09/2025

Anne Hathaway // “Para sentirme segura, primero necesito estar agradecida. Si me olvido de lo afortunada que soy, la confianza simplemente no aparece. Así que, antes de cualquier momento importante, me digo: ‘Estoy aquí, tengo esta oportunidad, y eso ya es increíble’. Y con ese pensamiento, la confianza llega sola.”
- es una actriz estadounidense. Ganó el premio Óscar, el Globo de Oro, el BAFTA y el SAG a la mejor actriz de reparto por su interpretación en Los miserables.

👉🏻Sigues esperando el momento perfecto, pero en el fondo sabes que cada día que postergas, es un día más sin avanzar. No es que te falten ideas o ganas, es que la incertidumbre te mantiene atrapado en el mismo lugar. Nuestra nueva guía digital ¿Cuánto más vas a esperar? te dará las herramientas para romper la parálisis de decisión y empezar a moverte sin dudar. No más estancamiento, no más vueltas en tu cabeza, solo un sistema claro para tomar acción ahora. Si sientes que has intentado todo y sigues sin avanzar, esta guía es para ti. Es hora de salir del ciclo de la postergación. Descárgala hoy. Enlace en la biografía.
-
-
-
-
-
-
-

-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-

-
-
-
-
-
-
-
-
-

-
-
-

El abuelo que en el asilo escribe cartas que nunca manda, hasta que un enfermero empieza a responderlas como si fueran d...
04/09/2025

El abuelo que en el asilo escribe cartas que nunca manda, hasta que un enfermero empieza a responderlas como si fueran de su hija.

Don Aurelio tenía las manos temblorosas, pero su letra seguía siendo impecable. Cada mañana, después del desayuno de avena aguada y café sin sabor, se sentaba en la mesa junto a la ventana de su cuarto y desplegaba el papel carta que guardaba como un tesoro en el cajón de su mesa de noche.

"Querida Elena", comenzaba siempre igual. Y luego le contaba a su hija todo lo que había pasado en su día, en su semana, en los largos meses que llevaba en el asilo San Francisco.

—Hoy amaneció lloviendo y me acordé de cuando eras pequeña y te gustaba salir a mojarte al patio. Tu madre se enojaba conmigo porque te dejaba, pero yo veía tanta alegría en tus ojos... El jardín de aquí está bonito, han plantado rosas rojas como las que tenía tu mamá.

Escribía durante horas, con esa caligrafía perfecta que había aprendido en su juventud, cuando ser maestro rural significaba escribir en la pizarra con tiza blanca y enseñar a leer a niños descalzos. Le contaba de los otros residentes, de la señora Carmen que siempre perdía sus lentes, del señor Rodrigo que tocaba guitarra en las tardes, de las enfermeras que a veces tenían prisa pero otras veces se quedaban a conversar.

Terminaba cada carta igual: "Te amo mucho, hija. Espero verte pronto. Tu papá que no te olvida."

Pero las cartas nunca salían de su cuarto. Las doblaba con cuidado, las metía en sobres que había pedido prestados, escribía una dirección que ya no existía, y las guardaba en una caja de zapatos bajo su cama.

Andrés era enfermero desde hacía cinco años, pero llevaba apenas dos meses trabajando en el asilo San Francisco. Era un trabajo duro, mal pagado, pero necesitaba el dinero para terminar sus estudios de medicina. Al principio, los residentes eran solo nombres en expedientes, medicamentos por administrar, rutinas por cumplir.

Pero don Aurelio le llamó la atención desde el primer día.

—¿Por qué escribe tanto? —le preguntó a su supervisora, la enfermera Marta, una mujer mayor que conocía a cada residente como si fueran su propia familia.

—Cartas a su hija —respondió Marta, con una tristeza en la voz que Andrés no entendió—. Lleva haciéndolo desde que llegó, hace dos años.

—¿Y ella no le responde?

Marta lo miró con esos ojos que había visto demasiado.

—Elena murió en un accidente hace tres años, hijo. Don Aurelio lo sabe, estuvo en el funeral. Pero su mente... a veces se protege de maneras extrañas.

Andrés sintió un n**o en el estómago. Durante las siguientes semanas observó a don Aurelio escribir sus cartas diarias, verlo esperar alguna respuesta que nunca llegaría, escucharlo preguntarle al cartero imaginario si había algo para él.

Una tarde, mientras limpiaba el cuarto de don Aurelio, vio la caja de zapatos entreabierta. Decenas de cartas, todas dirigidas a Elena Morales, todas con la dirección de una casa que ya no era suya, todas con el sello de un amor que se negaba a aceptar la despedida.

Esa noche, Andrés no pudo dormir. Pensó en su propia abuela, que había mu**to cuando él tenía quince años. Pensó en todas las conversaciones que nunca tuvieron, en todas las cartas que él nunca le escribió.

Al día siguiente, después de su turno, Andrés hizo algo que sabía que podría meterlo en problemas. Tomó papel y pluma, y comenzó a escribir:

"Querido papá, perdóname por no haberte escrito antes..."

No fue fácil. ¿Cómo imaginar la voz de una hija que ya no estaba? ¿Cómo responder a un amor tan puro sin mentir, pero sin lastimar? Andrés recordó las conversaciones que había escuchado entre don Aurelio y sus compañeros de cuarto, las historias que el viejo contaba sobre Elena cuando era niña, sus anécdotas sobre la época en que ella estudió enfermería, como él.

La primera carta la dejó en el buzón improvisado que tenían en la recepción del asilo, dirigida a don Aurelio.

Al día siguiente, durante su ronda de medicamentos, vio a don Aurelio sentado en su cama, con una carta en las manos y lágrimas rodando por sus mejillas.

—¿Está todo bien, don Aurelio? —preguntó Andrés, fingiendo preocupación.

—¡Mi Elena me escribió! —exclamó el anciano, con una sonrisa que Andrés no le había visto antes—. Mira, mira lo que dice: "Papá, estoy bien, muy ocupada con el trabajo en el hospital, pero siempre pienso en ti. Me da mucha alegría saber que estás cuidándote y que has hecho amigos ahí."

Andrés sintió un calor extraño en el pecho.

—Qué bueno, don Aurelio. ¿Le va a responder?

—¡Por supuesto! Tengo tanto que contarle.

Y así comenzó una correspondencia imposible. Don Aurelio escribía sus cartas llenas de amor y nostalgia, y Andrés respondía como Elena, imaginando a una hija cariñosa que trabajaba como enfermera en un hospital de la capital, que estaba enamorada de un doctor bueno, que pensaba en casarse pero quería que su papá conociera primero al novio.

—¿Sabes qué me escribió Elena hoy? —le contó don Aurelio a la señora Carmen durante el almuerzo—. Que va a venir a visitarme el mes que viene. ¡Hace tanto que no la veo!

Andrés, que servía la comida en esa mesa, sintió una punzada de pánico. ¿Qué pasaría cuando llegara el mes que viene y Elena no apareciera?

Esa noche escribió una carta más larga:

"Papá querido, lamento decirte que no voy a poder ir este mes como te prometí. Han surgido emergencias en el hospital y no puedo tomarme días libres. Pero quiero que sepas que aunque no esté físicamente ahí, mi corazón siempre está contigo. Cada día pienso en las historias que me contabas cuando era pequeña, en las canciones que me cantabas, en todo lo que me enseñaste. Eres el mejor papá del mundo."

Cuando don Aurelio leyó esa carta, no se veía triste. Se veía en paz.

—Mi Elena es muy trabajadora —le dijo a Andrés—. Igual que su madre. Siempre poniendo a los demás antes que a ella misma.

Los meses pasaron. Andrés perfeccionó su escritura femenina, aprendió a imitar el tipo de papel que usaría una enfermera joven, incluso conseguía estampillas de diferentes ciudades para hacer más creíble la correspondencia.

Le contaba a don Aurelio, a través de las cartas de Elena, sobre su trabajo en el hospital, sobre el doctor Miguel con quien estaba saliendo, sobre los pacientes que la hacían reír, sobre cómo extrañaba la comida que él le preparaba cuando era niña.

—¿Sabes qué? —le dijo don Aurelio una tarde mientras Andrés le tomaba la presión—. Creo que Elena se va a casar pronto. En su última carta me contó que Miguel le pidió permiso para pedirle la mano.

—¿Y qué le va a responder usted?

—Que sí, por supuesto. Mientras la haga feliz... Aunque me da un poco de tristeza que ya no sea mi niña pequeña.

Andrés sonrió, pensando en la carta que escribiría esa noche, donde Elena le contaría a su papá sobre la propuesta de matrimonio, sobre lo nerviosa que estaba, sobre cómo quería que él la acompañara al altar.

Pero una mañana, don Aurelio no se levantó para el desayuno. Andrés lo encontró en su cama, con una sonrisa pacífica, sosteniendo la última carta de Elena entre sus manos. La carta donde ella le decía cuánto lo amaba, donde le agradecía por haberle enseñado a ser fuerte, donde le prometía que lo llevaría siempre en su corazón.

En el funeral de don Aurelio, Andrés conoció a los pocos familiares que tenía: unos sobrinos que vivían lejos y que apenas lo visitaban. Cuando le preguntaron sobre sus pertenencias, Andrés pensó en la caja de zapatos llena de cartas.

—Solo tenía algunas cartas —les dijo—. Nada de valor.

Esa noche, en su cuarto, Andrés leyó todas las cartas que don Aurelio había escrito a Elena. Historias de amor paternal, recuerdos de una infancia feliz, la soledad de un hombre que nunca dejó de ser padre aunque su hija ya no estuviera.

Y también leyó sus propias cartas, las respuestas que había escrito como Elena. Se dio cuenta de que, sin saberlo, había aprendido a amar como ama un padre. Había descubierto la generosidad de un amor que no espera nada a cambio, que se da completamente sin condiciones.

Al final de la caja, encontró una carta que don Aurelio había empezado a escribir el día antes de morir, pero que no había terminado:

"Querida Elena, hoy soñé contigo. Estabas vestida de blanco, como el día de tu primera comunión, y me sonreías. Sé que pronto vamos a estar juntos otra vez. Mientras tanto, quiero que sepas que estos últimos años, recibir tus cartas me ha hecho el hombre más feliz del mundo. Gracias por no olvidar a tu viejo papá. Gracias por..."

Andrés cerró la carta sin terminar y lloró por primera vez desde que era niño. Lloró por don Aurelio, por Elena, por todos los padres e hijos que se aman a la distancia, por todas las cartas que nunca se escriben, por todas las palabras que nunca se dicen.

Al día siguiente, Andrés renunció al asilo. No porque el trabajo fuera duro, sino porque había entendido algo fundamental: tenía que llamar a sus propios padres, tenía que escribirles cartas reales, tenía que decirles que los amaba antes de que fuera demasiado tarde.

Pero antes de irse, escribió una última carta:

"Querido don Aurelio, soy Elena. Gracias por amarme tanto. Gracias por enseñarme que el amor verdadero no conoce fronteras, ni siquiera la muerte. Nos vemos pronto, papá. Su hija que lo ama eternamente."

La dejó sobre la tumba de don Aurelio, junto a un ramo de rosas rojas como las que tenía su esposa en el jardín de la casa donde Elena creció, donde fue feliz, donde aprendió que ser amado es el regalo más grande que puede recibir una persona.

El viento se llevó la carta esa misma tarde, como si fuera un mensaje que finalmente había llegado a su destino.

Crédito a su autor

En 1948, en la ciudad rusa de Polyany, un niño de diez años llamado Joseph Brodsky recibió una de las peores evaluacione...
04/09/2025

En 1948, en la ciudad rusa de Polyany, un niño de diez años llamado Joseph Brodsky recibió una de las peores evaluaciones que un maestro podía escribir:

"Terco. Perezoso. Grosero. Distrae en clase. Hace mal la tarea o no la hace. Sus cuadernos están sucios y llenos de garabatos. Podría ser un excelente estudiante... pero no se esfuerza".

Brodsky odiaba la escuela soviética. Se aburría, cambiaba de colegio una y otra vez, repetía curso y, en octavo grado, tomó una decisión radical: abandonarla para siempre. Nunca volvió.

Pero lo que no encontraba en los libros escolares lo hallaba en las calles de Leningrado. «Las fachadas de los edificios me enseñaron más sobre los egipcios, griegos y romanos que cualquier aula», recordaría años después. Sin diploma, sin futuro seguro, sin la bendición de ningún profesor, trabajó en oficios menores, pero en silencio cultivaba lo único que lo mantenía vivo: la poesía.

El régimen soviético lo persiguió, lo condenó y lo exilió. Pero Brodsky no dejó de escribir.

En 1987, aquel niño al que se le negó un lugar en las aulas recibió el Premio Nobel de Literatura.

Joseph Brodsky demostró que la genialidad no se mide con notas, ni se encierra en un cuaderno ordenado. Algunos nacen para seguir reglas; otros, como él, para reescribirlas.

Muchos quieren ganar más dinero, pero siguen pensando con la misma mentalidad que los mantiene estancados. Ese es el pro...
03/09/2025

Muchos quieren ganar más dinero, pero siguen pensando con la misma mentalidad que los mantiene estancados. Ese es el problema: esperar resultados distintos sin cambiar la forma en que ves la vida, los negocios o a ti mismo. Y duele, porque trabajas duro, te esfuerzas, pero sientes que tus ingresos no avanzan al ritmo de tus sueños.

La verdad es que tu bolsillo nunca crecerá más que tu mente. El día que decidas invertir en ti, en tu aprendizaje y en romper creencias limitantes, ese día abrirás las puertas a nuevas oportunidades. El placer está en ver cómo tu mentalidad se expande y, con ella, tus resultados también.

Dirección

Huancayo
12007

Teléfono

+51986889384

Página web

Notificaciones

Sé el primero en enterarse y déjanos enviarle un correo electrónico cuando Educatec.perú publique noticias y promociones. Su dirección de correo electrónico no se utilizará para ningún otro fin, y puede darse de baja en cualquier momento.

Contacto La Empresa

Enviar un mensaje a Educatec.perú:

Compartir

Categoría