01/08/2025
¿La Corte Interamericana es solo para crímenes de lesa humanidad?
No. También es para los ciudadanos comunes que hemos sido ignorados, silenciados y desamparados por un sistema judicial que protege a sus propios funcionarios antes que a la verdad.
Desde el año 2014 vengo denunciando la venta ilegal del terreno El Pocito, realizada con el uso de documentos falsificados por terceros (sentencia firme) . La propia Contraloría General de la República confirmó —por escrito— que se pagó solo la mitad del impuesto predial correspondiente. Esa prueba era clave.
Sin embargo, la fiscal provincial decidió archivar la denuncia, ignorando por completo esos oficios. Y peor aún: en su informe de descargo ante la Fiscalía Suprema, admite expresamente que no los valoró. ¿Puede haber mayor descaro que una confesión tan clara? Pues sí: la absolvieron.
Después de un largo camino, las autoridades finalmente responden: “sí, las fiscales valoraron una información sobre otra sin explicar por qué”. Pero —y aquí la ironía— eso lo reducen a una simple "falta administrativa". No lo ven como una violación de derechos.
📌 ¿Y la debida motivación de toda resolución fiscal o judicial?
Eso es un derecho constitucional. Lo establece el artículo 139.5 de nuestra Constitución. No es un lujo ni un detalle técnico: es la base del derecho a la justicia.
Por eso, sí creo que mi caso puede llegar a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Porque cuando el Estado —a través de todos sus niveles— falla sistemáticamente en garantizar justicia, la última esperanza está en el sistema internacional de derechos humanos.
Y no lo digo solo por mí. Lo digo por todas las personas que se enfrentan a un sistema que prefiere blindar a sus funcionarios antes que corregir una injusticia. Cuando alguien logra una sentencia justa en la Corte Interamericana, la sentimos como propia. Porque detrás de cada historia así, hay un guerrero o una guerrera incansable.
Justamente esa disposición de archivo es hoy mi fuente de energía, mi mayor lección. No es venganza: son ansias de justicia. Porque la justicia no es un favor, es un derecho.
Y porque el silencio de un Estado nunca podrá ser más fuerte que la verdad de los hechos. Corte Superior de Justicia de Cañete, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Tribunal Constitucional del Perú, Junta Nacional de Justicia