
14/06/2024
Canotaje...Cuando todo parecía un paseo tranquilo, la corriente del río Cañete arrastra la balsa hacia una roca enorme. El guía nos pide detener la remada y colocarnos dentro de la embarcación, pero esta se levanta abruptamente por la parte delantera. Gritamos. En cuestión de segundos el río nos devuelve a su cauce. Con el agua en la cara respiramos aliviados, pero no contamos con que otra roca está a punto de voltearnos. Esta vez hubo suerte y en lugar de eso nos quedamos atascados. Entonces toca movernos rápidamente para hacer contrapeso. Apenas salimos, el guía grita: “¡Adelante!”. Nosotros –obedientes– volvemos a nuestras posiciones y a remar con la adrenalina a tope.Cuando todo parecía un paseo tranquilo, la corriente del río Cañete arrastra la balsa hacia una roca enorme. El guía nos pide detener la remada y colocarnos dentro de la embarcación, pero esta se levanta abruptamente por la parte delantera. Gritamos. En cuestión de segundos el río nos devuelve a su cauce. Con el agua en la cara respiramos aliviados, pero no contamos con que otra roca está a punto de voltearnos. Esta vez hubo suerte y en lugar de eso nos quedamos atascados. Entonces toca movernos rápidamente para hacer contrapeso. Apenas salimos, el guía grita: “¡Adelante!”. Nosotros –obedientes– volvemos a nuestras posiciones y a remar con la adrenalina a tope.Cuando todo parecía un paseo tranquilo, la corriente del río Cañete arrastra la balsa hacia una roca enorme. El guía nos pide detener la remada y colocarnos dentro de la embarcación, pero esta se levanta abruptamente por la parte delantera. Gritamos. En cuestión de segundos el río nos devuelve a su cauce. Con el agua en la cara respiramos aliviados, pero no contamos con que otra roca está a punto de voltearnos. Esta vez hubo suerte y en lugar de eso nos quedamos atascados. Entonces toca movernos rápidamente para hacer contrapeso. Apenas salimos, el guía grita: “¡Adelante!”. Nosotros –obedientes– volvemos a nuestras posiciones y a remar con la adrenalina a tope.En el trayecto nos encontramos con tres emocionantes rápidos. También nos metimos entre unas ramas, pero no hubo heridos. No faltaron los saltos, algunos pisotones, los gritos, las risitas nerviosas y un par de caídas dentro de la balsa.
El guía nos explica que por la ausencia de lluvias el río sigue bajo: “El mayor desafío ocurre de enero a marzo, cuando las aguas del río Cañete suben y aumenta el caudal. En esa temporada hay olas, se tiene que remar más fuerte y la experiencia es mucho más emocionante”, asegura.
Para nosotros, sin embargo, esta ha sido la aventura de la vida. Al terminar nos sentimos victoriosos. Aunque nadie se cayó al río, todos terminamos mojados de pies a cabeza. Por eso, es recomendable usar traje de baño y zapatos para el agua. Evita ir descalzo porque al regreso toca subir una veintena de gradas y caminar hasta la oficina de la empresa que hayas contratado, para devolver los equipos de seguridad usados.