Enfermero Joel Urbina

Enfermero Joel Urbina Enfermero de Profesión 👨‍⚕️ y Comediante de Corazón 🫶🏻
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La última vez que vi a mi papá… fue por una videollamada…Yo quería correr al hospital. Abrazarlo. Sostenerle la mano com...
06/05/2025

La última vez que vi a mi papá… fue por una videollamada…

Yo quería correr al hospital. Abrazarlo. Sostenerle la mano como él lo hizo tantas veces cuando era niña.
Pero el COVID no perdonaba. No dejaron entrar a nadie.

Una enfermera —con el alma rota y la cara marcada por la mascarilla— me prestó su celular.

“Papá… estoy aquí. Aunque no pueda tocarte, te siento.”

Él apenas podía hablar, pero me miró. Lloró. Y asintió, como si me perdonara por no estar ahí.

Murió minutos después.

Y yo me quedé con el alma llena de palabras que no pudieron salir.

Me enamoré de un doctor… y terminé curándome a mí misma.Era de esos que miran como si leyeran el alma.Decía que admiraba...
06/05/2025

Me enamoré de un doctor… y terminé curándome a mí misma.

Era de esos que miran como si leyeran el alma.
Decía que admiraba mi entrega, que yo tenía algo “diferente”.

Y yo, con mi corazĂłn de guardia permanente, creĂ­.
Le llevaba café. Le cubría turnos. Le prestaba mis apuntes… y mi tiempo.

Hasta que supe la verdad.
No era la Ăşnica.

Mientras yo cuidaba pacientes, él jugaba a ser sincero.

Lloré detrás del biombo, respiré hondo y volví a entrar en esa habitación.
Porque una enfermera puede estar rota… pero nunca deja de cuidar.

Ser enfermero es…
05/05/2025

Ser enfermero es…

Lloró al verme con cubrebocas… porque pensó que era su hija…Tenía Alzheimer.Apenas hablaba.No recordaba su nombre… pero ...
05/05/2025

Lloró al verme con cubrebocas… porque pensó que era su hija…

TenĂ­a Alzheimer.
Apenas hablaba.
No recordaba su nombre… pero sí el de su hija: Claudia.

Cada dĂ­a preguntaba por ella.
Cada noche lloraba por ella.
Pero nadie venĂ­a.

Hasta que un dĂ­a, mientras yo le ajustaba la mascarilla de oxĂ­geno, me mirĂł a los ojos y dijo:

“Claudia… ¡viniste!”

Se le salieron las lágrimas.
Me tomĂł la mano con fuerza.
Y me abrazó tan fuerte… que mi uniforme tembló.

Quise corregirla.
Quise decirle que no era su hija.
Pero luego pensé:
¿Y si por un instante… sí lo soy?

AsĂ­ que le respondĂ­:
“Estoy aquí, mamá. No me voy a ir.”

Y en ese momento…
no fui enfermera.
Fui consuelo.
Fui memoria.
Fui hogar.

Un niño preguntó si iba a morir… y no supe qué responderle…Tenía 7 años.Un cuerpo pequeño, frágil, lleno de moretones po...
05/05/2025

Un niño preguntó si iba a morir… y no supe qué responderle…

Tenía 7 años.
Un cuerpo pequeño, frágil, lleno de moretones por la leucemia.
Una sonrisa tĂ­mida, y unos ojos que sabĂ­an demasiado para su edad.

Esa noche no habĂ­a familia cerca.
Solo él, yo… y un monitor marcando cada segundo.

Me senté a su lado para cambiarle el suero.
Y de pronto, con la voz más bajita del mundo, me dijo:

”¿Me voy a morir hoy?”

Tragué saliva.
Mis manos temblaron.
Y por primera vez, no supe qué decir.

No podĂ­a mentirle.
Tampoco podĂ­a decirle la verdad.

AsĂ­ que solo le respondĂ­:
“No hoy… hoy te voy a leer un cuento.”

Y asĂ­ fue.
Esa noche, entre cables, miedo y medicina…
Le leĂ­ El Principito hasta que se quedĂł dormido.

El paciente se murió… y después lo culparon a élEl monitor sonó.Todos corrimos.Intentamos todo… compresiones, adrenalina...
05/05/2025

El paciente se murió… y después lo culparon a él

El monitor sonĂł.
Todos corrimos.
Intentamos todo… compresiones, adrenalina, oxígeno…
Pero no volviĂł.

Y cuando todo acabĂł, alguien preguntĂł:
“¿Quién estaba a cargo?”

Y ahĂ­ me miraron.
Como si yo hubiera fallado.
Como si mis 12 horas sin parar, mis 4 pacientes crĂ­ticos y mi vejiga llena fueran excusas.

Pero yo estuve.
Yo vi que el médico no pasó ronda.
Yo pedĂ­ ayuda tres veces.
Yo avisé que estaba desaturando.

Y cuando se murió…
no fue el sistema, ni la sobrecarga, ni la negligencia ajena.
Fui yo. Porque era más fácil culpar al que no podía defenderse.

El médico se equivocó… y yo lo sabíaLo vi.Lo escuché.Y lo sentí en el estómago como un golpe seco.El médico ordenó 10 mg...
05/05/2025

El médico se equivocó… y yo lo sabía

Lo vi.
Lo escuché.
Y lo sentĂ­ en el estĂłmago como un golpe seco.

El médico ordenó 10 mg IV.
Yo sabĂ­a que eran 1 mg.
Pero el tono fue tajante:
”¿Qué parte no entiendes? Haz lo que te digo.”

Y lo hice…
Temblando. Dudando.
Minutos después, el paciente convulsionó.

No dormĂ­ en dĂ­as.
No por miedo…
Sino por rabia. Porque yo lo sabĂ­a.
Porque yo lo pude evitar.
Porque a veces, aunque veamos el iceberg, nos obligan a seguir remando.

Le retiré las vendas… y vi las marcas de golpes…Era solo una curación de rutina.Una herida quirúrgica.Nada fuera de lo n...
04/05/2025

Le retiré las vendas… y vi las marcas de golpes…

Era solo una curaciĂłn de rutina.
Una herida quirĂşrgica.
Nada fuera de lo normal.

Pero cuando retiré las compresas…
…vi algo más.
Moretones viejos.
Marcas en los brazos, en los muslos.
Silencios en los ojos.

Ella bajĂł la mirada.
Yo la miré fijo.
No dije nada. Solo le tomé la mano.

”¿Quiere que avise a alguien?”
Ella negĂł con la cabeza. Y murmurĂł:
“Ya casi se le pasa, es solo cuando bebe”

Ese día entendí que no todas las heridas están en los reportes.
Algunas se esconden debajo de la piel…
…y otras, detrás del miedo.

Una enfermera distraída puede matar sin querer…Así de simple.Por eso no nos enseñan solo a inyectar o tomar signos…Nos e...
04/05/2025

Una enfermera distraída puede matar sin querer…

AsĂ­ de simple.

Por eso no nos enseñan solo a inyectar o tomar signos…

Nos enseñan a tener 10 ojos, 10 alarmas mentales, y 10 correctos que jamás deben fallar.

Porque no se trata de dar un medicamento…

Se trata de dárselo al paciente correcto, en la dosis correcta, a la hora correcta…
…y si uno de esos falla, todo puede cambiar.

Esto no es un checklist cualquiera.
Es un escudo contra errores.
Es la diferencia entre que un paciente mejore… o no despierte.

Eran las 3:47 a.m. cuando escuché su llanto…No era un paciente.Era el esposo de una paciente que acababa de fallecer.Lle...
04/05/2025

Eran las 3:47 a.m. cuando escuché su llanto…

No era un paciente.

Era el esposo de una paciente que acababa de fallecer.

Llevaban 52 años juntos.

Él la cuidaba todos los días, incluso en el hospital. Le leía cuentos, le peinaba el cabello con sus manos temblorosas, y me pedía que la pusiera “bonita” cada mañana porque “ella siempre fue una dama”.

Esa madrugada, ella se fue.

Y él…

…él me abrazó como si yo fuera su única familia.
No dijo mucho. Solo: “Gracias por cuidarla cuando yo ya no podía.”

Me quedé sentada con él en silencio.
Nadie nos enseña eso en la universidad: cómo sostener el corazón de alguien sin decir una palabra.

“Mamá, ¿vas a venir mañana?”, le había preguntado el mayor por videollamada antes de dormir.Ella respondió que sí, con u...
03/05/2025

“Mamá, ¿vas a venir mañana?”, le había preguntado el mayor por videollamada antes de dormir.

Ella respondiĂł que sĂ­, con una sonrisa que le temblaba.

Pero sabĂ­a que no.

Tenía doble turno. Llevaba 13 horas de pie. Y aún faltaban cinco más.

Mientras otros dormĂ­an, ella limpiaba vĂłmitos, cambiaba sueros, calmaba temblores ajenos. A cada paciente lo llamaba por su nombre, aunque ya casi olvidaba el sonido de las voces de sus propios hijos.

No era que no los amara.

Era que tenía que elegir entre estar con ellos… o cuidar a los hijos de otras madres que no podían hacerlo.

Esa noche, una paciente le tomĂł la mano y le dijo:
“Gracias por no irte.”

Ella sonrió. Pero por dentro, se rompió un poco más.

Porque ser enfermera, a veces, es consolar a un extraño… mientras tu propio hijo te espera para que le leas un cuento que no vas a poder contarle esta noche.

Personas llegan tarde al hospital por pensar que era “gases”, “colitis”, o “algo que comí”.Lo que no saben es que la ape...
03/05/2025

Personas llegan tarde al hospital por pensar que era “gases”, “colitis”, o “algo que comí”.

Lo que no saben es que la apendicitis puede perforarse en menos de 24 horas. Y cuando eso pasa, ya no hablamos de un simple dolor: hablamos de riesgo de muerte.

¿Y sabes qué es lo más grave?

Muchos pacientes llegan en la fase gangrenosa o perforada, porque nadie les enseñó a reconocer las señales.

La ignorancia también mata.

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