19/06/2024
REFLEXIÓN
En momentos difíciles, es común sentir que nuestras fuerzas flaquean y que estamos solos en nuestras luchas. Sin embargo, la Biblia nos ofrece consuelo y esperanza, recordándonos que no estamos solos y que Dios siempre está a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y guiarnos.El Salmo 34:17-18 nos dice: "Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias. Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu." Este pasaje nos asegura que Dios escucha nuestras súplicas y está cerca de nosotros, especialmente cuando nos sentimos abatidos y con el corazón roto. Su presencia es una fuente constante de consuelo y ayuda.Asimismo, en Isaías 41:10, encontramos un poderoso mensaje de aliento: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia." Estas palabras nos recuerdan que no debemos temer ni desanimarnos, porque Dios es nuestro sostén y fortaleza. Él promete ayudarnos y sustentarnos en cada paso del camino, sin importar cuán difíciles sean las circunstancias.En el Nuevo Testamento, Jesús nos ofrece descanso y alivio en Mateo 11:28-30: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga." Jesús nos invita a acudir a Él en busca de alivio y paz, prometiéndonos que encontraremos descanso para nuestras almas cuando confiamos en Él.Finalmente, recordemos las palabras de Filipenses 4:6-7: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús." Al presentar nuestras preocupaciones y desánimos a Dios en oración, recibimos una paz que trasciende cualquier comprensión humana, guardando nuestros corazones y mentes en Cristo.En conclusión, cuando el desánimo nos invade, podemos encontrar esperanza y fortaleza en las promesas de Dios. Él está con nosotros, nos escucha, nos ayuda y nos ofrece descanso. Que estas verdades bíblicas nos impulsen a seguir adelante con confianza y fe, sabiendo que en Dios encontramos nuestro refugio y fortaleza.