24/04/2025
"El Lobo que Aprendió a Amar"
Nadie en el bosque hablaba de lo que vio esa noche. Los árboles susurraban, el viento callaba… pero yo lo vi. Vi a Caperucita Roja besando al lobo. No por miedo. No por magia. Sino por deseo.
Él no era el monstruo de los cuentos, sino un alma condenada a la soledad. Antaño hombre, convertido en bestia por una maldición que solo el amor verdadero podría romper. Ella, la niña que un día escapó del lobo, ahora era una mujer que había regresado al bosque buscando algo que ni ella sabía nombrar. Ya no llevaba una cesta, sino una decisión.
—¿Me temes? —gruñó él, con voz áspera pero rota.
—No —susurró ella, acercándose hasta que su aliento chocó con los colmillos del lobo—. Me recuerdas lo que soy cuando no tengo miedo.
El lobo, acostumbrado al rechazo, no supo cómo reaccionar. Su garra rozó su cintura como si temiera que el contacto rompiera el hechizo… o su propia voluntad. Ella, en cambio, alzó el rostro sin temor, con labios rojos como la sangre que una vez prometieron matarlo.
Y lo besó.
El mundo no cambió. No hubo rayos, ni transformaciones. Solo un suspiro… el de él, que por primera vez no fue un aullido de hambre, sino de alivio. El bosque contuvo el aliento.
Quizá, en algún rincón olvidado de los cuentos, hay espacio para una historia donde la bestia no muere… sino que aprende a amar.